aParte 16

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Volví a mi aturdidor trabajo, luego de una semana de descanso emocional y reflexión, y por supuesto, Joe. Tenía algo de trabajo acumulado, pero aún estaba a tiempo con mis entregas, así que cuando llegué, trabajé y estrujé a cualquier ser humano que trabajara en la agencia, complementando mi trabajo. Tuve un montón de juntas, e incluso, me quedé después de mi jornada, para adelantar con lo que más pudiera.

Llamé a Joe antes de su programa.

-Hola -dijo.

-¿Cómo estás? -le pregunté.

-Bien, pensaba en llamarte, ¿Cómo ha estado la vuelta por el trabajo?

-Aún estoy aquí, revisando cosas... pero, tengo mi televisor listo para verte.

-Hoy es una receta aburrida, pero puedes verme todo lo que quieras, nena, yo miraré la cámara para hacerte sentir observada.

Reí.

-Pensaba en darte la noche libre, apuesto a que necesitas descansar -dijo.

-Cierto. Me encantaría verte, pero siento que apenas toque una superficie blanda, me dormiré como un tronco.

-Lo imaginé, así que, me encargaré de darte un respiro.

-Gracias, lo aprecio demasiado -dije.

-Debo irme, preciosa.

-Te quiero -le dije, por fin.

-Y yo a ti, no lo olvides.

Y esperé a que comenzara el programa.

-El día de hoy, haremos una receta especial para días festivos, pastelillos rellenos.

Y básicamente, era hacer cupcakes con mensajes o dulces, de un chocolate que parecía derretirse. Estuve babeando prácticamente hasta el final de la receta, cuando alguien golpeó la puerta de vidrio de mi oficina. No reconocía a la persona, pero traía una gran caja en sus manos. Le abrí.

-Hola, soy Hayley, la asistente de Joe -dijo.

Era una chica de unos dieciocho años, llevaba un auricular en la oreja.

-Él me ha pedido que te entregue esto, espero que lo disfrutes, adiós -sonrió.

Lo dejó en mis manos, y se fue rápido.

Lo dejé en mi escritorio y lo abrí. Lo primer que había en la caja, era una cajita bonita, con seis cupcakes de los que Joe había hecho en la televisión. Tomé el primero, y me saqué el maldito antojo que me había buscado, viendo su show. Me topé con el mensaje.

"Te hice la cena, los cupcakes estarán frescos por tres días. J.".

Que felicidad.

Saqué esa caja de la caja que Hayley me había dado, habían contenedores desechables con comida preparada. Qué felicidad más grande tenía en ese momento.

Al final, me fui a casa. Estaba nublado, iba a llover. Una vez en casa, me preocupé de cenar, y luego fui directo a la cama.

Al día siguiente, desperté, por supuesto, que mucho antes que mi alarma. Nuevamente, vi el amanecer, mientras adelantaba con trabajo, y preparaba mi desayuno. Aún llovía. Comí otro cupcake. Tenía otro mensaje.

"Te quiero. J.".

Y así fue como tuve una cara de babosa enamorada por el resto de la mañana. Me fui a trabajar antes, pese a que entraba a las nueve y media. Llegué a las ocho, cosa que nadie se esperaba al parecer, pero me hizo bien. Definitivamente, avancé hasta quedar al día con el trabajo que me había perdido por una semana, y entregué mis pendientes apenas estuvieron listos y revisados a mi jefe.

Te amo, Lauren RosebellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora