Más de veinte estudiantes afectados por gas.
Otros tantos heridos por las peleas.
Uno con los huesos desintegrados.
Otro secuestrado.
Y dos profesionales atrapadas, una en paradero desconocido y la otra... Pues buscando cómo escapar de ese bar con varios de los implicados en el ataque, por no decir casi todos.
En una silla a mi lado, atado igual que yo, Bakugo no había pronunciado palabra alguna, lo máximo que había conseguido como respuesta había sido una mirada furtiva llena de tensión, estaba muy nervioso aunque no lo reflejara en el exterior. Yo, por mi parte, me comía la cabeza pensando en la mejor manera de liberarme, sacarlo de ahí y huir lo más rápido posible, cosa que iba a ser imposible con tantos ojos encima de nosotros.
- Es inútil- pareció adivinar mis pensamientos aquel que usaban como medio de transporte, y sus ojos amarillos se entrecerraron en mi dirección-. Aunque hagas uno de tus engorrosos campos de fuerza para proteger al chico y a ti misma yo puedo entrar en ellos y no te servirá de nada, asume que vas a entregar tu quirk a alguien mucho más merecedor de él en cuanto acabe con la otra mujer.
- Me encanta ese concepto de "entregar"- puse los ojos en blanco-. Tu jefe pretende arrancarme una parte de mí como una cirugía sin anestesia y tú lo llamas entrega, me reiría si no estuviese bastante cabreada.
- Tu fanfarronería acabará pronto, Zen Hero, Cherry Wall- dijo el sublíder, ese chico joven cuyo rostro estaba tapado por una mano amputada, acercándose a nosotros y poniendo la yema de su dedo índice en mi frente-. Podría matarte ahora mismo y me quitaría a otra insoportable heroína de por medio, pero tu quirk de expansión le será útil al maestro, así que toca mantenerte viva a costa del chico.
Fruncí el ceño. Sabía a qué se refería, si a mí se me ocurría siquiera mover un dedo para enfrentarlos no vacilarían en hacerle daño a Bakugo, y no pensaba arriesgar nada sin tener nada claro aún. El rubio también estaba tenso, pensando por sus propios medios una forma de salvarse, se notaba en su manera de mirar hacia abajo lleno de concentración.
En el televisor del fondo estaban pasando la rueda de prensa en la academia, entrevistaban al director Nezu, Vlad y Eraser, y tuve que contener muchísimo las ganas de llorar al verlo ahí tan cerca y a la vez tan lejos. El director y el albino estaban medianamente tranquilos, respondiendo con calma y paciencia, pero se notaba a kilómetros que no era el caso del pelinegro: había un reportero que no dejaba de lanzar pullas buscando una brecha por donde desestabilizarlos, sobre todo a él ya que todos sabían lo mucho que odiaba a la prensa, y entre estar cuestionando la decisión de permitir a los alumnos entrar en combate y mencionar los desastrosos resultados que, considerando la situación en el campamento, podrían haber sido mucho peores, era un milagro que no hubiese saltado aún, demostrando una vez más lo profesional que era en todos los aspectos.
Defendió su posición, defendió la labor de la academia y defendió a Bakugo, alegando que si los villanos pretendían usar su mal carácter para arrastrarlo al lado oscuro es que no habían estudiado bien al chico. Estaba procurando calmarse, ese periodista en particular era tan irritante que daban ganas de tirarle una silla para que dejara de atacar y se dedicara a preguntar apropiadamente sobre las medidas tomadas para solucionar todo, en especial el secuestro de un alumno de la U.A.
- Según fuentes directas hay en total tres secuestrados- oh, no...-. Además del joven Bakugo Katsuki reportaron las desapariciones de la miembro de las Pussycats, Ragdoll, y la Zen Hero que también trabaja en la academia, Cherry Wall. ¿No se supone que estaban preparadas para proteger a los estudiantes? ¿Cómo es posible que dos heroínas tan reconocidas hayan caído tan fácil?
YOU ARE READING
La metáfora del escorpión (BNHA)
FanfictionYamada Hizashi, Aizawa Shota y Nakahara Tora se convirtieron en amigos, literalmente, "por accidente". Ellos estudiaban en la Academia U.A. y ella apenas iba terminando la secundaria, negándose a seguir la ruta del héroe que se llevó la vida de su m...