Capítulo XI

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Ningún problema, a las cinco estoy allí. Le envié a Ariadna. Antes de dormirme, le dije a Raquel que al final hoy no podría ir al bar aquella tarde, ni Ari tampoco.

- ¿Pero qué ha pasado? - me preguntó ella.

- Nada, nada, sólo quiere contarme una cosa.

- Entonces también voy yo.

- Tú mejor quédate aquí con Eric, vais a tener la casa vacía hasta mañana y podréis hacer lo que queráis... - le guiñé un ojo. Aunque en verdad me dolía.

- Tu sí que sabes... vale, me quedo aquí.

Volví a mi cama para ya poderme dormir al fin.

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Sonó la alarma de mi móvil, a las cuatro y media. Me vestí y me fui a casa de Ariadna, para ver qué me tenía que contar.

Llamé a su puerta y me abrió. Tenía los ojos vidriosos, como si estubiera a punto de llorar. Me hizo pasar al salón y ví que tenía una botella de whisky medio llena. Nos sentamos en el sofá.

- ¿Te la has bebido tú sola? - le pregunté.

- Sí, para ahogar mis penas... ¿quieres un poco?

- Vale, ¿pero qué te pasa?

- Pues que mi novio me ha dejado... - me dijo sirviéndome un vaso de whisky.

- ¿Cómo tu novio? ¿Tenías novio y no me lo dijiste?

- Es que no encontré el momento, como te chocó tanto lo de Raquel y tu hermano... no sabía cómo ibas a reaccionar.

- A ver, que a mi no me molesta que ellos estén juntos, me molesta que Eric se quiera deshacer de mí. - bebí un poco. - ¿Y quién era?

- ¿Te acuerdas de Gonzalo? Iba conmigo a clase. Pues me ha dicho que estaba saliendo conmigo para darle celos a otra que le gustaba. Y ahora esta chica está con él, por eso me ha dejado. - le cayeron unas lágrimas.

- Que hijo de puta...

- Yo estaba muy enamorada de él, era mi vida, no sé que voy ha hacer ahora, no sabré vivir sin él a mi lado. - y empezó a llorar descontroladamente.

Me acerqué a ella y la abrazé, tocándole el pelo para que se relajara.

- Venga Ari, no vale la pena llorar por él, es hora de que empiezes una nueva vida.

- Tienes toda la razón, pero no sé si voy a poder... - dijo terminándose el vaso de un trago.

- Pero Ari, deja de beber ya que vas muy ciega...

- De acuerdo, la semana que viene vámonos de fiesta y a ver si pillamos algún tio que esté bueno, ¿no?

- ¡Ése és el espíritu!

Estubimos charlando toda la tarde hasta que se hicieron las 9, tenía que irme a cuidar de Iván. Ari me acompañó a la puerta.

- No bebas mientras yo no esté, ¿vale? - dije riendo.

- ¡Hahaha! De acuerdo Su. Hasta mañana.

Antes de que me fuera, Ari me giró y me cogió de la cara, acercó sus labios a los míos y me besó profundamente. Mi corazón empezó a acelerarse, me quedé muy sorprendida. Se separó y nos miramos a los ojos, y se despidió de mí con un pequeño piquito. ¿Le gustaba? ¿O me besó porque iba borracha?

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