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Diego observaba el lugar y lo único que quería era irse y buscar ayuda para que atendieran a toda esa gente que estaba ahí, habían niños que en vez de estar jugando o aprendiendo estaban trabajando en condiciones inhumanas, la mayoría estaba en un avanzado estado de desnutrición y quienes no lo estaban compartían un poco de comida a sus familiares o amigos.

Diego: ¿por qué me trajiste aquí papá?.

Ubaldo: pronto tendrás la edad suficiente para estar aquí... es mejor que te encargues de toda esta tropa de asquerosos en vez de ir a la guerra.

Diego: papá yo no quiero trabajar aquí... este lugar es horrible, no podría tratar mal a un ser humano.

Ubaldo: ¿y qué quieres hacer con tu vida?.

Diego: quiero ser médico.

Ubaldo: entonces después de tu cumpleaños vas a venir aquí y el médico te enseñará todo lo que sabe.

Diego: ¿ayudaré a los prisioneros?.

Ubaldo: no, ayudarás a nuestros soldados.- puso su mano en el hombro de su hijo- ahora vamos a mostrarte las instalaciones.

Aristóteles estaba mirando como su hermano jugaba en el jardín de la casa mientras el veía hacia la tumba de ese pobre bebé, tenía mucha rabia de tener que pelear por ideas que el no compartía pero así pasaba con muchos que no podían negarse a las ordenes o si no eran enviados a los campos de concentración.

Temo: tu hermano es encantador.- se sentó junto al chico-.

Aristóteles: tengo miedo de ir y no volver más.

Temo: vas a volver debes tener fe.- tomo la mano del chico-.

Aristóteles: quiero tener una gran vida... deseo envejecer al lado de la persona que me enamore... yo nunca me he enamorado y nunca he sido amado de esa forma.

Temo: se que conseguirás una chica que te ame como lo mereces.

Aristóteles: ese es el problema Cuauhtémoc... no se si quiero que una chica me ame.- el corazón de Temo comenzo a latir fuerte-.

Temo: ¿ y quién te gustaría que te amara?.- Ari puso una de sus manos en el mentón de su acompañante y comenzo a acercar sus labios con los del otro chico-.

Arquímedes: Ari necesito tu ayuda.- grito el niño y los dos se separaron-.

Aristóteles: ahora entiendo porque Diego quería matarme.- se fue a donde su hermano-.

Diego fue recorriendo el lugar tratando de evitar que sus lágrimas cayeran, vio como sacaban a personas, en su mayoría niños, desde unas cabañas para llevarlas a las cámaras de gas. También vio el humo que salía de una chimenea cercana, se podía sentir el olor a carne quemada y eso lo destrozaba por dentro, no podia creer que su padre estuviera de acuerdo con todo lo que ahí sucedía.

Ubaldo: ahora te mostraré las oficinas en donde ponen los números.- el chico siguió a su padre y ahí se encontró con un señor que se le hacía muy familiar pero no sabía distinguir quien era- treinta siete mil quinientos cuarenta y dos enséñale a mi hijo lo que sabes hacer mientras voy a ver que pasa en las cabañas.

xxx: si señor.- Ubaldo se fue-.

Diego: ¿usted es el señor Symanski, padre de Anya y Mateo?.

xxx:¿ como sabes el nombre de mis hijos?.- Diego sonrio-.

Diego: yo los conozco.

xxx: ¿los atraparon?, ¿donde están?.

Diego: ellos están bien... mi mejor amigo los tiene en su casa y hasta el momento nadie se a percatado de que ellos estan ahí.- Diego abrazo al señor- ellos se pondrán felices al saber que esta con vida... ¿y su señora?.

xxx: ella está muerta.

Diego: lo siento, de verdad lo siento mucho... si quiere puede escribirle una carta a sus hijos mientras yo distraigo a mi padre y me la puede entregar.

xxx: ¿es enserio lo que me está diciendo?.

Diego: Mateo estaría muy feliz de saber se usted... y Anya también.- el señor comenzó a escribir mientras que Diego vigilaba que su padre no regresara para su suerte el señor Symanski terminó de escribir y Diego guardó su carta en uno de los bolsillos en donde vio que tenía la foto de Mateo y dudo un tiempo en si dársela o no al señor pero al final decidió hacer lo correcto- señor tengo algo para usted y espero que le sirva.- le entrego la fotografía de Mateo-.

xxx: gracias.- el señor comenzó a llorar- el es mi niño... ¿por qué razón tenías su fotografía?.

Diego: eso no es importante... debe guardarla muy bien para que nadie la vea.

Mateo observaba a su hermana, Keren y Andrés quienes estaban jugando alegremente con unas cartas, envidiaba a los tres porque el ya no tenia la esperanza de salir con vida de toda la situación cada vez encontraba más lejana la posibilidad de tener libertad aunque para ser sinceros ayudar a su padre en la joyería y que algún día tuviera que casarse no era la libertad que anhelaba tener, el quería ser libre de viajar por el mundo y conocer a muchas personas si bien deseaba salir con chicas también había chicos en su mente para ser más precisos Diego era quien nunca salía de ahí.

Anya: deberías dejar de pensar tanto y venir a jugar.

Mateo: no estoy para tus bromas Diego.

Keren: Diego no está aquí.- Mateo se levanto-.

Mateo: lo siento es que mi cabeza está en otra parte.- se fue a sentar para jugar-.

Andrés: ¿en otra parte o en Diego?.

Mateo: en otra parte.- Anya miró a su hermano y solo sonrio-.

Keren: empecemos a jugar y no abruman a Maty con tantas preguntas.

Andrés: el que abruma a Maty es Diego no nosotros.- dijo riendo-.

Mateo: ¿por qué tanta obsesión con Diego, te gusta?.

Andrés: yo no soy tu.

NaziDonde viven las historias. Descúbrelo ahora