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08 | Es... Mark.

Ya en la noche, después de haber llegado de la salida con Ellie, mi prima me jala hacia la habitación, extendiéndome un conjunto deportivo. Bufo por lo bajo, empezando a quitarme la ropa frente a su presencia sin ella verme.

—¿Cómo te fue? Cuenta, cuenta.

—Bien. Fue divertido —respondo, pasando mis brazos por los huecos de la camisilla—. Ellie tiene buenos gustos, incluso tenemos muchos en común —bajo la prenda por mi cabeza—. Vimos una peli de terror, y fue bastante gracioso —volteo a ver a mi prima que jadea.

—¿Una película de terror divertida? Ja. —rio.

—Es por Ellie, fue bastante maldadosa con los que estaban a nuestro lado. Cuando había suspenso ella gritaba a posta, asustando a los demás —rio recordando la escena. Emma tiene esa típica mirada de madre orgullosa cuando ve a su hijo.

Frunzo el ceño, dándole la espalda para bajarme el jean y ponerme el pantalón deportivo— Me siento orgullosa de que la hayas pasado genial, divirtiéndote y riendo. Hace mucho que no te escuchaba hablar de esta manera, Lau —dice, dejándome en blanco.

Emma tiene razón, desde hace años no he comentado alguna anécdota que me hace gracia contar, y hablar de nuevo de esta manera después de pasar una buena tarde con una chica que quiere ser amiga mía, hace mucha ilusión. Sonrío enternecida.

» Tengo fe de que Ellie se convertirá en tu mejor amiga —vuelve a voltearse para verme. Ya tengo el pantalón en su puesto.

—¿Eso crees?

—Claro. No es obvio. Además... ¿tú no lo quieres? Ellie se ve que es una buena persona, le encanta hablar y dar ánimo a los demás. Estoy segura de que te hará bien que sean amigas —suspiro bajito. Darle una oportunidad a la Lauren de mi interior que desea tener con quien más pasar una tarde, con quien conversar sobre muchos temas, con quien confiar.

No puedo permitirme ser egoísta, evitando que otros se acerquen a mí y negarles una amistad que puede llegar a ser completamente sincera y pura. Ellie me da vibras de que brinda una amistad así... es por ello, que tomo aire y me convenzo en permitir que los lazos de la amistad nos una. Me merezco una felicidad amistosa. No encerrarme en mi zona de confort por miedo a que me dañen como en Washington; necesito arriesgarme por más que me de pánico. Si no lo hago, no sabré si puede funcionar o no.

—Ella me ha dicho que hablara con su jefe, trabaja en una cafetería, en darme un puesto —le comento a la rubia que juega con un pinta labios.

Se gira bruscamente a mi dirección.

—¿Trabajar? ¿Vas a trabajar, Lauren? —¿por qué tanta incredulidad? Ruedo los ojos y asiento.

—Sí, no quiero depender del todo de mi madre, Emy. Necesito cosas y el pago del trabajo de mi madre no es millones.

Mi prima hace un gesto con sus labios, comprendiendo.

Niego con mi cabeza, caminando directo al espejo del tocador, haciendo una trenza en el cabello. Me pongo unos tenis adecuados para el deporte.

Emma se pone en pie una vez me dirijo a la puerta de la habitación. Ella agarra una mochila pequeña, poniéndosela en el hombro. Juntas bajamos las escaleras, encontrándonos por el camino a mi madre, quien subía con gesto cansado.

Mi progenitora besa mi frente, y nos desea una suerte en nuestro entrenamiento; diciéndome especialmente a mí que no me excediera por mi problema asmático. Yo asiento.

Mi hermosa nerd [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora