Capítulo Final 2/2

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Los pasillos hacia el altar inundados de pétalos estaban, entre ellos miles de flores de colores fuertes y claros las cuales adornaban aquél jardín con maravilla. Sillas blancas entre ambos lados divididas por dos grandes lazos que ayudaban a formar el camino, y al fondo aquel chico vestido de traje dispuesto a todo estaba.

La chica ojiverde y cabello morado andaba hacia él, con un chongo alto entre rizos que caían por a lado de sus mejillas adornado con un velo de zeda blanco, que caía hasta su espalda largo. Combinaba a juego con un vestido del mismo blanco, alta costura, con mangas de encaje que se fundían en su espalda descubierta, bordados morados en una gran cola larga que abarcaba el camino y zapatillas altas de cristal no podían faltar; reluciente al andarte resplandecía entre toda la gente que ahí había.

El sonido del cantico del cello y violines al fondo escoltaban a la bella chica directo a casarse, sus manos ocupadas por un ramo de rosas estaban. Y caminando entre miradas de asombro, lágrimas de felicidad y amor anduvo hasta el final del sendero, para encontrarse al final con el castaño, quien tenía unos ojos llenos de completo amor y lloraba feliz de encontrarla. Llegó y de la mano el chico la tomó, y ahora le sonreía para juntos acercarse a su "final feliz".

Mal se giró viendo a todas las personas que la acompañaban, pero en segundos notó que había algo ahí que no estaba, se detuvo unos momentos rebuscando a todos lados, su mente girando alrededor de muchos rostros estaba, logrando fruncir el ceño de todo aquel que presenciaba la escena, y comprobó lo que había temido, que por ningún lado lograba ver los cabellos de la peliazul.

Buscó la mirada de Sabrina para encontrarse con alguna respuesta, pero parecía no saberlo, volteó con Doug, quien encorvó ambos hombros y negó con la cabeza, pues tampoco sabía nada.

Y en segundos... sintió que algo se terminaba de romper dentro de ella, la magia había terminado.

Flashback

La ojiverde le sonrió y después la abrazó muy fuerte.

—Gracias Ev, te amo —dijo Mal.

—Te amo más —contestó Evie—, ahora terminemos de arreglarte, no puedo esperar más para verte con ese vestido de novia.

Y entonces Evie comenzó a arreglarla y al terminar la observaba durante unos minutos, mientras la ojiverde daba vueltas con su enorme y fantástico vestido frente al espejo.

—Luces hermosa —habló la peliazul sincera mientras la miraba de pies a cabeza con una sonrisa de orgullo.

—¿De verdad tú crees eso? —preguntó la ojiverde quien ahora se sonrojaba.

—¡Claro que sí! —Le sonrió Evie.

—Pues nada de esto hubiera sido posible sin ti —admitió Mal.

—Bueno, creo que es momento de ir —dijo la peliazul con un nudo en la garganta y una lágrima logró por su mejilla escapar.

—¿Qué tienes, E? —preguntó la pelimorada.

—Nada —contestó bajando la mirada. Mal la observaba fijo—. Solo es la emoción al verte así. Te miras muy hermosa, creo que hoy no pudo haber existido una novia más bonita que tú.

—E... —habló Mal con cuidado mientras la miraba a los ojos, con un brillo distinto al de siempre.

Evie se quedó curiosa examinando lo que la pelimorado diría.

—Tú también luces bastante bonita con ese vestido —dijo Mal para después quedarse viendo a la chica. Evie se quedó en silencio, pues nada podría desconcentrarla del color de esos grandes ojos verdes que la observaban. Y ahora la ojiverde la miraba como esperando que la peliazul dijera algo más, pues era como si ninguna quisiera salir de esa habitación.

—Te amo —le repitió la ojicafé acercándose a ella, con las palabras en un hilo de voz.

—También te amo, Evie —respondió nuevamente.

—Mal. —La peliazul intentaba tomar aire.

—¿Qué, E? —preguntó atenta la ojiverde.

—Nada. No lo entenderías, y no sería justo. —Evie trataba de contenerse, no podía decir algo que lograra alterar el curso de las cosas.

—Pues entonces explícame, quiero entenderlo —pidió Mal, con espera inconsciente de que la peliazul le dijera algo que hiciera retrasarla un momento más de aquella su responsabilidad.

Evie no pudo decir más, sólo se acercó a Mal, la tomó por la cintura y la atrajo hacia ella en un abrazo, ahora sus respiraciones estaban tan cerca, y los ojos de ambas perdidos en los de otra estaban.

—Estoy enamorada de ti Mal —dijo Evie—, me duele que te cases.

La ojiverde se hizo hacia atrás sorprendida. Pero ahora nada lograba ahora salir de su boca, pues en su mente seguía vacilando.

—No te cases Mal... —pidió la ojicafé— ven conmigo a Greyca ahora mismo, te prometo que te daré todo para hacerte feliz. Jamás te haré sufrir.

En segundos la vista de Mal se nubló y su corazón latía a toda prisa.

—E —intentaba hablar la futura esposa y reina de Auradon quien temblaba y intentaba agarrar algo de aire lo cual le era casi imposible.

La peliazul la miraba perseverante, y entonces no resistió y se inclinó sellado sus labios con los de la ojiverde en un acto de amor verdadero, ambas cerraban los ojos.

—Ven conmigo y vámonos ahora mismo —dijo la peliazul entre susurros, mientras el beso parecía volverse eterno.

Los ojos de la ojiverde se abrieron y llenaron de lágrimas, pero no lo suficiente para desarreglar su perfecto maquillaje. Evie la miraba con esperanza de que le diera la más mínima señal para entonces tomar su mano y salir de ahí lo más rápido posible, huir juntas en su propio final feliz, cuando escuchó...

—No puedo Evie... lo siento.

Y en ese momento todo se desvaneció.

Fin del flashback.

—Mal, ¿está todo bien? —preguntó Ben, quien la observaba con el ceño alto.

Mal se quedó callada con la vista perdida al suelo y los ojos llorosos.

Sabrina se acercó rápido a Mal.

—¿Mal, pasó algo con Ev? .

Mal empezó a mover la cabeza negando, mientras recuerdos de lo que había sucedido venían a su mente.

—¡Mal! —habló Ben llamando esta vez la atención de la chica—, el altar nos espera —intentaba hacerla reaccionar.

Mal giró la cabeza viendo a todas las personas que la observaban, entre ellos Sabrina y Ben, este último sin poder ocultar su expresión preocupada.

—Mal, si algo no está bien puedes decirme y...—habló Sabrina mientras le agarraba el hombro.

—Sí, sí tienes razón —interrumpió Mal a Sabrina cediendo las palabras de Ben y viendolo—, debemos continuar— entonces le dio la mano a este y se posicionaron frente al altar.

La ceremonia empezó y era como si Evie se hubiera marchado llevándose a la ojiverde, pues la chica que estaba ahí parada frente al altar había dejado de sentir, y solo asentía a todas y cada una de las cosas que decía el obispo, escondiéndose tras una sonrisa finjida.

—Sí, acepto —aquello fue lo único que se escuchó decir a ella misma.

The end

Gracias a todos por llegar hasta aquí, espero que esto les haya gustado tanto como a mí.
Muchas bendiciones y mis mejores deseos para todos 💕

Los invito a leer "El ultimo deseo", otra de mis historias.

By.
Jazmin Grey

La Descendencia del MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora