Uomo dell'oceano II

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Pintura: Noonday Heat de Henry Scott

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Ahí continuaban, juntos, Josuke estaba recostado de su pecho y ambos ignoraban completamente ese hecho. Jotaro lo peinaba con delicadeza, a veces rozando su oreja levemente con su mano al notar como a Josuke parecía encantarle ese tacto. Su cabello era tan suave que no quería apartar su mano, pero debía hacerlo; se detuvo tomando las uvas que había guardado antes de salir y comiendo unas pocas. En eso, por su cabeza pasó una idea bastante tentadora, por lo que tomó una en específico.

Josuke —pronunció con su tono grueso y profundo, mientras acercaba la uva a la boca del muchacho.

A Josuke no le tomó ni un segundo sonrojarse, dudando en si debía aceptar la uva. Le tentaba hacerlo, así que sin pensarlo más abrió un poco su boca y se acercó a la uva, tomándola entre sus labios con cuidado. Jotaro, ensimismado en él, le ofreció otra, y con gusto el joven siguió dejándose alimentar por aquel hombre tan hermoso, con sus profundos ojos verde agua observándole tan atentamente.

Jotaro no podía parar de admirar esos abultados labios tomando uva por uva, se estaba dejado llevar por sus deseos de acercarse al joven, y se preguntó cómo se sentiría probarlos.

Josuke lo observó de vuelta, y ahí, en ese silencio tan significativo, Jotaro tomó su barbilla inclinándose y el adonis se separó de su pecho para acercarse más. Sus labios se rozaron lenta y suavemente, siguiendo un ritmo dulce que los relajaba y los aceleraba a ambos. Era un beso torpe pero tierno, que fue interrumpido cuando Josuke se separó muy tímido, alejándose y mirando hacía el horizonte, evitando que sus ojos se toparan con Jotaro.

Esto destruyó por dentro al mayor, quien empezó a cuestionarse si lo que había hecho estaba mal o no. «¿Lo incomodé?», estaba alegre, había besado al bello muchacho, pero éste ahora parecía rechazarlo.

Se quedaron en silencio por un rato, cada uno en su propio mundo analizando lo sucedido. Josuke estaba casi gritando, evitaba hasta moverse para que Jotaro no lo notara. Cuando sentía que su aceleración se disipaba empezó a voltearse lento, hasta que se encontró a un decepcionado Jotaro observándole en busca de respuestas. Con el enrojecimiento hasta sus orejas se acercó para abrazarle, escondiendo su cara en su pecho por unos segundos, pero luego, repentinamente, le miró unos segundos y le preguntó.

¿Te gustaría ir a nadar?

Se notaba que estaba desesperado por salir de esa situación de los nervios que tenía, sus cuernos en algún momento serían capaces de iluminar Grecia entera, y esto le hizo mucha gracia a Jotaro.

Me encantaría —respondió el mayor correspondiendo el abrazo, confundido por su comportamiento.

A los segundos Jotaro se levantó y le ofreció su mano. Cuando ambos empezaban a prepararse, Josuke se distrajo todavía perdido en su mundo, sin darse cuenta de que ya Jotaro se estaba desvistiendo delante de él, sin ninguna vergüenza. Su trabajada espalda estaba totalmente a la vista junto con sus grandes hombros, con una cintura delgada pero proporcional e igualmente muy trabajada, y Josuke casi fallece al bajar un poco más la vista y encontrarse con... esos que tanto había admirado secretamente la otra vez.

Esa silueta masculina que tanto le encantaba estaba ahora totalmente a su vista, potente e hipnotizante. El hombre dejó de quitarse su ropa y quedó totalmente desnudo. ¿Qué iba a pasar si Jotaro se volteaba? No estaba seguro, pero su mente suele divagar cuando cosas de forma tan redonda están involucradas, no se encontraba listo para una situación así de nuevo.

『 Il Giovane con le ℭorna 』 🌒 (JotaJosu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora