Capítulo IV

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Fui a la pista para observarlos mejor. Efectivamente, Eric le estaba metiendo mano a Raquel, me pareció raro, porque normalmente ella no se dejaba hacer eso, ¿estaría borracha? Es muy probable, porque vi que tenían los labios muy cerca, Raquel lo cogía de la nuca, Eric la cogía por la cintura... Hasta que se empezaron a morrear. Mis amigos se los quedaron mirando, y luego me miraron a mí.

- ¿Así que a tu hermano le gusta Raquel?

- Se ve que sí... espero que hoy no hagan una tontería... - dije preocupada.

- Hacen buena pareja... - dijo Ariadna mirándolos. - ¿Pero tu hermano sólo busca un rollo de una noche o algo más?

- Pues no tengo ni idea, siempre cambia de opinión.

- Bueno chicos, yo me tengo que ir que mañana tengo que ir a trabajar. Almenos quiero dormir dos horas... - dijo Ángel.

- Pues entonces nos vamos nosotros también.

- ¿Qué? ¿Ya? ¿No nos podemos quedar un ratito más? - dijo mi hermano separándose de los labios de Raquel.

- No Eric, no, vamos a la cama que vas muy mal. - Le dije enfadada.

Salimos todos y nos despedimos. Pedí un taxi, me subí y cerré la puerta. ¿Y mi hermano? Bajé la ventanilla y lo ví yéndose con Raquel.

Llegué a casa, me desnudé y me metí en la cama con ropa interior. Me quedé dormida en el acto.

-

*Ding Dong* Llamaron a la puerta. ¡Qué dolor de cabeza! Me puse una camisa y abrí la puerta.

- Hola.

- ¿De dónde vienes?

- De casa de Raquel - dijo mi hermano.

- Oh dios mío... ¿qué habéis echo?

- Pues nada, ella no quería nada más, lo único que hicimos fue darnos un beso de buenas noches y yo me quedé durmiendo en el sofá de su casa.

- Almenos podrías haberme avisado...

- Vaaale... ¿Qué hay para desayunar?

Entró y se fue a la cocina a preparase un café con leche y unas galletas. Encendí la tostadora y metí dos rebanadas de pan de molde.

- Pero es que encima creo que me gusta. - me dijo comiéndose una galleta.

- ¿Cómo que te gusta? ¿No era un rollo de una noche?

- No, quiero pasar más tiempo con ella y a ver qué surge. Además, no le haría nada malo a una amiga de mi hermana. - y me despeinó el pelo.

- Bueno, almenos veo que tienes buenas intenciones con ella, sólo hace falta saber su opinión. Esta tarde voy a ir con ellos en el bar y le voy a preguntar qué piensa sobre lo vuestro.

- Pues así voy yo también.

- Tú mejor quédate aquí y descansa, no sea que la vayas a cagar. Ya te contaré.

Las tostadas salieron disparadas. Me las unté con mermelada de albaricoque y me las comí.

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Llegó la tarde y fuí al bar donde quedábamos todas las tardes. Estaban todos menos Ángel, que en una hora o así salía del trabajo.

- ¡Hola chicos!

- ¡¡Hola Suzie!!

Me acerqué a Raquel y le dije:

- Raquel, ¿Puedes venir un momentito? Tenemos que hablar de lo que pasó ayer y mi hermano...

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