Pasado

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Chris siguió hipnotizado mirando fijamente aquella hermosa sonrisa inefable que hechizaba y la hacía volar hacia el mismo paraíso, su ser de un momento a otro se colmaba de sensaciones extrañas que eran semejantes a una corriente eléctrica pasando por su cuerpo. No era capaz de apartar su mirada del seductor y misterioso príncipe, podía notar como ese cabello azabache se agitaba con el viento, como la luna lo hacía palidecer o como no importaba nada más en el mundo que ese instante.

Cada pequeño detalle era resplandeciente desde la manera en que el encantador hechicero se comportaba con tal elegancia, con aspecto varonil y fascinante; Hasta la forma en que se asentaba en ese balcón a lo alto de la arcaica edificación.

Él era su epifanía.

Él era la razón por cual palpitaba su espíritu.

Bastaba una mirada para tocar el cielo y una sonrisa para enamórale por completo.

Deseaba estrecharlo entre sus brazos, anhelaba demostrarle cuanto lo amaba en un lenguaje apasionado. Si su príncipe quisiera inclusive le daría todo su ser, ya que el embaucador era dueño de los latidos de su corazón, de su cuerpo, de su voluntad y de su amor, sin embargo, él no sabía que tenía el poder de mover su mundo de tal forma.

En sus locos delirios, en secreto se encontraba tentado a pronunciar esas palabras fogosas como una orden ardiente porque sabía que el fiel sirviente estaba obligado a obedecer todos sus caprichos e imaginaba como seria si expresara con una voz sensual en el oído del príncipe algo como:

"Quiero hacerte mío"

"Hazme el amor hasta que desfallezca de debilidad, hasta que mis piernas duelan y mi voz se apague"

"Bésame hasta que mis labios se desangren por más"

"Abrázame hasta que llegue el fin del mundo"

"Ámame en la mañana, en la noche y para siempre"

El solo pensar en las fantasías que creaba su mente le daba escalofríos y a la vez se sentía culpable porque Loki obedecería como el sirviente esclavo que era, todas sus órdenes las cumpliría, efectuaría sus palabras al pie de la letra pero el problema sería que no podía obligar a alguien a amarlo, no podía obligarlo hacer algo que no quería, no era capaz de decirle a Loki que lo complaciera. No deseaba sumisión, quería su amor, no ese provocativo cuerpo a sus pies.

A quien engañaba él no era un amante, ni si quiera era capaz de dar órdenes que se escucharan sensuales, sonaría torpe probablemente balbuciría y al final no diría nada, quedaría en total ridículo frente a su platónico amor. Eso se debía principalmente a que nunca había experimentado pasión en su vida, nunca había sido besado con ímpetu, nunca acaecía un verdadero afecto, era ignorante en ese sentido.

Además, nadie jamás fue capaz de acariciarle con tal ternura como Loki, nadie era semejante a él.

Nadie lo forjaba a vivir intensamente, le estremecía y quemaba con solo tocar su cuerpo en un roce delicado.

Ninguna le provocaba de tal forma, ni le hacía perder la cordura únicamente con el aroma o la necesidad por verle.

Debería dejar de imaginar cosas ridículas y sin sentido de algo que únicamente podía existir en sus más ardientes fantasías, pero no en la exactitud de su vida. Por qué la realidad era cruel, dolía no tener oportunidad de conquistarlo, no era tan hermoso, ni atrevido comparaba con las mujeres u hombres que de seguro Loki había conocido o había estado envuelto románticamente.

Amaba a alguien que estaba fuera de su alcance, quería fingir que no era así pero no podía pretender que cada latido no era para Loki y temía que se diera cuenta que estaba muriendo por él.

Esclavo de Tu Amor •Thorki•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora