Capítulo 17

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Estaba cansada de dormir. La mayoría del tiempo flotando en la oscuridad, divagando entre recuerdos de hechos anteriores que la transportaban en dolorosos sueños.

Ese momento no fue la excepción. Selina estaba parada en medio de la biblioteca y Jeremiah delante suyo, colocando el arma de fuego contra su cuerpo. 

Lo único que podía hacer era mirar con sus intensos ojos verdes hacía el arma, conociendo perfectamente su destino.

Cerró sus ojos con fuerza y escuchó el sonido del disparo que la llevaría a su situación física actual. 

Cada vez que tenía esa pesadilla, tenía la sensación de estar ahogándose con su propia respiración, ese sueño no fue la excepción. Se enderezó rápido con el corazón acelerado y la respiración entrecortada. Cómo en otras ocasiones, su primera reacción era llevar ambas manos hasta su cuerpo para verificar que la herida estaba sanada y nada de lo anterior había sido real. Selina intentó sentirlo, pero sus manos no se lo permitieron.

Miro hacía ambos lados. Sus muñecas se encontraban sujetas. Dos cuerdas de cuero se envolvían entre su piel y se adhieren a la base de la cama. 

Intentó con todas sus fuerzas arrancarlas, empujó hacía arriba con fuerza con la esperanza de que se rompiera o aflojara, pero fue inútil. Su piel solo se volvío roja, un ardor comenzó a nacer y la frustración aumentó rápidamente al ser presa.

—Son resistentes—habló en voz baja. 

Selina giró su cabeza a la dirección de su voz. Bruce se deslizó del pasillo al interior de su habitación y se recargó a un lado de la puerta, tenía un café en sus manos y una mirada cansada en su rostro.

—¡Quítamelas!—ordenó furiosa.

—No—dijo Bruce fríamente, dirigiéndose a su dirección.

Tomó asiento en la cama y la miró en silencio por unos largos y eternos minutos. Selina podía distinguir entre ese color azul, enojo e irá contenida, lo cual no era ninguna sorpresa. Sabía que lo que intento hacer estuvo mal, pero no sé disculparía por intentar escapar de esa realidad.

—¿No?—preguntó con incredulidad—Vamos, Wayne—ánimo—Suéltame.

El no respondió, solo llevó el vaso de café a sus labios y bebió del contenido con calma, aumentando su coraje y desesperación.

Selina no lo pensó, solo estiró la mano lo más que pudo y con las puntas de los dedos derramó el vaso de café sobre Bruce.

Él se levantó de un salto, mirándola sorprendido. Ella no se sintió ni un poco culpable cuando Bruce limpio su rostro con su antebrazo.

—¡Suéltame!—gritó furiosa al ver como terminaba de limpiarse y solo permanecía quieto en su lugar.

—No—volvió a responder.

—¿No?.

—No voy a dejar que te lastimes, tal y como quisiste hacer ayer—dijo Bruce igualmente molesto. Ambos habían creado un ambiente tenso e insoportable en la habitación, por razones diferentes—Creí que estabas bien, ¿Por qué lo hiciste?, ¿Por qué siquiera pasó esa idea por tu rizada cabeza?

Estaba clara su furia. No tenía que aumentar ni un poco más su nivel de voz, para que Selina recordará todas esas peleas que tuvieron cuando le reprochaba como ganaba su vida a diario, robando a los ciudadanos descuidados de Gotham.

—¡Porque me odió!.  

—No es cierto.

—Si lo es. No puedo seguir, Bruce. ¿Cómo creés qué voy a estar bien si no puedo caminar?—preguntó Selina, pero Bruce no respondió—No hay ninguna forma de que lo esté, si sigo así, si sigo aquí—señaló la cama.  

Dime Qué Se Vuelve Más Fácil - Selina y Bruce (Batcat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora