6

2.8K 100 25
                                    

– Tienes que estar un poco más acostado – decía Jesús a Álvaro. – La esperas, te sirve el vino, el diálogo y no se qué, y se besan.
– Vale – respondió Álvaro.
– Se besan los dos al tiempo ¿sí? – ahora se dirigía a Itziar,– que se note complicidad.
– Vale, vale.
Jesús fue con los camarógrafos y mientras les daba instrucciones a ellos y pedía la aprobación de Alex Pina, Itziar y Álvaro se quedaron parados frente a la cama.
– Al mismo tiempo. – repitió él. – ¿Cómo sabré yo en qué momento tú me vas a besar?
Itziar se rió.
– ¿Cómo sabré yo? – ella respondió.

Ese día grabando al lado de Álvaro había sido largo. Ya habían intentado grabar antes esa escena con las copas de vino en la cama, pero no lo habían conseguido debido a que Álvaro no dejaba de reír, y hacerla reír a ella. Por tanto, Jesús había decidido grabar primero la escena de la charla en la cama y dejar los besos para el final, así que ahí estaban, tratando de grabar de nuevo esa escena.

Empezaron a rodar, haciendo un solo beso, pero Álvaro le recordó a ella que era en dos pasos, así que ambos preguntaron si podían rodar la escena de nuevo.
– Vale, vale, como queráis – dijo Jesús,– pero tiene que quedar hoy.
– No me importaría volver a rodar contigo mañana – le dijo Álvaro a Itziar en un susurro. Ella se estremeció. La verdad era que ella se sentía afortunada de poder besar a Álvaro sin tener que sentirse culpable, pues era su trabajo, así que tampoco le importaba volver a grabar esa escena mañana. Con la punta de su dedo lo picó en un costado de la espalda y los dos rieron.

El rodaje comenzó de nuevo. Itziar besó a Álvaro y cuando se separó de él quedando a centímetros de su rostro, vio que él tragaba saliva, que sus ojos pasaban de sus propios ojos a sus labios. Lo volvió a besar y no hallaba la manera de acercarlo más a su cuerpo. La posición en que estaban no se lo permitía.
– Así está genial – dijo Jesús cuando cortaron. – Hagamos algunas tomas más así, por favor, ¡vamos!

Volvieron a rodar y Álvaro le sonreía a Itziar entre besos, algo que ella en el fondo quería definir como coqueteo, pero no podía ser. Trató de no hacerle caso.
– ¡Corte! Queda, gracias... – la voz de Jesús se oía lejana mientras ellos dos se besaban. – Ey, que ya hemos cortado – dijo Jesús riendo, al ver que ellos no se separaban.
Itziar se separó de golpe, pero Álvaro le alcanzó a dar un beso corto antes de que ella se bajara de la cama, todo sin que nadie más lo notara. Itziar fue presa de un nerviosismo que pocas veces había sentido en su vida. Su corazón latió a mil por hora, eso no había sido para la cámara. No sabía qué le pasaba a él, pero por lo que fuera, ella salió apresurada de ahí y se fue a su camerino, con la cabeza revuelta de pensamientos.

Cuando llegó, su corazón aún no se calmaba pero por suerte ya habían acabado de rodar y ella podía, al menos por ese día, irse a su casa y olvidarse de él y su comportamiento irracional.

Todavía no empezaba a cambiarse de ropa cuando Álvaro le escribió.

"Ven Itz, estoy en mi camerino"

Ella no lo pensó. Todo lo que tenía lógica para ella ahora ya no lo tenía. Lo que estaba bien o mal, ella no quería saberlo. Solo supo que sí, que él estaba coqueteando con ella. Empezó a caminar hacia el camerino de Álvaro y cuando cruzó por la puerta lo vio apoyado en la pared girando un lapicero entre sus manos y con gesto distraído. El recuerdo de la primera vez que lo había besado vino de inmediato a su cabeza.

Él volteó a verla y sonrió. Itziar no pudo parar a sus instintos. Si todo era producto de su imaginación, lo iba a comprobar, pero no podía aguantar más. Se abalanzó sobre él y lo besó con fuerza. Él la tomó de la cintura levantándola del piso para corresponder el beso.

Cuando se separaron, Álvaro fue hasta la puerta y le echó seguro.
Itziar lo miró mientras su cerebro y su corazón aún no terminaban de procesar lo que pasaba, lo que ella estaba haciendo y que no sabía hasta donde podía llegar.  Por un segundo su mente voló lejos de aquel camerino y fue a su habitación en su casa de Basauri, la que compartía con Roberto, y de ahí a Iquitos, en donde lo conoció y luego a la pequeña tarima en dónde juntos hacían teatro y en donde se habían enamorado.

Locura || Itziar y Álvaro ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora