XXVI.

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Suspiré justo antes de que Tom se volviera hacia mí.

—¿Tu como te sientes? —Me preguntó y me mordí el labio, pensando en una respuesta convincente.

—Mmm. Mejor. —Pensé en mandarlo lejos ya que comenzaba a odiarlo cada vez menos y eso era peligroso para mi. Realmente no era buena idea tenerlo cerca.

—Genial. ¿Y ahora qué quieres hacer?

—Um... ¿qué tal si-?

—Espera. —Me dio una mirada confusa, apoyó su guitarra contra el sofá y sacó su celular.— Es Bill. Ya vuelvo. —Asentí y luego se fue a la cocina. Apoye mi cabeza sobre el respaldo del sofá. Podía escuchar a Tom hablando en voz baja con su hermano, pero no podía escuchar exactamente de qué hablaban. Probablemente era mejor no escuchar su conversación. No quería saber qué le estaba diciendo Bill. Cuando Tom finalmente terminó, regresó y se veia un poco avergonzado.

—¿Que paso? —Le pregunté y vi como se acercaba a mí.

—Bill acaba de decirme que tenemos reunión de la banda. Y está enojado porque sigo abandonandolo sin ninguna explicación. Dice que está preocupado por mi y que no debería seguir acostándome con otras mujeres... y hombres. Aparentemente tenías razón. Hay una historia en internet sobre mi y "tu amigo". —Me dio una pequeña sonrisa avergonzada y yo solté una carcajada.

—Te lo dije. —Tom se encogió de hombros.— ¿Cómo vas a arreglar todo esto? —Pregunté.

—Bueno. Nuestro manager dijo que enviaría una declaración diciendo que la historia es falsa. Pero no sé cómo demostrar que no era un hombre, porque tienen fotos. Y es muy difícil refutar eso. —Dijo y volvió a sentarse a mi lado, suspirando profundamente. 

—Podríamos decirle a todos que fui yo y que me estabas sacando del hospital a escondidas. Al fin de cuentas, es la verdad.

—¿Harías eso por mi? —Preguntó, sonando escéptico. Me encogí de hombros.

—Supongo. Me sacaste de esa cárcel, es lo menos que puedo hacer por ti. —Vi una sonrisa aparecer en su rostro, pero apartó de mí, intentando ocultarla.

—¿Qué?

—Nada, nada. —Se aclaró la garganta.

—No, dime. ¿Qué fue tan gracioso? —Pregunté confundida.

—No realmente no fue nada. Yo solo... olvidalo. —Dijo, aun con esa sonrisa en el rostro.

—No puedo. Ya deberías saber que mi curiosidad siempre se apodera de mí. —Tom seguía sonriendo.

—Es que lo que pensé no fue... apropiado. —Seguía sonriendo. Esa pequeña accion se me hizo irresistible.

—¡Ahora con más razón debes decirme! —Hice pucheros. Eso casi siempre funcionaba. Tom sacudió la cabeza, riéndose sin mirarme. Seguramente por miedo a no resistirse ante mis pucheros.

—Esta bien. Dijiste que era lo menos que podías hacer por mi y mi mente se fue a otro lado... pensé en algo más que podrías hacer. Si sabes a lo que me refiero. —Rió, un poco avergonzado. Me alegré de que sintiera tanto remordimiento por su comentario incómodo. Y no pude evitar reírme. El simple hecho de que finalmente lo dijo me hizo feliz porque eso significaba que estábamos volviendo a ser los de antes.

Pero no estaba segura de querer que seamos los mismos de antes, especialmente porque el tenia a Ria y yo a Sebastian. Y aun no nos teníamos confianza. Necesitábamos hacer las cosas de una manera diferente si queríamos que esto funcionara. Dejé de reír y miré por la ventana con una sonrisa en mi rostro. No sabía cómo decirle que no estábamos destinados a estar juntos. Eso me dolía.

Suspiré y sacudí la cabeza.

—¿Qué más dijo Bill? —Lo mire, rompiendo el silencio.

—No mucho. Me pregunto si te vi anoche porque las fotos eran afuera del hospital. Le dije que no te había visto.

Hurricanes & Suns. (Tom Kaulitz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora