_6 capítulo_ Turhan

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Estuvo a Punto de gritar "Guardias".
-Calma!¡Tranquilo!- susurré.- No estoy aquí para hacerle daño.
Lo mire con seriedad y con mucho miedo, logro notar mis nervios, agarró mis brazos con fuerza y me quito de su cara.
Sosteniendome de los brazos , enojado, me pregunta.
-¿Que está sucediendo?
-Espere, su majestad, le quieren hacer una trampa, no salga...
-¿Como que una trampa?
-Luego le explicó su majestad, pero hay hombres en los pasillos, están armados y quieren verlo muerto, logré matar a uno de ellos sin que lo supieran pero aún hay varios.
El sultán me miró fijo durante unos segundos intentando pensar en una solución.
-Ya se...- Dije mientras el pensaba -No hay guardias en la puerta de su mano derecha, y desde dónde están no lograrían verlos.
-Muy bien... Entonces ¿cuántos son ellos?
-Me pareció haber visto a 5.
-Bueno, quédate aquí.
Salió con cuidado y mucho silencio, con una espada que guardaba en el respaldo de su cama.
Yo agarré un portavelas enorme, y salí detrás de él, él no lo noto, pero no podía quedarme allí, sabiendo que habrían problemas afuera.

Escondida vi entrar al sultán en los aposentos de su mano derecha y salir con el casi al minuto, también armado con dos espadas filosas y largas.
En silencio caminaron hacia los guardias del pasillo y comenzó una pelea.
Su mano derecha era muy habilidoso y había logrado matar a dos, mientras peleaba con uno más, el sultán peleaba con los otros dos y se escuchaban ruidos de golpes de espadazos en todo el lugar.
El sultán logro matar a uno pero su mano derecha resultó herido, mientras luchaba, dio un movimiento que terminó con su vida pero también con la de aquel guardia.
Ahora sólo quedaba el sultán y un guardia, le dio un golpe casi brutal que hizo que el guardia cayera al suelo, pareciendo estar muerto.
El sultán comenzó a intentar asistir a su mano derecha, casi en llanto y en irá, cuando el guardia levantó su espada detrás de él.
Corrí hacia el y golpee muy fuerte su cabeza con aquel portavelas enorme.
Segunda persona que había matado en aquella noche. Caí en mis rodillas y comencé a llorar.
El sultán me miró sorprendido.
-¡Reacciona!- Dijo mientras me sacudía.
-Sultan...-Dije en lágrimas.
-Ve a buscar un médico y guardias, ¡¡ahora mismo!!

Me levanté como pude y corriendo encontré a algunos guardias, al jefe de los eunucos y a un par de médicos.
Corrí hacia el sultán nuevamente pero el jefe de los eunucos me detuvo y comenzó a hacerme muchas preguntas.
Luego de tal cansancio y de todo aquel estrés, me desmaye.

De repente desperté en un cuarto, no había nadie a mí alrededor, pero al intentar levantarme entra una mujer por la puerta, una médica.
Solamente me había desmayado por el estrés pero estaba bien, no tenía ninguna herida ni nada, solo el recuerdo de esos dos hombres muertos.
Me dio permiso para volver al harem con las otras muchachas.

-----Por otro lado, luego de unas horas----

El sultán estaba sentado en su cama pensando en su mano derecha, quien había sido asesinado. Aún no tenía muchas respuestas, sin embargo aún se sentía en deuda con la muchacha que había salvado su vida.
Rápidamente llama al jefe de los eunucos.
-La muchacha esa... ¿Cual era su nombre?
-Es la concubina Kamra, regalo del Pasha Piri por su ascenso.
-¿Como es que ella sabía que iban a atacarme?
-Ella estaba ayudándome, le pedí que se hiciera amiga de unas concubinas, las cuales tenían actitudes extrañas y me dijera su plan.
-Sabes que confío en ti como confiaba en mí mano derecha... ¿Esa chica también es de confiar?
-No lo sé majestad, solo sé que no lo traicionó, y que es lo suficientemente astuta para engañar a unos cuantos guardias.
-Bien... Llámala, quiero verla.
-Lo que usted desee majestad.

---------Desde el otro lado, al mismo tiempo--------

En el harem las mujeres no se habían dado cuenta de mí ausencia pero si de las demás muchachas. Solo una, me estaba observando.
-Estoy enterada de todo- Dijo la muchacha que me había hablado desde un principio.
-Hola, no entiendo, ¿De qué hablas?- dije haciéndome la tonta.
-No hace falta que finjas, lo sé todo, pero no te preocupes, me pareció muy valiente de tu parte y quiero ser tu amiga.
-Esta bien pero... Hablemos en otro sitio entonces.
Fuimos hacia un lugar donde habían menos muchachas.
-Sabes desde un principio me pareció que había algo diferente en ti, aún cuando tiraste esos dulces... Fue muy gracioso.
-No lo fue, casi muero aquella vez.
-Pero me agradas, y no hay muchas personas por aquí que me agraden.
-Cual es tu nombre?-Apresure en preguntar
-Turhan y el tuyo?
-Kamra, sabés, aún me siento mal... Por lo de... Las dos muertes.
-No te sientas mal, si quieres llegar a ser sultana algún día, créeme que eso será poco.
-No quiero ser sultana...
-Eso dijiste antes, te acuerdas? Pero ambas sabemos que todas quieren ser sultanas.

Tenía razón, yo también quería ser de la realeza, tener oro y joyas y cosas hermosas, esto de ser una sirvienta era muy complicado de soportar.
Turhan parecía frivola, pero no parecía mala, de hecho podría ser una muy buena amiga.

Ayse me agarra del brazo.
-Te está buscando el sultán, ve inmediatamente.
Turhan me miró y sonrió.
Simplemente seguí a Ayse un poco preocupada.

Sultana KamraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora