Ya había pasado casi una semana desde que mi abuela se había ido. Tenía una sensación extraña en el cuerpo. Ya llevaba un cuarto de hora dando vueltas en la cama sin dormir, eran las seis de la mañana.
Me levanté. Aún no sabía bien dónde estaban las cosas en el apartamento de Joe, así que revisaba en los muebles a ver dónde rayos él guardaba las tazas y las cucharas. Me quedé pensando bien en qué me causaba esa sensación, pero no lograba entenderlo. Preparé café en la máquina de Joe. Iba a despertarse en cualquier momento.
Cuando lo hizo, se levantó, y caminó a rastras a la cocina.
-Lauren Rosebell, es muy temprano para que bebas café.
-Vuelve a la cama -le dije-, yo volveré pronto.
Me dio un beso, y volvió. El amanecer estaba algo oscuro, de seguro iba a estar nublado.
Volví a la cama, y desperté rato después. Joe revisaba sus redes sociales.
Le acaricié el brazo cuando logré despegar los ojos.
-Buenos días -dijo.
-Buenos días.
-¿Cómo estás? -preguntó.
-Bien.
-¿Algo que quieras... compartir con tu servidor?
-No, en realidad -dije, algo extrañada.
-Pues, me has dado una charla mientras dormías. ¿Por qué te sientes incómoda? ¿Lo averiguaste ya?
Suspiré.
-No sé si lo que hice está bien. ¿Sabes algo de Ed y Kate?
-Los padres de Kate siguen en su casa. Kate aún no les ha dicho que está embarazada, ni a los padres de Ed.
Suspiré.
-Apuesto a que están quedándose calvos de los nervios -dije, con algo de seriedad.
-Algo así. Pensaba en ir a verlos hoy.
Suspiré.
-¿Quieres ir?
Asentí.
Joe le escribió a Ed, Ed dijo que sí. Luego de almorzar, fuimos a la casa que Ed y Kate compartían. Era bonita, parecía de ensueño. Kate abrió la puerta, se veía enferma, y algo molesta.
-Que feliz te ves, Kate Rosebell -le dije, con ironía.
-Ya verás por qué -dijo, dejándonos entrar.
Y nos encontramos al papá de Kate en el sillón que debía ser de Ed, cambiando los canales de la televisión una y otra vez, pese a que eran sólo trece. Mi tía Olga hablaba sin parar sobre odiar el color cielo que tenía la sala de estar.
-Debería ser blanco, querida -dijo al final.
Reí al verla.
-¿Qué te causa tanta risa, alimaña? -me preguntó ella, quien obviamente estaba molesta conmigo.
-Que como mi abuela ya no está, está molestando a quien está más cerca -dije-, es todo un show, debería trabajar en televisión.
Ella me mostró una gran cara de disgusto.
-No eres bienvenida aquí -dijo ella.
-Sí es bienvenida aquí, mamá -dijo Kate.
Mi tía la miró mal.
-No me contradigas frente a ella.
Kate me miró, se notaba que estaba harta.
Edward salió de la cocina, estaba claro que estaba cocinando.
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Te amo, Lauren Rosebell
Storie d'amoreLa desgracia le trae a Lauren un cambio totalmente radical, y el amor la salvará, pero... ¿Cómo?