#17: Inexperiencia

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Al principio no entendieron la pregunta, aunque tras ver mi expresión no fue difícil deducir lo que les estaba solicitando. 

- Es un organismo desconocido, Nakahara-San, carecemos de la información suficiente como para determinar si está vivo o es un simple...

- Ustedes háganlo, si esa cosa tiene vida quiero que la dejen encerrada en un frasco, una caja, donde sea que no se escape y se mantenga consciente hasta que yo despierte de la anestesia. 

- Pero...

- He dicho- agravé la voz, incluso estando en bata, en una camilla, a punto de ser anestesiada y operada, supe imponerme- que lo dejen encerrado si resulta ser un bicho con vida.

- ¿No deberíamos estud...?

- Fue generado por el quirk de un villano hace ya tiempo, y ese usuario está muerto y enterrado, ¿van a seguir discutiéndome?

El médico encargado de la operación, las dos enfermeras y el anestesista se miraron entre ellos, todavía un poco reacios a dejar de lado su código profesional, aunque me bastó con soltar una pequeña expansión que sacudió todo el quirófano para que por fin se rindiesen. Tras prometer que así lo harían, que encerrarían al parásito en caso de que fuese un ser vivo, y de una sencilla intervención de la que desperté al cabo de una hora y poco, el inmenso sufrimiento de tener un bicho alojado en mi útero desapareció como si me hubiese curado de un resfriado eterno. 

Solo notaba los estragos de su presencia durante los periodos de cada mes, los cuales eran tan dolorosos que me daba la sensación de estar sintiendo un harakiri peor de lo que ya era en circunstancias normales, pero desde luego saber que ya no tenía nada ahí dentro me relajó sobremanera. Fuese resultado de un quirk o no, el culpable de mis insoportables menstruaciones y el culpable de mi miedo a no poder ser madre jamás seguía siendo ese parásito, que para mi fortuna sí que resultó ser una criatura consciente, un ser capaz de sentir y padecer, uno que según el equipo médico chilló como una vil rata cuando consiguieron soltar sus diminutos garfios de mis paredes uterinas. Con la precisión y el profesionalismo de aquellos que me habían atendido, no sufrí ni desgarros ni heridas más allá de unas leves irritaciones, bastante similares a una succión provocada por lampreas, y desde luego cuando vi a mi lado un frasco sellado con el parásito retorciéndose en su interior... La similitud con esos asquerosos y alargados peces se hizo más notoria.

- Hey, my brave girl!!!

- Que no grites.

Fue inevitable reírse cuando Yamada y Aizawa entraron a la habitación, había cosas que no cambiaban nunca y, al verme reclinada en mi cama con bastante buen humor, confirmamos una vez más que "The Claws Threesome" era algo difícil de alterar cuando estábamos los tres juntos.

- No me hagas reír, que me duele- protesté poniendo ambas manos sobre mi vientre, protegido por un vendaje alrededor de la cicatriz, mi bata y la sábana blanca que me tapaba hasta el pecho.

- Por lo que se ve estás como una rosa- con alivio, el pelinegro se quedó de pie al lado de nosotros mientras que nuestro ruidoso amigo se sentaba junto a mis piernas. Fue a añadir algo más antes de que otro quejido lastimero se oyese desde el frasco que tenía en una pequeña mesa de ruedas al otro lado de la cama.

- Tú cállate, cabrón- espeté mirando hacia él. Allí, moviéndose cada vez más errático y rascando con debilidad el cristal que lo encerraba, el parásito que tanto se me asemejaba a un diminuto feto estaba encerrado tal y como había solicitado antes de la operación, muriendo poco a poco mientras yo me regocijaba con su sufrimiento, cosa que a ojos de los médicos y enfermeros que me estaban revisando era enfermiza.

La metáfora del escorpión (BNHA)Where stories live. Discover now