Capítulo XVII

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Escuché abrirse la puerta del baño y unos pasos acercándose.

- Oye, Su, que si te quieres duchar, ya sabes que no hace falta que me pudas permiso.

- Vale Ari jajaj, pues voy a la ducha.

Cerré la puerta del baño, me desnudé, me metí en la ducha y dejé que el chorro de agua caliente recorriera todo mi cuerpo.

Al salir de la ducha, me di cuenta de que Ari no me había dejado ninguna toalla para secarme.

- ARI!!! TENGO UN PROBLEEMAA!! NO M...

La puerta del baño se abrió dejándome así desnuda frente a ella. Me giré un poco y me abracé para taparme.

- No me has dejado toallas...

- Ayy, qué tonta! Dame un minutín.

No entiendo muy bien por qué me sentía así de avergonzada cuando había pasado la anterior noche desnuda con ella en su cama. Ese pensamiento hizo que parara de abrazarme y dejara mis encantos al aire.

- Suuu!! Ya las tengo.

Fui hasta donde las voces me guiaban pero antes de llegar al cuarto me choqué con ella haciendo así que el débil nudo de la toalla que abrazaba su cuerpo se soltara y quedase delante de mí de la misma forma que yo estaba.

- Ayy, Ari, pensaba que me llamabas. - Le dije mientras le miraba a los ojos. Mientras manteníamos ese contacto visual, noté como su vista iba bajando y me iba recorriendo el cuerpo, cosa que aproveché para hacer lo mismo.

- Su... - Dijo mientras daba un paso acercándose a mi. - Eres anatómicamente perfecta.

Acto seguido se lanzó a besarme y, no dudé en hacer lo mismo. Deseaba tanto que me besara.

Se escuchó un "a mi habitación" entre los besos y así fue.

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La mañana trascurrió picante, divertida y apasionada.

- Joe, Su, eres buena eh...

- Lo sé, lo sé, tu tampoco es que seas mala, todo lo contrario. Los años que estuviste en gimnasia se notan.

Nos reímos un rato entre nosotras mientras nos volvíamos a vestir.

- Oye Ari, voy a ir a casa a comer y a poner orden que no quiero ni imaginarme lo que estarán haciendo esos dos...

- Jajaja, vale, luego te llamo por la tarde y estamos un rato.

- Perfecto.

Me acompañó a la puerta de la mano y cuando iba a soltársela para irme, estiró de ella y, agarrandome por la cintura me dio un tierno beso.

- Luego nos vemos Su. - Dijo después

- Venga, hasta luego, después nos vemos, que te quiero.

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