Parte 6

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Él usaba jeans y una playera, se notaba que estaba más limpio que yo. Se acercó a mí.

Lo observé un poco más, y acabó en lo que ambos no estábamos esperando: Un nuevo principio, sellado con un beso simple y casto.

Me alejé un poco, y lo miré a los ojos.

-Si me besas otra vez, es porque tendremos algo estable y no casual -dijo con algo de seriedad.

Diablos, iba a comenzar mi soltería salvaje ayer, y el mismo día ya había tenido como cincuenta citas express con el mismo chico... y al día siguiente ya estaba concretando algo. Pero después de todas esas citas express, conocí a Joe más de lo que conocí a Ed, y era mucho más prometedor, porque al menos reía con muchísima frecuencia, y me causaba una paz impagable.

Y decidí besarlo otra vez, y otra, y otra, y otra. Él me levantó del piso en un abrazo, y se me quedó viendo.

-¿Qué? -pregunté.

-Eres realmente hermosa, Lauren Rosebell.

-Lori -le corregí.

-Lori. Aunque me encanta el nombre Lauren.

-¿Podrías prestarme tu ducha? -le pregunté.

-Claro que sí, ven conmigo -dijo.

Me bajó, y me llevó al baño de su habitación. No me fijé en la enorme y lujosa ducha que él tenía. Él abrió la llave por mi.

-Si quieres puedes... darme tu ropa interior y puedo ponerla a lavar -dijo.

-Gracias.

Y me la quité frente a él, y la dejé caer un poco más allá. Si no rompía la barrera del pudor ahora, quizás no podría hacerlo. Con Ed fue bastante difícil, no quería que fuera lo mismo con Joe.

Lo que siguió fue él, quitándose la playera que usaba, y los jeans, en cuestión de segundos, igualmente sus zapatos y ropa interior... como si estuviera haciendo carreras con alguien.

Y entramos juntos a la ducha.

No sé cuánto tiempo habremos estado ahí besándonos y acariciándonos, pero si de algo estaba segura era que no me había lavado el cabello y que él trabajaba su cuerpo haciendo ejercicio.

Y así fue como acabó levantándome del piso y rodeé sus caderas con mis piernas mientras seguíamos besándonos. Se sentía algo irreal, pero se sentía bien al mismo tiempo, se sentía intenso y cercano.

De pronto, comenzamos a ponernos algo candentes, y comenzamos a tener sexo contra el muro, mientras él me levantaba como si fuera una pluma, y me besaba todo lo que podía. Y la ducha se cerró. Joe me llevaba caminando hacia su cama.

Una vez en la cama, él se deslizó dentro de mí, me quejé de manera leve. No importaba cómo de intenso fuera, se sentía muy bien. Él sólo quería que yo estuviera cómoda, pero de todas formas, se sentía como si lo hiciéramos por milésima vez. Y luego lo detuve. Me subí sobre él, e intenté rozarlo tanto como me fuera posible. Él se quejaba entre dientes, y recorría mi cintura con sus manos.

Y de pronto ambos estábamos de pie, apoyados en su cama. Él sostenía mi cabello con cuidado mientras estaba atrás de mí, nuestros cuerpos chocando sonaban increíblemente bien, y yo estaba cerca de llegar a un orgasmo cuando él comenzó a tocarme con su otra mano entre mis piernas. En cuestión de segundo me desvanecí un poco, mientras mi sistema nervioso colapsaba por el placer.

Él, poco después se separó de mí, y volvió a acomodarme de frente a él. Los besos siguieron, las caricias, y la intensidad, y de pronto, él tuvo su turno, y llegó a su propio orgasmo, esparciendo sus fluidos en mi abdomen, mientras gemía.

Te amo, Lauren RosebellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora