—Chicos, salgan ya. ¡Me está dando claustrofobia!
Sin embargo, ninguno me escuchó. Apreté los dientes con molestia. Detestaba la idea del encierro en espacios tan pequeños por tanto tiempo. Frustrada por que ninguno se detuviera para dejarnos salir, miré el techo. Ahí había una puerta del tamaño de una ventanilla. Presioné el botó que tenía a un lado y sonreí triunfal cuando la ventana del techo se abrió. Me levanté y asomé la cabeza. Perfecto, podría salir sin problemas.
Saqué las manos y las puse en el techo, impulsándome con ellas para elevarme y salir. La música de la banda se detuvo abruptamente. Todos me miraban estupefactos, así que les regalé mi mejor sonrisa, mostrando todos mis dientes, y me dejé caer por un lado de la limosina, deslizándome como si fuera una resbaladilla.
La puerta por fin se abrió, gracias al conductor, y Carlos cayó sin aviso ni cuidado. Jay salió también, todavía sin soltar el trozo de tela por el que se peleaban a la fuerza. Evie y Mal tuvieron que empujarlo para que las dejara salir por completo del coche y ponerse a un costado.
—Ya te quedaste con todo lo demás, ¿por qué quieres esto también, que no sé qué es?
Sí, Jay había robado todo lo que había encontrado en la limosina. Mi hermano robaba todo lo que veía y no tenía, si lo encontraba de valor. Yo, por el contrario, no tenía esa compulsión. Prefería los retos y no robar cosas tan banales y simples. Por ejemplo, como cuando robé la corona de la Reina de Corazones y se la vendí, diciendo que se la había robado a un pirata. O cuando robé el diamante de Madame Medusa y se lo vendí al Doctor Facilier.
El robo de la varita no me emocionaba porque, a mí parecer, sonaba demasiado simple, y ni siquiera había sido una idea, sino una orden de Maléfica. Sin embargo, igualmente llevaría a cabo el plan, porque eso liberaría a los chicos de la Isla.
—¡Porque tú lo quieres!
Ah, otro factor para querer robar: cualquier cosa que otra gente quiera con tanto anhelo, es imposible resistirse al deseo de quererlo también y, además, ganarlo. Si existe competencia, es más divertido.
—¡Dámelo!
—¡Suéltalo!
Muy concentrada en seguir disfrutando de mi paleta, miré alrededor, tratando de memorizar el área lo mejor posible.
—Chicos, chicos —los llamó Mal—. Tenemos público.
Cuando dijo esas palabras, presté atención a la multitud. Todos se veían entre confundidos, sorprendidos y extrañados. Mal e Evie estaban paradas lo mejor posible con los brazos en jarras, mientras Carlos y Jay seguían en la misma posición de pelea.
—Sólo... limpiábamos —mintió Jay con una sonrisa encantadora, y ayudó a Carlos a levantarse con un jalón—. Levántate.
—¡Déjenlo como estaba! —canturreó una señora de traje azul y moño rosa, con un peinado perfectamente hecho— Y me refiero a que lo dejen, de verdad.
Jay bufó con enfado, pero terminó por girarse y lanzar dentro del coche el aparato que traía en manos y la tela que parecía una manta.
—¡Hola, bonita!
Las palabras de mi mellizo llenaron el silencio. Su tono coqueto y alegre me hizo arquear la ceja, incrédula. ¿A quién le estaba flirteando?
—Mi nombre es... Jay.
Sus pasos, dirigiéndose a donde se encontraba la señora de traje, me dieron una pista muy clara. Era aquella chica de tez morena y cabello castaño y esponjado, peinado con mucha laca, seguramente.

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stolen | ben beast
Fanfiction❝ Jade amaba los retos, y el príncipe parecía el trofeo perfecto ❞ UNIVERSO DE DESCENDIENTES. CELESTE STONE. © 2021. #1 BENBEAST [05/10/19] #1 BENBESTIA [05/10/19] #1 DESCENDANTS [06/10/19] #1 DESCENDIENTES [11/10/19] #1 AURADON [05/10/19] #1 ISLAD...