7~ 𝔩𝔞 𝔉𝔯𝔞𝔱𝔢𝔯𝔫𝔦𝔡𝔞𝔡 𝔡𝔢𝔩 𝔥𝔦𝔧𝔬 𝔡𝔢𝔩 𝔇𝔦𝔞𝔟𝔩𝔬

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VII

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VII

"La oscuridad es mi camino... las tinieblas mi trono... y tu agonia mi aliento".
(Anónimo)

-Eso es mentira. Sombra lo dijo. Debería haberme matado. No sé en qué cosas están metidos ustedes y tampoco quiero saberlo, Isaac. Necesito mi antigua vida, poder sentirme segura y...

-Por favor...-dice él, enojado-Eso ya no existe. Una vez que tu nombre aparece en el Pergamino de Vidas, estás condenada.

-Te das cuenta de que no entiendo nada, ¿verdad? Ustedes solo susurran cosas y nunca me explican nada.

-Bien. Si eso quieres...

Me toma del brazo y tira de mí.

-¿Qué estás haciendo?

Yo me desprendo de él.

-Si quieres explicaciones, te las daremos.

Vuelve a tomarme, esta vez no me da tiempo para poder alejarme porque sus sombras oscuras nos rodean y todo se vuelve negro. Siento que la garganta se me cierra, que el corazón deja de latirme por minutos, como si hubiera muerto. Parece que haya pasado una eternidad, aunque solo pasan segundos hasta que mis pies tocan el suelo nuevamente. La oscuridad se aleja y de pronto me encuentro en el mismo sitio que la noche de la fiesta: en la gran planicie gris frente a la fábrica abandonada. Me sostengo de mis rodillas y respiro entrecortadamente. Estoy viva. No me pasó nada. ¿Qué fue eso?

Isaac se adelanta a mí. Yo lo sigo, no porque quiera, sino porque no conozco nada y no quiero tener que seguirme mojando con la lluvia. Nos acercamos a la fábrica, con sus grandes ventanales tapados de cartones y nailons. Las paredes están pintarrajeadas de grafitis y dibujos raros como pentagramas y demás, lo que me lleva a observar la marca que tengo en la muñeca y que no se va. Isaac dobla a la derecha por un pasillo, al fondo de lo que es un pasadizo secreto, luego baja unas minis escaleras que dan directo a un sótano. Me detengo solo unos segundos antes de seguirlo. Todo se ve tan oscuro y negro que me da miedo entrar allí.

Parece como que siguiera al mismo demonio al infierno, literalmente.

Pero todo ese miedo se esfuma en cuanto a mí llegan las palabras de Tessa. Debería conocer a mi enemigo, saber qué traman y quiénes son. Debería acercarme a Sombra para obtener lo que quiero: él sabe algo de mi madre, incluso tal vez mucho más de lo que creo yo, así que esta es una gran oportunidad para mí. Por eso pongo un pie sobre el primer escalón, y luego bajo el segundo y el tercero hasta que la oscuridad se apodera de todos mis sentidos. El túnel es amplio, y de aquí puedo ver la salida: un halo de luz blanquecina que se deja entrever por lo que parece ser una compuerta entreabierta. Una sombra se mueve allí, y cuando Isaac me dice que lo siga, lo hago.

Apoyo una mano en la superficie de la puerta y la empujo lentamente, escuchando el chirrido que hace al rozar contra el suelo de granito. Observo detrás de mí, a la oscuridad y a la posible única salida que tengo. Si debo hacer esto...bien. Lo haré. A partir de este momento, estoy dentro de lo que sea que encuentre aquí.

 Daemonium/ Los hijos del Diablo: el comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora