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Temo estaba viendo como la gente quemaba los libros y eso lo dolía, los libros eran lo más hermoso de este mundo para que los quemaran como si fueran lo más alto de este mundo. Cuando vio que ya no había nadie vigilando comenzo a sacar unos para rescatarlos haber si encontraba el que Mateo le había pedido.

xxx: deberías de tener más cuidado.- Temo se asusto y salio corriendo pero el chico que le hablo fue a la siga de el y lo atrapó pero para su mala suerte los dos se calleron-.

Temo: juro que no recogí ningún libro por favor no me hagan nada.

xxx: no te voy a dañar.- el chico se levantó y ayudo a que Temo se levantara-.

Temo: ¿me vas a delatar?.

xxx: no, yo también estaba buscando un libro.

Temo: tu no tienes cara de que te gusten los libros.- el chico sonrio-.

xxx: es un libro que escribió mi papá y es el único recuerdo que me queda de el... se lo llevaron a la guerra y murió.

Temo: lo siento.

xxx: por cierto me llamo Aristóteles pero me puedes decir Ari.

Temo: yo Cuauhtémoc pero me puedes decir Temo.

Aristóteles: hermoso nombre.- Temo se sonrojo-.

Temo: gracias... el tuyo también es hermoso.- los dos se distrajeron ya que empezaron a escuchar gritos y fueron de donde provenían pero se ocultaron para que no se los llevaran a ellos, había una mujer con un bebé en sus brazos junto a un hombre y dos niños, la mujer no quería entregar al bebé por lo que la empujaron y esta callo y ahí le quitaron a su bebé, luego lanzaron este al aire y le dispararon, Temo no soporto ver esa escena y abrazo con fuerzas a Ari a pesar de ser un desconocido y lloro intentando no hacer ruido, no podía creer la escena tan horrible de la que había sido testigo. Ari tenía muchas ganas de salir corriendo y golpear a quienes estaban causando tanto daño pero sabía que si lo hacia su madre con su hermano pequeño quedarían solos así que solo se quedó abrazando a Temo y lo intentó calmar luego de ver esa espeluznante escena.

Aristóteles: calma.- seco las lágrimas del chico con las manos- todo va a estar bien.

Temo: no puedes decirme que todo va a estar bien cuando viste que no lo está... todo esto es una locura no deberían de estar matando gente.

Aristóteles: lo se pero no se puede hacer nada por ahora, si hacemos algo al final seremos más los que moriremos que los que vivimos.

Temo: ¿y pretendes que nos quedemos callados para siempre?.

Aristóteles: obviamente no pero si hago algo dejaré sola a mi mamá y mi hermanito... ellos solo cuentan conmigo.

Cuando ya los nazis se fueron, Ari y Temo vieron que dejaron el cuerpo del bebé votado por lo que los dos lo recogieron.

Aristóteles: ¿que vamos a hacer con su cuerpo?, no podemos dejarlo aquí.

Temo: en mi casa puedo hacerle una tumba para que descanse.

Aristóteles: te acompaño.- siguio a Temo quien tenia en sus brazos el cuerpo del bebe-.

Al llegar a su casa Francisco vio que su hijo venía con un acompañante desconocido y algo en sus brazos además de estar cubierto con sangre.

Francisco: ¿qué te hicieron?.- Temo no podía decir ninguna palabra-.

Aristóteles: nosotros vimos cuando... cuando mataron al bebé y no podíamos dejarlo ahí en medio de la calle.

Lupita: pobre bebé, ¿saben donde está su familia?.

Aristóteles: se la llevaron.

Francisco: Julio y Lupita vayan a sus habitaciones ahora, yo su hermano y este joven nos encargaremos del bebé.- los niños se fueron-.

Temo: deberíamos avisarle a Keren, Anya y Mateo para que nos ayuden.- dijo con una voz quebrada y los ojos llenos de lagrimas-.

Francisco: Cuauhtémoc no hables demás.

Temo: ve por ellos, este bebé va a ser enterrado por los de su pueblo como debe de ser.- Francisco vio que su hijo no cambiaba de idea así que fue por los tres jóvenes-.

Aristóteles: deberías de soltar al bebé para que lo lavemos.

Temo: no lo quiero soltar... no quiero que sienta que está solo, quiero que sepa que tiene a alguien.

Aristóteles: el sabe que tu estas junto a él.- beso la frente del chico-.

Mientras corrían lágrimas por las mejillas de Mateo, el chico escapaba en la oscuridad para poder darle a ese bebé del cual no sabían su nombre un entierro digno, el saber que eso le había pasado ese pequeño le hacía pensar todos los horrores que estarían viviendo sus padres y los que junto a su hermana podrían pasar si los encontraban. Temo no se separo del cuerpo del bebé en ningún instante estuvo con el hasta que su pequeño cuerpo fue sepultado por la tierra.

Anya y Keren estaban devastadas por lo sucedido sus rostros lo decían todo, el odio, la pena y la angustia las tenía cansadas por lo que fueron las primeras en irse del lugar para ir a dormir, después se fue Francisco a los minutos siguientes Mateo quien le agradeció a Ari y Temo por el gran gesto que habian hecho.

Temo: puedes por favor no contarle a nadie de ellos tres.

Aristóteles: te prometo que de mi boca no saldrá ninguna palabra que te incrimine.

Temo: gracias.

Aristóteles: eres un gran chico para que expongas tu vida por unos libros.

Temo: no son solo libros, en ellos viven las ideas de las personas... vive una luz de esperanza para toda esta vida miserable que vivimos.

Aristóteles: eres grandioso... ya debería irme.

Temo: debes quedarte, si algún nazi te ve podrían matarte, hay habitaciones suficientes para que te quedes como un huésped.

Aristóteles: no quiero molestar.

Temo: tu no molestas... nunca molestarías.- llevo al chico a la habitación en donde se quedaría- por cierto, ¿como se llama tu papá?.

Aristóteles: Audifaz Córcega.

NaziDonde viven las historias. Descúbrelo ahora