Y fuimos a la boda de su primo. La ceremonia fue bastante aburrida.
En la recepción, la gente brindó, luego los novios bailaron vals, y nos fuimos a la mesa que nos correspondía. Algunas personas le pedían fotos a Joe, e intentaban quitármelo, pero él de alguna u otra forma, lograba agarrarme y pegarme a él.
En la mesa había dos asientos sin ocupar. Sus entradas estaban llamándome a que las comiera, como devoré la mía.
-Llegó la hora de comer -dijo Joe, para despachar a la gente que le hablaba-, los veré más tarde.
Y entendieron la indirecta directa.
-¿Te ha gustado? Tenía maíz de cóctel -dijo, algo asqueado.
-¿No te gustan? -le pregunté.
-Para nada.
-Puedes dármelos si quieres -le dije.
Me sonrió, y me los extendió. Y finalmente, mientras comíamos tranquilos, vimos que las personas se volteaban a mirar. No pude evitar hacerlo también. Una chica morena se acercaba, de la mano con un tipo de piel oscura. Se sentaron frente a Joe y a mí, Joe se puso incómodo.
-¿Osito, eres tú? -le preguntó ella, sorprendida.
Ella fue hasta nosotros, se colocó entre Joe y yo.
-¡No pensé que vendrías! -dijo, con una gran sonrisa.
-Es la boda de mi primo, ¿por qué no vendría? Kiara, ¿puedes volver a tu asiento?
-Sólo quiero ponerme al día.
Lo hacía con tono burlesco.
-Hey, disculpa -dije, molesta.
Ella se volteó a verme. Me miró como si fuera un insecto.
-¿Y tú eres...?
-Mi novia -dijo Joe.
-¿Ya me has olvidado? -le preguntó, más burlesca.
Y volvió a mirarme, con algo de desprecio.
-¿Tienes algún problema? -me preguntó.
-Claro que sí, tu enorme trasero está tocándome, y estoy comiendo... que mal educada -dije, haciendo un desprecio como el suyo. Aprendí a hacer desprecios imitando a Kate.
-Este trasero vale oro, querida, es una bendición el que te toque.
-¿Vale oro por las inyecciones de grasa que le han puesto? -pregunté, bebido vino.
Ella me miró con odio.
-Joe, no puedo creer que hayas salido con una chica tan vulgar -dije.
Joe se rió.
-¿Vulgar? ¿Y tú quién te crees que eres? -preguntó ella, algo indignada.
-Ay, perdón por mis feos modales, es que me estaba igualando. Soy Lauren Rosebell, ¿Y tú eres...?
Sabía perfectamente quién era, pero sabía cuánto ego tenía.
-¿Disculpa? -preguntó.
Sí que estaba molestándola.
-Todo el mundo aquí sabe mi nombre -dijo-, ¿En qué planeta vives, perra?
Arqueé las cejas.
-Joe, ¿Debería conocerla? Digo, trabajo en publicidad, y si no te conozco es porque no eres... ya sabes... alguien -dije.
Joe se encogió de hombros.
-¿Quieres una golpiza? -preguntó.
-Ay, por favor, no... si por accidente chocas conmigo, podría reventar tus implantes de silicón, y puedes envenenarte, nena -dije-. Aunque apuesto a que el circo donde trabajas te haría la estrella del show si apareces con sólo un implante.
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Te amo, Lauren Rosebell
RomantikLa desgracia le trae a Lauren un cambio totalmente radical, y el amor la salvará, pero... ¿Cómo?