Capítulo 10: Ahorros

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    A la mañana siguiente salí tan temprano como me pude levantar, pero al menos no había pasado del mediodía aún ... creo. Me dirigí primero al gremio y le pregunté a Aisha sobre la ropa. No podía acompañarme (creo que es un poco obvio si lo piensas detenidamente) pero a fin de comenzar a trabajar lo antes posible enviaron a alguien a buscar prendas para mí. Me preocupaba un poco sobre el tipo de ropa que me escogieran así que les pedí simplemente dos prendas de ropa, ropa interior y algo para dormir que alcanzara con las 8 monedas grandes cobre. En cuanto llegué a la enfermería estaba muuuuucho más llena que el día anterior.

- Aisha.(Meri) Le miré. ¿Por qué hay tantas personas? ¿Acaso me quieres matar? ¿Cómo es posible que pueda atenderlos a todos yo sola? Por supuesto no le dije nada, solo la mire fijamente.

- ... - Aisha sólo alejó la mirada y comenzó a organizar las personas.

- Vamos, pónganse en orden como acordamos previamente, saben que hoy no todos podrán ser tratados así que no resolverán nada manteniéndose aquí. (Aisha) Les recordó mientras me miraba buscando mi aprovación. Al menos se dió cuenta de que me enojé.

    En lo que Aisha organizaba la fila me senté en una silla que prepararon frente a una cama para atender al primer cliente. ¿Me estoy sintiendo un poco como una doctora, estará esto bien? ¡Ah! Tengo que mencionar que ya puedo curar enfermedades. Levanté la vista buscando a Aisha y vi como un hombre le entregaba 5 grandes de cobre a otro para tomar si posición en la fila...Jaaaaaa. Tenía que haberme imaginado que esto sucedería, hagamos algo al respecto. Me levanté y me dirigí hacia el hombre que se marchaba con algo de arrepentimiento con su brazo vendado.

- ¿Señorita Meri? – Preguntó Aisha extrañada cuando vio que me dirigía hacia la salida.

- Señor, podría detenerse un momento.(Meri)

- ¿Yo? ¿Qué sucede Becaria? ¿Le he ofendido de alguna manera? Realmente lo siento. – Se disculpa rápidamente el hombre con una mirada asustada. No es como si me lo fuera a comer, ¿por qué me mira de esa manera?

- Lo siento, pero no estoy a favor de lo que usted y ese señor acaban de hacer. (Meri)– Dije mientras señalaba a la persona con la que intercambió de lugares.

- ¿Eh? – Preguntó extrañado.

- Aisha.(Meri)

- Si, señorita Meri. ¿Qué desea? – Se une a la conversación Aisha sin enterarse de lo que pasa.

- Lo siento, pero en el tratamiento quiero priorizar a quienes están en peor condición, de igual forma no trataré a quienes se dediquen a vender su posición su posición en la fila ni a quienes les compren esta. Si es un caso de urgencia sobre los demás quiero que lo traten conmigo directamente. ¿Puede garantizarme esto? (Meri)– No es justo que aquellos que estén necesitados de dinero no puedan ser curados solo porque vendieron su posición a alguien que quería ser tratado más rápidamente. Puede que esté siendo un poco mandona pero viendo como de popular es el tratamiento, aunque haya a algunos a los que les moleste, otros seguirán viniendo.

- Por supuesto, señorita Meri, me aseguraré de que así sea. – Responde Aisha al notar a que me refiero. Puedo ver como una sonrisa se forma en su rostro, parece que está de acuerdo a mi forma de pensar.

- Entonces, señor, tiene dos opciones. Regresa el dinero y recibe su tratamiento o se marcha con él, pero le serán negados mis servicios en el futuro. Lo mismo ocurre con usted señor. (Meri)– Me dirijo primero al señor que vendió su posición y luego al que la compró.

- ¡!! Lo devolveré, rápidamente.

- Gracias por entender.(Meri)

     Luego de eso me dirigí a mi asiento nuevamente y empecé a tratar con el primer cliente de forma alegre. Cuando llegó el turno del señor que devolvió el dinero me miraba algo apenado, pero le sonreí y le traté igual que al resto. Entonces se sentó uno que estaba enfermo delante de mí. Aisha lo notó y se apresuró a detenerlo.

Seré felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora