XXXIX

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El tiempo se detuvo para Min Yoongi. Sintió, por primera vez en mucho tiempo, miedo. 

El abrasador miedo de perder a lo único que verdaderamente amó en toda su trágica y miserable vida. Pudo ver a Jimin en el suelo, sangrando e intentando respirar con calma. Pudo ver el dolor y el sufrimiento en sus ojos, pudo ver como lo arrastraban para colocarlo en un lugar seguro mientras el tiroteo no cesaba. Yoongi sentía que estaba perdiendo a su todo, porque Jimin no era su debilidad, era su fortaleza. Jimin era quien lo mantenía fuerte, en línea y era el único capaz de hacerle sentir la felicidad en todas las formas existentes. Los Montana estaban protegiendo y defendiendo a Jimin mientras Yoongi seguía quieto en su lugar, tomándose ese segundo para no perder la cordura. Pero fue inevitable, más aun cuando sentía sus manos calentarse, su respiración agitarse y su corazón palpitando tan descontroladamente a tal punto de retumbarle en su pecho. Su felina mirada se distorsionó tanto que había perdido hasta el sentido de la orientación. No podía imaginar un mundo sin Jimin, hacerse la descabellada idea de que el menor lo dejara solo en este plano lo iba a volver loco.  ¿Qué haría él sin Jimin? ¿Qué sería él sin su Jimin?

Pero perderlo esta noche era una posibilidad ¿no? Después de todo, de haberse reencontrado, de haber coincidido en tantas cosas, de haberlo recuperado... Después de todo eso, en ningún momento se detuvo a pensar en que esa noche podía perderlo. En que un paso en falso los llevaría directo a la muerte. Porque si Jimin moría Yoongi estaba absolutamente seguro de que se iría con él.
Vestigios del pasado lo abrumaron, los recuerdos crudos de la guerra, la sangre por todos lados, la muerte por todas partes, la pérdida de compañeros. La pesadilla qué vivió en el campo de batalla por meses lo volvían a atormentar y eso era porque había bajado todos sus escudos, todas sus defensas se habían marchado ante el espeluznante miedo de perder todo lo que más amaba.

No fue hasta que dos manos se posaron en sus hombros y lo sacudieron de manera brusca, qué logró caer nuevamente en la realidad. Observó aquel rostro y era Hoseok, le gritaba tan fuerte y a pesar de ello, no le entendía ni una palabra. Volvió su mirada a Jimin y este se encontraba detrás de dos hombres que hacían de escudo para cubrirlo. Tenía su rostro ensangrentado y se había arrancado la camisa para hacerse un torniquete en el brazo, pero aun estaba vivo y eso despertó la esperanza en el mayor. 

—¡YOONGI! —Hoseok lo empujó para alejarlo del lugar, golpeando, disparando y evadiendo a cualquier persona que se le cruce por el camino. Ambos estaban agachados tras un par de sillas. —Él estará bien, va a estar bien Yoongi. 

Yoongi miró a Hoseok y luego frunció el entrecejo, su cuerpo estaba tan contraído que cada movimiento le estaba costando el doble.

—¡No permitiré que te derrumbes ahora! ¡Sigue peleando! —Yoongi creyó en las palabras de su mejor amigo. —¡Pelea hasta el final! ¡Justo como él lo hace!  —Pudo ver a Jimin de pie, disparando nuevamente con el brazo que tenía sano. 

Yoongi se levantó y tomó el brazo de Hoseok, se miraron, dándose fuerzas y volviendo a correr. Sabiendo que esta podía ser su última pelea, y si ganaban, se vendrían tiempos de paz para todos. Empujaban y derribaban a quien se pusiera en su camino, podían ver como Myers estaba tan cerca de escaparse debido a que sus matones estaban protegiéndolo de todo. Querían impedir eso. 

Entre golpes, tirones y disparos, lograron llegar hasta aquel sofá donde yacía el cuerpo sin vida de Kelly, al parecer Hwasa había cumplido con su parte del plan, ya que el hombre había sido asesinado por un corte limpio en el cuello. Yoongi solo sintió un peso menos en su espalda, habían derribado a una pieza importante del juego y ahora solo quedaban dos de ellos. Myers y Jongin.

[...]

En la otra esquina del gran salón se encontraba un joven con su fino traje manchado de sangre, golpeaba y golpeaba casi frenéticamente el rostro del opuesto que se encontraba ya en el suelo, inmóvil. Estaba cegado por la ira, la venganza y el odio que había almacenado todo ese tiempo contra aquel individuo debajo suyo. Sintió como lo agarraban y lo arrastraban lejos del lugar, pudo sentir unas firmes manos apretando su cuerpo para levantarlo y alejarlo sin problema. Cuando volteó, pudo ver el rostro de Jungkook con claridad, entre todo el caos y los disparos, había venido directamente a Taehyung para intentar calmarlo y que no pierda los estribos, debido a que si ya había cumplido con su parte del plan, podía ayudar en otra parte.

—Tengo que matarlo, tengo que estar seguro —Dijo agitado y frenético, amenazando con volver a golpear a aquel hombre que una vez formó parte de su familia. Aquel hombre que lo había traicionado por la ambición.

—Ya está muerto. —Jungkook observó el cuerpo inmóvil en el suelo, con su rostro completamente desfigurado, notando sus extremidades totalmente inertes. Jungkook se agarraba del hombro del mayor, ya que no podía apoyar su pie y eso era por aquel disparo que había recibido. —Necesito tu ayuda, Yoongi está yendo hacia Myers con Hoseok, están solos y no quiero que les pase nada. Necesito que busquemos refuerzos ahora, hay que apoyarlos para acabar con el plan.

—Hay que encontrar a Jimin. —Dijo Taehyung, pero antes de eso notó como una espuma blanca salía de lo que solía ser la boca del hombre que había dejado tirado en el suelo.
Había olvidado que Seokjin lo envenenó con éxito antes de que todo empiece, esa había sido idea del mayor y la había llevado a cabo para asegurarse de que ese tipo no salga con vida en ninguna de las circunstancias. Ya le agradecería al mayor por eso, mientras tanto Taehyung se levantó agarrando a Jungkook de la cintura, caminando en busca de refuerzos y cargando con la mochila de haberse convertido en un asesino.




[...]


—Llévalas hasta el auto, vayan directo al refugio y quédense ahí. Ahora ustedes son lo primordial. —Namjoon había salido de la mansión para cumplir con su parte junto con Seokjin y las dos damas Montana, después de cuidar las entradas habían dejado a un grupo de guardias custodiando y así pudieron proceder a lo más importante: Poner a las damas a salvo.

—Yo voy a quedarme. Vas a necesitar mi ayuda aquí. —Seokjin dijo firme, viendo como Jisoo y Hwasa ingresaban al auto.

—No, te iras con ellas.

—No pienso discutir esto, yo voy a ir contigo.—Seokjin cerró la puerta del auto y miró a Namjoon totalmente decidido.

—Jin —Namjoon miró a los ojos al mayor y frunció el ceño—Vas a agarrar esas putas llaves y te vas a ir con ellas al refugio.

—¡No pienso dejarte solo! —Estaba alterado, no quería dejar solo a Namjoon después de lo último que había pasado. Después de verlo casi morir semanas atrás por la herida de bala.

—Un último trabajo. —Namjoon se acercó a unir sus frentes, tomó las mejillas de Seokjin y volvió a hablar—Uno más y seremos libres, príncipe. Vete, ponte a salvo y cuídalas.

—No puedes pedirme que me vaya. No voy a perdonarte si te llega a pasar algo... Yo-

—Voy a volver. —Bajó sus manos para tomar las de Seokjin y las apretó. —Prometo volver y darte la vida que te mereces.

Seokjin apretó las manos del opuesto de la misma forma y besó sus labios, un pequeño y dulce toque entre estos mismos. Confiaba en Namjoon, le confiaba hasta su propia vida si era posible y sabía que el opuesto no iba a romper su promesa.

Y lo dejó regresar a la mansión. Tomó las llaves, dio la vuelta para poner a salvo a las damas y a él mismo, esperando el regreso de todos con ansias.











...(𔘓)...







Los extrañé, aquí tienen actualización sorpresa.

 ❝Glory Nights; 1930❞ ﹙Yoonmin﹚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora