Capítulo 18

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—¡Mierda, no!

Sabrina había estado escondida viendo todo esto por una rendija, nada era como ella imaginaba. Sí, quería venganza, pero cuando vio en lo que se había convertido, tuvo temor y le recordó cuando ella había estado cuidando de Evie de pequeñas, las veces que Evie la defendió, las veces que le había extendido la mano, las veces que necesitó de un abrazo y Evie estuvo ahí, y ahora también recordaba a su hermana, Mal.

—Debo salir de aquí cuanto antes —musitó. La celebración había terminado, y Sabrina se acercó a Evie—. Evie, tenemos que salir de aquí.

—¿Estás loca? —contestó Evie indiferente y con una sonrisa realmente macabra y perversa, ahora sus ojos mantenían un marrón con toques de rojo.

—Evie, por favor, ven conmigo. —Sabrina intentaba llevársela del brazo totalmente preocupada.

—No me hagas reír, si tú te ofreciste a traerme aquí, es más, hasta todo esto deseabas —la peliazul se burlaba a más no poder.

—Evie perdón, nada de esto debía pasar, lo siento mucho.

—¿Lo sientes? Sí estoy más feliz que nunca y te lo agradezco. —Evie le guiñaba el ojo y continuaba sonriendo, mientras miraba a los ancianos pasar y besarle los pies.

— Ev...

— ¡Te dije qué no! —Evie fijó sus orbes en Sabrina, la cual acababa de lanzar con fuerza sobre un muro de contención.

Sabrina quedó sofocada y empezó a toser, entonces se levantó como pudo y salió.

Sabrina había sido mala, se había portado mal, había intentado lastimar a su hermana, había mentido, había husmeando, había lastimado. Y era raro el sentimiento, pero ella ahora estaba arrepentida al ver que había perdido todo, que las cosas no eran como pensaba, que había hecho mal; lastimosamente, quiso enmendarlo, pero ya era tarde. Y no era porque ahora no tuviera nada, sino que realmente siempre había tenido el amor de Evie, e inconscientemente el de su pequeña hermana, la que no había tenido la culpa de cómo la había tratado la vida o su madre.

Su venganza en ese momento dejó de existir, no solamente se estampó contra el muro de contención, sino que se estampó contra la realidad. Realmente existían personas dispuestas a dar todo el amor del mundo, y en ocasiones se cometen equivocaciones (dijera Uma), pero pueden enmendarse siempre y cuando, lo hagas con tu corazón.

En Auradon...

Habían pasado un par de días, todos volvían a sus rutinarias clases con la Hada Madrina. Esta última llegó y entró saludando a todos como era de costumbre , pero todos permanecían en silencio, todos parecían desanimados, y ella sabía muy bien lo que pasaba.

—Bibidi Babidi El día de hoy vamos a ver lo que es la virtud. ¿Alguien quiere decirme, qué se entiende por virtud? —preguntó el hada, pero nadie se dispuso a levantar la mano y todos evadían su mirada; habían pasado los últimos días así—. Miren chicos, entiendo cómo se sienten, también extraño el que Evie viva aquí, pero debemos continuar, ella está muy bien allá en donde vive ahora, y estoy segura que a ella no le gustaría verlos así. Todos debemos sentirnos orgullosos de que alguien como ella vaya a reinar en otro lugar, y más porque sabemos que ayudará a muchas más personas que necesitan del bien.

Mal volteó a verla: "Si supiera lo que dice", pensó. Y Ben se sintió culpable, porque siendo el rey ya sabía muy bien sobre quien reinaba Evie ahora, pero habían prometido no decir nada por el bien de ella.

La clase terminó y, Uma y Mal se fueron caminando hacia el castillo de Evie. Una vez allí ninguna decía nada, solo estaban pensativas.

Hasta que Uma suspiro rompiendo el hielo:

La Descendencia del MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora