—¿Vas a salir esta noche?—preguntó Selina.
Bruce se movió en la silla giratoria, mirando como Selina caminaba a su dirección, con una taza humeante de café en su mano derecha.
—Si.
Ella lo miró detenidamente por un largo momento y Bruce de pronto se sintió bajo el ojo de una lupa, siendo analizado hasta en el más mínimo detalle. Cuando estaba listo para preguntar que sucedía, Selina se movió.
—Mañana a las nueve es la obra escolar de Helena—recordó Selina, saltando con un suave movimiento al escritorio.
—Lo se—dijo Bruce no olvidándolo.
Últimamente tenía múltiples compromisos y estos parecían ir en aumentó con cada hora que transcurría. Tal y como el día de mañana en donde tenía la obra de su pequeña hija Helena, una junta de asociaciones con la empresa Wayne y una cena con dos inversionistas, concluyendo en la noche con su deber de vigilante.
—Bien. Solo quería recordártelo, por si al caso—dijo Selina ofreciéndole la taza—Esto te ayudará a mantenerte despierto, pienso que lo puedes necesitar.
El lo tomó gustoso entre sus manos, sintiendo un reconfortante calor. Era apenas jueves y llevaba toda una acelerada semana. El lunes había sido relativamente tranquilo, solo ayudó a detener a dos asaltantes que intentaron robar el banco Central. Después de ahí, los días fueron tomando más velocidad, al igual que la ola de delincuencia que parecía haber sido de pronto suelta en las calles de Gotham.
—Me gusta más este sobrenombre que te han dado.
Bruce dejo la taza vacía de café en el escritorio y levanto la vista para observar a Selina, quién tenía el periódico abierto en sus manos. Sus ojos verdes moviéndose con detenimiento por cada línea escrita, sobre donde se relataba la principal noticia de ese día.
—¿Te gusta?—preguntó interesado por conocer su opinión.
Cuándo Bruce leyó horas atrás el periódico, sintió una extraña pero buena conexión con el nombre otorgado por los ciudadanos de Gotham, referente al símbolo y la identidad que había elegido.
—Si—respondió Selina cerrando el papel, lanzando hasta su regazo—Batman es mucho mejor que todos los nombres anteriores.
Bruce asintió estando de acuerdo. El nombre que se eligió, expresaba en sí todo lo que se había elegido para formar ese controversial personaje que salía por la noches ayudar a la policía de Gotham.
El podía recordar claramente como luego de terminar su entrenamiento a través de cinco intensos años, por fin se sintió preparado para salir a las oscuras calles de Gotham y luchar contra el crimen que volvían a nacer en las calles.
Dispuesto a comenzar el cambio que por tantos años anhelo, llegó el momento de no sólo preparar el traje que ocultaría su identidad como Bruce Wayne, sino también quién protegería a su familia.
Había sido un viernes cuándo se encontró descendiendo hacía la cueva que se ubicaba debajo de la mansión Wayne. Selina, Helena y Alfred se hallaban en ese entonces cenando en el comedor, mientras Bruce respondió lejos de ellos una llamada importante que tenía con Lucius.
—¿Crees poder ayudarme con esto?—preguntó Bruce cuándo terminó de explicar todo lo que necesitaba.
—Todavía no tengo muy claro para qué quieres todo eso, pero si, puedo ayudar—respondió Lucius—Mañana a primera hora comenzaré a trabajar en el equipo que solicitas.
—Gracias, Lucius—dijo Bruce—Solo te pido que esto quede entre nosotros.
—No te preocupes, seré discreto. ¿Algo más que necesites?.
—No, eso es todo. Mantenme informado de los avances, y si necesitas algo solo pídelo—Lucius estuvo de acuerdo y Bruce se despidió—Buenas noches.
Colgó y se mantuvo quieto por unos largos minutos, solo mirando fijamente una esquina de la cueva en donde sus ojos relucían en la oscuridad, con paso lento Bruce se fue acercando un poco más a la creatura nocturna que provocaba años atrás, un terrible miedo en él.
Hasta ese entonces sólo tenía un prototipo del traje que usaría, pero todavía le faltaba un símbolo. Durante noches completas había estado quebrando la cabeza en busca de algo, sin tener nada claro. Nada, hasta ese momento en que lo contempló en silencio.
—Selina—llamó la atención de su esposa quién miraba un punto fijo del techo de la cueva. Bruce miró por un instante sus manos antes de hablar con culpa—Lamento que no tengamos tanto tiempo para nosotros como antes.
Selina se giró con su intensa mirada verde posada sobre su rostro, regalando una suave pero amplia sonrisa que iluminaba y decorada su rostro.
—No te preocupes—dijo encogiendo de hombros, restándole un poco de importancia al asunto—Tal vez después podamos compensar todo el tiempo perdido.
—¿Alguna idea cercana para hacerlo?.
Era totalmente injusto. El la amaba con la misma intensidad que siempre, pero todas las actividades que estaba llevando a diario, hacía que el tiempo se viera acelerado. Hasta tal punto en donde a veces solo lograba intercambiar unas palabras con ella, o pasar unos minutos junto a su hija Helena. Todavía no podía encontrar un adecuado nivel para hacer buen uso de las horas que le deba el día y la noche.
—¿Tendrás espacio en tu apretada agenda, para una cita con tu esposa?—preguntó Selina con burla.
—Pará ti, seguro que si.
—Entonces este domingo a la siete. Yo organizare todo y tu solo tendrás que hacer presencia. Tu única tarea esa noche va a ser sentirme complacida y feliz, ¿Crees poder lograrlo?.
—Haré mi mejor esfuerzo—respondió Bruce.
Selina de pronto se levantó del escritorio, solo para sentarse en su regazo. Sus manos llendo hasta su negro cabello, acariciando de esa conocida forma de adelante hacía atrás cada mechón.
—Bien, esa es una promesa—dijo besando de manera rápida sus labios, mirando con sus intensos ojos verdes—Pero en serio, Bruce. No te preocupes, se que estas trabajando muy duro para mantener la ciudad que tanto ama Helena, y eso está más que bien para mí.
—Si. Pero es imposible a veces no sentirme culpable por no tener tanto tiempo con ustedes.
Hablo tan cerca de su piel que solo deseo poder cerrar el espacio de nuevo con sus labios.
—Oye, solo hay que organizar bien los tiempos. Mientras tanto me parece ver que en este momento no hay ninguna actividad que solicite tu atención—señaló Selina con suspicacia—¿Podemos hacer uso de este tiempo?.
El no respondió, solo la beso con urgencia. Disfrutando la sensación de sus labios contra los suyos, el sonido de su agitada respiración, pero sobre todo del contacto de su suave piel.
***
La semana normalmente ocurre con normalidad. El primer día es un desastre por el excesivo trabajo que hay en la compañía Wayne. El segundo, solo en parte es menos por el trabajo ya avanzado el lunes. El tercero es bastante tranquilo, hasta tal grado en donde pasa toda la tarde con Helena y Selina. El cuarto es el peor, con una ola masiva de asesinatos y la pesada investigación que hace. Y así continúa por el resto de la semana.
Bruce no sólo había entrenado en esos cinco años su técnica de defensa, sino que también estudiado una gran variedad de materias que le ayudaron como en esa noche. Permitiendo así salir de diversos problemas que se presentará.
Bruce miró de nuevo hacía abajo desde el alto edificio donde se encontraba, podía vislumbrar claramente como las luces de los vehículos de la GCPD llegaban a la escena de crimen.
La oscura y tranquilidad de la ciudad, se esparcía por las calles, luego de una intensa persecución. Bruce no estába más en modo de defensa, solo con pose relajada miraba como el capitán James Gordon bajaba de su automóvil y observaba con brazos cruzados a los hombres que colgaba del techo de la tienda de empeño.
Bruce al admirar desde la lejanía como los delincuentes apodado "Los hijos de la noche", colgaban de los pies atados a solo unos metros de la autoridad correspondiente que los haría pagar cada uno de sus delitos, provoca una gran satisfacción.
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Dime Qué Se Vuelve Más Fácil - Selina y Bruce (Batcat)
FanfictionBruce Wayne está decepcionado consigo mismo después de haber asesinado a Ra's al ghul, siente que perdió el camino de la luz y fallo a sus seres queridos. Mientras tanto Selina intenta ayudarlo, más todo tiene un límite. Parte 2 Del primer fanfic ti...