Locura || Itziar y Álvaro ||

12

Itziar tenía su cabeza recostada en el hombro de Mario y él le acariciaba el cabello con una de sus manos mientras que reposaba la otra mano encima de la de ella. Estaban sentados al fondo de la cafetería, en la mesa más alejada de la entrada. Ya casi no había nadie allí si no una que otra persona del staff. Habían estado ya bastante tiempo ahí sentados pero Itziar aún no quería irse a encontrar con Álvaro por temor a lo que pudiera decirle.

Este era uno de esos días en que necesitaba a un amigo a su lado pues se sentía cobarde como nunca antes se había sentido. Se sentía pequeña y sin fuerzas. Se sentía sola y a pesar de estar con Mario a su lado se sentía cayendo en un abismo, cada vez más cerca del fondo.

Mario solo la contemplaba en silencio y trataba de transmitirle tranquilidad con caricias sutiles. Si bien se conocían no hacía demasiado tiempo, tanto él como sus demás amigos notaban que algo le pasaba, que tenía algo oprimiendo su pecho y que no estaba siendo totalmente sincera con ellos, y por los rumores que cada vez se acrecentaban más en el estudio, ellos creían saber por qué era, pero ella lo negaría hasta el final.

-Entonces era verdad lo que decían. Álvaro y tú tienen algo. - dijo Mario con tristeza. Ella le había contado que tenía una cita con él al salir de ahí.

- No, no, - dijo Itziar de inmediato. No era capaz de levantar la mirada, pero trataba de ser lo más convincente posible. - Es solo que los rumores han llegado hasta su esposa y creo que se le ha hecho un problema.

Mario pareció aliviado y ella también se sintió así, pues había un poco de verdad en eso y le hacía bien hablarlo.

- ¿Y por qué quiere hablar contigo entonces? - le dijo y trató de levantar el rostro de Itziar para que lo mirase. - ¿Tú qué vas a hacer con eso?

- No sé, pretenderá que le aclare que no somos nada tal vez, no lo sé.

Mario rió.

- Eso sería ridículo - dijo él.- Además, si se lo niegas como me lo niegas a mí, lo que harás será confirmárselo.

Itziar sintió que el corazón le daba un vuelco. Tomó una gran bocanada de aire y buscó las palabras correctas para convencer a Mario.

- Tenemos química - aceptó, - y somos muy buenos amigos, pero nada más.

Mario invitó a Itziar a levantarse y salieron del lugar tratando de evitar a la gente que para esa hora ya salía en dirección a sus casas.

- ¿Qué es lo que dicen? - preguntó Itziar. -Algo me ha comentado Álvaro pero tú debes saber con más detalle ¿no?

- Pues... - Mario dudó. Frenó un poco el paso y bajó el tono de voz. - Bueno , Itzi, ya sabes cómo es de mierda la gente.

- ¡¿Qué?! - ella exigió.

Mario pensó un momento.

- Que han estado tirando en su camerino... Eso en resumen... - dijo con timidez, - no creo que haga falta que sepas los pormenores, Itzi, que para vulgaridades la imaginación de la gente no tiene límites.

La cara de Itziar se tornó roja de rabia y vergüenza.

- Lo importante es que no es verdad. - aseguró Mario. Ella no dijo nada.

Caminaron hasta la salida del set y él le dió un largo abrazo antes de despedirse deseándole suerte en la conversación con Álvaro, suerte que iba a necesitar.

Cuando llegó a la dirección que habían acordado, se percató de que él aún no estaba así que tuvo tiempo de pedir algo fuerte que alivianara su malestar y poder así enfrentar lo que se le venía encima. Habían escogido un bar-discoteca muy bonito de dos pisos, con una pequeña terraza que daba a un parque, y aunque le pareció de ensueño sentarse ahí, sabía que era mejor ser prudente, así que se sentó en una mesa al fondo, en el segundo piso. Mientras bebia un poco de su trago pensaba que quizá aquel no era el sitio más propicio para la conversación que tendrían, pero bueno, al final eso daba lo mismo.