Capítulo 11: Comprando un esclavo

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     Entré al local y un sirviente me guió hasta una sala de espera junto a un grupo de personas, al parecer era necesario hacer una fila aquí también para poder comprar un esclavo, aunque era mucho más elegante. Me pregunté nuevamente si me alcanzaría el dinero. En medio de mi preocupación se acercó el comerciante de esclavos hacia mí.

- Veo que es su primera vez en mi establecimiento. Permítame presentarme, mi nombre es Frann y tengo el honor de ser el dueño de este establecimiento. Espero que salga satisfecha con su compra el día de hoy. (Frann). - Se presenta muy educadamente un señor algo mayor, de bigotes y una figura alta y delgada (parece más un Sebastián).

- Encantada, mi nombre es Meri. (Meri)

- Entonces quisiera preguntarles a todos y cada uno de ustedes qué tipo de esclavos buscan el día de hoy. Les guiaré apropiadamente a sus opciones. (Frann)– Dice esta vez dirigiéndose a todos.

- Yo busco una esclava sexual, quiero que tenga un buen cuerpo, no me importa la raza – Responde seriamente el primer hombre. No puedo creer que no sienta ningún tipo de vergüenza al anunciar algo así tan abiertamente.

- Yo quiero un elfo, esclavo sexual. – responde la otra mujer del grupo además de mí. ¿Qué tan común es esto que hasta las mujeres tienen esclavos sexuales??!!!

- Quiero una orejas largas, lo mismo. - 2do hombre.

- Yo una enana, hoy vengo a gastar así que la quiero virgen. – el 3er hombre responde con una sonrisa asquerosa. Realmente me siento mal ahora.

- ¿Y que desea la primeriza? (Frann)– Pregunta el comerciante de esclavos al ver que estoy en silencio.

- Si no le importa quiero ver las opciones, no vine con una imagen definida. Estoy bien si me deja para el final. (Meri) Me estoy poniendo nerviosa, primero veré como funciona esto.

- Entiendo, entonces comencemos. (Frann)

     Luego de eso el comerciante pasó mostrando las personas que estaban en celdas (como una jaula un poco más grande que el cuerpo pero que no era ni siquiera suficiente para dormir estirados) un poco antes de manera ligera antes de llegar a las razas solicitadas. Todos poseían expresiones tristes y resignadas pero los esclavos sexuales se encontraban en mejores condiciones sanitarias y de salud que los otros. La que mejor se encontraba era la enana que era virgen, yo sólo la veía como una niña pequeña, pero se veía con un carácter fuerte y maduro, según el comerciante acababa de cumplir 80 años y ya estaba en edad legal para ser vendida. No podía creer que en serio tuviera esa edad así que lo comprobé con Inspección y era verdad. No supe de los precios porque luego de que escogieran al esclavo eran guiados a otra habitación para la compra y realizar el contrato. Finalmente, sólo quedé yo.

- ¿Aún no ha visto nada que le llame la atención? (Frann)– Preguntó tranquilamente el comerciante.

- Le seré honesta, no tengo mucho. Estaré bien con los esclavos que tenga de menor precio, no me importa si están enfermos, si no tienen ningún entrenamiento o incluso si es uno que pensaban desechar porque no podían venderlo. (Meri) (La señora de la posada ya me explicó cómo funcionaba un poco esto, pero fue más cruel para mi ver durante el tiempo que llevo en la ciudad como los hombres bestias son tratados peor que la basura. Puede que sea hipócrita de mi parte, sé que no puedo ayudarlos a todos, pero al menos quiero ayudar a alguno.)

- Debo de admitir que tiene gustos particulares, aunque conseguir lo que desea el cliente es nuestra política, debo de advertirle que si resulta enferma entonces no nos haremos cargo de ello. (Frann)– Responde aún con una sonrisa en el rostro.

Seré felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora