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06 | Boxing

Emma se detuvo frente a mí, con sus brazos cruzados sobre su pecho, la espalda recta, sus ojos fulminantes fijos en los míos que parecían a un cachorrito mojado, y el ceño fruncido; mostrando claramente su enojo.

Su grupo de amigas se sentaron a mis costados, dejándome rodeada.

—¿Qué te pasa? Estos días has estado muy, muy extraña, como si quisieras escapar de alguien. Dímelo, Lauren Clayton.

Trago saliva y soy incapaz de pronunciar palabra. Emma da un fuerte suspiro; descruza los brazos para apoya sus manos sobre su cadera.

Vuelvo a tragar saliva de lo nerviosa. Pero, pensándolo bien, creo que es mejor decírselo para que me ayude a tomar una solución. O eso creo.

—Bueno... es que yo... hmm... vi... a...

—El dúo de amigos de Brey la vieron —una voz femenina habla a mi costado derecho. Escuché como todas cuatro jadearon, mi prima me miró con sus ojos demasiado abiertos, muy sorprendida.

—¿Es cierto? —sé que necesita una afirmación de algo que se contó cuando la información la pasma de tal manera. Bajo la mirada y asiento. La rubia jadea de nuevo.

—Aunque no pasó nada en ese momento, su suerte es tan mala que no solo la vieron una vez, sino tres —continúa la recién llegada.

Miré a mi alrededor, notando como estaban muy tensos. Observándome con estupor.

»Por cierto, soy Ellie, compañera en varias clases de Lauren —se presenta con una sonrisa.

—¿Te dijeron algo? ¿Se acercaron? ¿Te han hecho... maldades? Qué...

–Nada, Emma. Solo me vieron. Y solo uno de ellos, el de cabello rizado me dijo: «¿Y tú qué miras?», cuando me pilló viéndolo.

—¡¿Los estabas viendo?! —gritó, exasperada.

—¡No! O bueno, sí. Pero no de la manera en la que estás pensando, tonta.

—Casi va hacia ellos a detener un acto de bullying, inconscientemente —Ellie no cella su bocaza. Emma junto con sus amigas giraron su cabeza lentamente hacia mí. Dan miedo.

Noto como mi prima mueve su cabeza, junto con sus manos mientras abre y cierra su boca a la par que hace ciento de gestos de incredulidad. Actúa así cuando no haya las palabras adecuadas para decir sin soltar una mala palabra, pero estalla.

De su boca tinturada de un color rosa empiezan a salir miles de vulgaridades hasta de distintos idiomas, reprendiéndome sobre esa estúpida decisión. Y la acepto, sé que no estaba muy acuerda en ese momento, me moví sin voluntad. Mi cuerpo reaccionó solo.

¿Qué sería de mí si ese chico no hubiese llegado cuando yo me dirigía a ellos?

—... ¿Lo entiendes? Y pensando que eras inteligente, pero eres totalmente estúpida en ciertas situaciones. —se sienta en el pasto, masajeándose el puente de su nariz, cabreada.

Yo ando en silencio, con el corazón como si miles de agujas se hubiesen incrustado en él. Tengo ganas de llorar.

—Cariño, no era tan necesario esas groserías —Johan habla—, eso hiere a tu pequeña prima. Además, nunca mencionaste a ese par, ni le dijiste que no se le podía acercar; así que, en cierta parte, es tu culpa también —la rubia exhala y mira a su amigo, él sube una ceja y ella al leerle su mirada, se calma.

—Perdóname, Lau –se disculpa, acercándose y abrazándome—. No medí mis palabras y sé que te herí. Lo siento —besa mi coronilla—. Pero quiero que sepas, aunque es algo tarde, jamás acercarte a esos dos. Sobre todo ellos. Son descerebrados y muy idiotas, como les faltan las pelotas, actúan así. Cuando veas que están molestando a alguien, simplemente vete. Es demasiado egoísta, pero por tu bien, tanto físico como mental, es la mejor opción. ¿Entendido?

Mi hermosa nerd [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora