Capítulo 5: Dormir

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Nombre: Kuumino

Raza: Bestia mágica

Títulos: ˂Rey del bosque˃, ˂Devorahumanos˃, ˂El nombrado˃

Estado: Debilitado

Nivel: 25

HP:30/500

MP:5/30

Fuerza:84

Defensa:100

Agilidad:10

Inteligencia:5

Habilidades activas:

- Carga: nivel 5

Habilidades pasivas:

- Modo Berseker: nivel 3

- Resistencia a daños físicos: nivel 4

...

¿No hay manera de que yo en nivel 1 pueda derrotar a este animal cierto? No, ni siquiera tengo una habilidad ofensiva, aunque ya casi no tenga vida no podría matarlo. ¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago?

El Kuumino aún no ha atacado, solo ruge mientras nos rodea lentamente. Parece que está siendo cuidadoso por mi habilidad, pero no sé cuánto tiempo dure esto.

- ¿Cuáles son las consecuencias de quedarme sin mana? – Pregunto rápidamente al anciano.

- ¿? ¿Qué diablos estas preguntando en esta situación? – Me responde con una mirada de incredulidad.

- Solo dígame a ver si podemos salir vivos de esta. – Levanto un poco la voz.

El Kuumino reacciona a mi comentario y parece que se prepara para atacar. ¡Maldición! No hay tiempo. Me arriesgaré. Deseo adquirir magia de sueño desde el nivel 1 y al momento recibo el ¡Ding! de adquirida que suena en mi cabeza.

- ¡Por favor que funcione! – Digo mis rezos. El anciano me sigue mirando con cara extraña.

Intento imaginarme al Kuumino cayendo dormido. Su estado no dice que tenga resistencia a la magia así que debería de darnos un poco de tiempo para huir. Pero no sucede nada.

- Rooooaarrghh! – Ruge el animal. Parece que no va a seguir esperando más.

De pronto empieza su carrera hacia nosotros. Si su ataque me roza una sola vez voy a morir. Noooooooo, no quiero morir. Hago aparecer una pequeña barrera por un momento en su pie y se tropieza hacia nosotros. Rápidamente agarro al anciano e intento esquivarlo. ¡Maldición! ¿Por qué pesa tanto este abuelo? ¿O es por mi fuerza de 3 puntos? El anciano rápidamente se da cuenta de la situación y rueda conmigo hacia la derecha esquivando a la bestia mágica, pero esta rápidamente se recupera y de pronto carga de nuevo hacia nosotros.

- ¡Acaba de dormirte! – Grito cerrando los ojos mientras intento activar la habilidad. Esta vez claramente deseando que se duerma el Kuumino por al menos 5 minutos.

...Silencio. De pronto solo escucho mi respiración agitada del miedo y la del anciano herido. Abro lentamente mis ojos y ...parece que está dormido. Siiii!!

- Estamos salva... - De pronto siento que mi conciencia se desvanece forzadamente. ¿Eh?

...

Cuando vuelvo a abrir los ojos un techo de madera cubre mi vista. Giro mi cabeza hacia los alrededores y veo un escritorio con su silla y un cajón en la esquina de la habitación, todo hecho de madera, da una sensación rústica, como si estuviera en una cabaña. ¿Qué me sucedió? Recuerdo que el Kuumino se durmió y entonces parece que me desmayé. ¿Fue porque se acabó mi mana? ¿O porque sobrepasé su capacidad? Debo hacer algo al respecto de mi nivel si quiero sobrevivir, pero, ¿y el anciano? Tenía heridas graves. ¿Él fue el que me trajo hasta aquí? En lo que pensaba acerca de mi situación se abre la puerta y entra el anciano.

- Ya despertaste eh, Debes de tener hambre JAJAJA. Vamos, ven a comer. – Me anima a levantarme a comer de buen humor.

- ¿Cómo están sus heridas? – Pregunto primero lo mas importante. Parece estar en plena forma y eso es raro, recuerdo que estaba lleno de sangre y herido.

- Ya me recuperé por completo. Gracias a tu magia el Kuumino se durmió. Aproveché para tomarme una poción rápidamente y le corté el cuello tan pronto como pude. No sabía por cuanto tiempo iba a dormir después de todo. Jajajaja. Realmente me salvaste. Si no hubieras aparecido ya estaría muerto. Lo menos que podía hacer era traerte a mi casa a descansar cuando te desmayaste por falta de mana. Jajajajajajaja – Va relatando lo sucedido de buen humor mientras sirve en la mesa de la habitación siguiente (parece que es la cocina, sala, comedor) un poco de pan duro, carne seca y un jugo extraño.

En lo que me siento compruebo con Inspección rápidamente la comida. En cualquier caso, hace poco que conozco a este anciano y aunque parezca amable no está de más la precaución. Sip, soy miedosa, y cobarde, lo admito. No leí mucho las descripciones, pero todo parece estar bien. Mmmmm? ¿No hay algo mal con lo que dijo? El Kuumino tenía 100 de Defensa y reducción de daños físicos, aunque aún no se los estándares para derrotar a un monstruo. Bueno, por ahora las primeras impresiones son las que cuentan.

- Gracias por cuidar de mi cuando me desmayé. Me alegra ver que se haya recuperado – Le agradecí en primer caso. Si me hubiera dejado ahí no sé lo que me hubiera pasado.

- Ohhh. Eres muy educada. No te preocupes en cualquier caso me salvaste la vida. Vamos come, come, dormiste todo un día. Jajajaja.

¿Eh? ¿Todo un día? Entonces mi mana se debe de haber recuperado. Lo que significa que ya debería de poder crear otra habilidad. Bueno, por ahora vamos a comer, realmente tengo hambre. La comida, tal como su aspecto indicaba, no era muy sabrosa, pero me esfuerzo por que no se note y la termino rápidamente. Al menos ahora estoy llena. El anciano se levanta en cuanto terminamos de comer y se dirige a la habitación en la que estaba. Pronto regresa con unas ropas y un par de zapatos.

- Ponte esto, aunque tal vez te quede un poco grande. Solían ser de mi mujer, así que al menos debe ser mejor que lo que traes. – Me dice mientras me ofrece unos pantalones, una camisa de mangas largas y un par de botas. Todas de cuero.

Me fijo en mi ropa y los pijamas tienen pequeños cortes por varias partes, debe de haber ocurrido cuando estaba huyendo. Dijo que pertenecían a su mujer, pero no la he visto, tal vez este solo ahora, entonces seria desconsiderado de mi parte preguntarle sobre ello.

- Muchas gracias por la ayuda, pero me temo que no tengo como pagarle.

- Jajajaja. No te preocupes por algo como eso, además sería mejor que alguien las usara, aunque sea un poco, antes que quedarse en un cajón, ¿no crees? – Me responde con una voz nostálgica y algo triste.

- En ese caso iré a cambiarme, les daré un buen uso.

- Jajajaja, adelante, adelante.

Sin perder el tiempo me cambio de ropa y ahora luzco más como alguien de un mundo de fantasía. La ropa no me queda muy grande y los zapatos encajan perfecto. ¿Qué debería de hacer con mis pijamas? Salgo del cuarto mientras pienso en lo que debería de hacer ahora. El anciano me espera en la puerta con una bolsa.

- Lo siento, pero necesito que te vayas ahora. – Me dice avergonzadamente.

Seré felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora