Capítulo 11

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En algún lugar de Auradon.

Dear diario
No dejé pasar tiempo, y ayer le dije a Doug que él no era lo que yo quería, dolió bastante, y sé que lo lastimé como nunca. No estoy segura de haberlo dejado ir completamente, ni de que pueda hacerlo, pero se lo dije. Y hoy que lo vi se portó tan increíble, me dijo que quería estar conmigo de la forma que fuera, eso ha sido lo más bello, pero no merece nada de esto, claro que no lo merece.

Después de aquello y de sentirme terrible, Mal apareció con Uma, después Uma nos dejó solas y le conté a Mal todo lo que había pasado, que mi padre había aparecido y lo de tomar mi herencia del lado del mal. Y me siento mucho mejor el haberle dicho, ella es mi mejor amiga, hice que prometiera no decir nada. No pude contarle todo completamente, como lo de la amenaza con la vida de mis amigos que me hizo mi padre, pero ella sabe lo de Doug, el porqué, y principalmente ahora sabe lo del nuevo espejo. Uma lo había encontrado. Aún no sé cómo deshacerme de él, si se lo llevo al Hada Madrina sabría que mi padre vino a buscarme. Hay cosas de las que preferí no hablar con Mal. Pero no le conté porque no quiero que se preocupe más, tiene muchas otras cosas en que ocuparse ahora, como su boda y el que pronto será la reina de Auradon.

Estoy segura de que Mal será la mejor reina del mundo, ella es sensacional...

—Mi hermanita la futura reina de Auradon, vaya vaya, no lo imaginé. Veamos si esto se logra. —Sabrina no sólo había leído el diario de Evie, sino que no lo había devuelto a su lugar—. Tengo que estar más cerca de Evie y hacerla pensar que cuenta con mi apoyo incondicional, y así haré que crea que Mal la traicionó, así me ganaría su confianza. Evie es lo que más le dolería a Mal. Y en cuanto la pierda, ahora seguiría la venganza contra Evie. Una vez Mal fuera de la vida de Evie, será más sencillo.

Sabrina se aseguró de que nadie viniera y continuó leyendo:

—Hoy fue un dia bastante complicado, Doug.... Bla, bla, bla. Estúpido romanticismo —evitó leer esto.

Hoy Sabrina apareció por el castillo y la dejé que se quedara con nosotras, creo que es momento de hacer las paces, principalmente con Mal, todos tenemos la oportunidad de cambiar. Sigue estando muy bonita, cuando éramos niñas siempre solía fijarme en sus ojos azules, me parecía que en ellos se reflejaba su verdadero corazón y alma.

Sabrina no le caía bien a muchos, pero siempre pensé que estaba lastimada, nadie la entendía nunca, y se que era como si estuviese sola en el mundo, yo trataba entender. Ella es hija adoptada de Maléfica, y Maléfica siempre le restregó en la cara el haberla sacado de un basurero, a causa de ello, la trataba como quería.

Sabrina a pesar de sus maldades, siempre se mostró distinta conmigo, por supuesto que me sentí mal después de habernos ido de la isla y no haberla llevado con nosotros, me molesté cuando supe lo que le había querido hacer a Mal, por un momento pensaba que esos rumores de ser mala eran ciertos, pero claro que me equivoqué, estoy feliz de que regrese y esté aquí. Lo principal, que no nos guarde rencor por haberla abandonado.

Siempre quise mucho a Sabrina, yo a veces lloraba en las noches porque tenía miedo cuando estaba chica, Mal dormía con Maléfica, y entonces Sabrina venía y me abrazaba. Hoy me acordé de esto mientras me abrazó después de lo de Doug y me sentí muy bien. A pesar de que Sabrina no era Mal, me reconfortó mucho.

Flashback

—Terminas de limpiar y puedes acostarte —decía Maléfica a Sabrina.

—Mamá, ¿yo también puedo dormir hoy contigo? —hablaba Evie después de ver a Mal que dormía con su mamá.

—No Evie, debes dejar de temerle a la oscuridad, y mientras esto no pase seguirás durmiendo sola.

Evie lloraba, tenía mucho miedo, ella tenía tan sólo 6 años de edad y era la menor de las tres, con Mal por unos meses y con Sabrina por año y medio.

El vivir en la Isla era lo suficientemente feo y peligroso, cualquiera podía venir y entrar en la casa. Había ratas corriendo por todos lados, y todos dormían en colchones añejos y rotos sobre el piso y el polvo.

—No llores Evie. —Sabrina se metía en la cobija abrazando a Evie—. No estás sola, yo dormiré contigo y me iré temprano para que no te regañen. ¿Sí?

La pequeña Evie asintió y le sonrió, mientras se acurrucaba en ella y dormía tranquila, se sentía cuidada y Sabrina sabía lo que era el amor sincero, aunque no lo dijo nunca.

Fin del Flashback

Una lágrima corría por la mejilla de Sabrina, le sorprendió mucho recordar aquello del pasado.

"Es casi imposible que Evie escribiera esto pensando en que lo leería. Pero entonces, ¿Evie de verdad me consideraba parte de su familia?", pensó Sabrina. Luego cerró el diario y prefirió terminar de leerlo después.

La Descendencia del MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora