Abby Greyman perdió a su madre en un horrible accidente cuando ella apenas era una bebé. A pesar de que jamás la ha visto, sueña con ella constantemente. La llama, le muestra el camino. Un camino que conduce a...¿a dónde?
Abby debe enfrentar a la o...
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Los ojos del corazón se acostumbran a la oscuridad e incluso la luz más suave se vuelve cegadora.
-Mathias Malzieu.
Siento que tengo el control de mi cuerpo una vez que abro los ojos y aspiro lo más hondo posible. Isaac, sobre mí, es jalado hacia atrás repentinamente. No escucho absolutamente nada, ni siquiera sé en qué momento he comenzado a llorar. Pero lo recuerdo.
Kilómetro 2818. A las afueras de Fallstreet.
Me hago a un lado. La comida y todo lo que pude consumir esta mañana sale de mi boca. Me limpio los labios. Cuando me doy cuenta de que mi cuerpo tiembla, alzo apenas la mano para verlo. No sé cuánto tiempo pasó, pero parece una eternidad. La mente de Isaac estuvo ligada a la mía, ahora él es el único que tiene conocimiento de mi pasado, de aquellos recuerdos que quise dejar a un lado pero que nunca pude.
-¿Estás bien?
Isaac me levanta. Me sienta en la cama. Debo parecer una loca. Justo cuando tomo lugar, siento la ropa mojada, el cabello me cae sobre los hombros como una mata de hojas y no dejo de llorar. De pronto me ataca la angustia. Revivir todos esos recuerdos no hacen más que revivir el dolor que juré dejar atrás.
Isaac se arrodilla frente a mí. Me aparta el cabello de la cara. Me sostiene las mejillas delicadamente. Yo lo miro. Su pelo también está mojado, la piel la tiene de gallina, pero más allá de eso, sus ojos vuelven a ser normales. De un color azul, tan azul como el cielo en una mañana de verano. Y no sé por qué lo hago, simplemente lo rodeo con mis brazos y hundo el rostro en su cuello. Siento sus brazos que tímidamente también me sujetan.
-¿Estás bien?-repite y yo asiento.
Me alejo de él. Isaac me limpia las lágrimas. Se me escapa una sonrisa vergonzosa.
-Para ser un demonio-digo yo-te preocupas mucho por mí.
-Claro que me preocupo por tí-agrega y algo en mi interior se prende. De pronto recuerdo que sus labios estuvieron sobre los míos, no como un acto de amor, sino como un acto previo a ser poseía-Eres de la familia ahora-quello me molesta. No tengo claro el por qué, pero lo hace-¿Pudiste recordar algo?
-Kilómetro 2818-susurro yo. Me levanto de la cama. Él también lo hace-No hay tiempo que perder. Tenemos que ir a ver. Sé que hay algo allí que...que espera por mí.
-Tómalo lento, ¿si?-pide él-Te acabo de poseer. Tienes que comer primero, recuperar energías. Luego veremos lo que hacer.
-Mi madre no puede esperar.
Isaac se rasca la nuca, nervioso.
-Abby, yo...
Y me acerco a él. Tan cerca que hasta puedo sentir su perfume nuevamente sobre mí.