Dime Qué Se Vuelve Más Fácil - Selina y Bruce (Batcat)

Capítulo 23

Esto no podía estar pasando. No luego de todo lo que vivieron juntos en los últimos años. No después de por fin lograron detener a Jeremahia y Bane.

Selina hizo el mayor esfuerzo por alcanzarlo, una vez que la oficial Harper le entregó su estúpida carta en la estación de la GCPD. Pero fue inútil. Cuándo llegó al aeropuerto de Gotham vio cómo el avión de Wayne volaba entre las nubes de un cielo gris hasta desaparecer.

No lloro. Solo dio media vuelta y siguió el mismo camino que la llevó hasta ahí.

La primera hora estuvo vagando por la ciudad, abrazándose así misma mientras repetía una y otra vez las palabras que Bruce le dijo cuándo estuvieron en la escalera esa mañana, luego de la celebración llevada en la estación.

Gotham se estaba reincorporando al mundo exterior. El poder del gobierno se presentaba por fin con la intención de intervenir sobre el desastre de los últimos meses.

Selina se sintió agotada mientras caminaba. No podía creer todavía como Bruce la había abandonado. De pronto sus pies se detuvieron frente a un parque, inmediatamente recordó a su amiga Ivvy. Por un instante pensó abrir las puertas del lugar para ver si se encontraba la chica que volvió a otorgarle la oportunidad de caminar.

No lograba entender porque todos las personas en las que confiaba y amaba la dejaban. Primero había sido su madre cuándo era solo una niña, luego continuó con su amiga Ivvy y su loco poder de las plantas, Tabi quién había muerto por venganza y finalizó con Bruce huyendo lejos de ella.

Selina dio media vuelta y se alejo al segundo lugar seguro que conocía. En menos de una hora ingresó al club Sirens. El lugar mostraba su peor imagen en ese momento con botellas de alcohol tiradas en el suelo, ventanas rotas, mesas ladeadas y cortinas tiradas.

En el fondo, detrás de la barra, Selina localizó a Barbara dándole la espalda. La chica rubia estaba arriba de un banco intentando alcanzar la única botella que parecía intacta del roce de una bala. Selina sólo la contempló en silencio mientras Barbara la atraía con triunfo hasta el pecho.

Bárbara bajó del banco con botella en mano. Se giró y la vio sorprendida.

—Selina, ¿Qué haces aquí?—preguntó dejando la botella en la barra, rodeando y caminando entre las mesas para acercarse a ella.

—No se si lo recuerdas, pero este también es mi club. Solo quería ver en que estado se encontraba—mintió.

La verdad era que no tenía interés en el lugar, mucho menos quería saber que tanto trabajo traería volver a levantar el club. Pero parecía que Barbara sabía eso. Y Selina no pudo evitar preguntarse como se escuchaba o veía en ese momento frente a su socia.

—¿Que sucede, Selina?, ¿Estas bien?—preguntó con evidente preocupación cuando llegó hasta ella.

Selina intentó mirar cualquier punto del lugar, menos a ella. Enfocarse desde la ventana rota que dejaba ingresar la luz de la luna, hasta la fotografía de la inauguración que se encontraba tirada en la esquina.

—No. No lo estoy—respondió enfocándose por fin en Barbara.

—¿Qué pasó querida?.

—Podrías decirme por favor, ¿Qué está mal conmigo?. ¿Por qué todas las personas que apoyó, en las que confío y quiero, me abandonan?.

Bárbara se quedó en silencio. Y ella solo deseó una respuesta. Durante horas completas se había cuestionado así misma esas preguntas, tratando de entender que hacía mal para alejar a las personas. Por más que intentaba entenderlo, no lograba localizar cuál era el problema con ella.