El joven adonis se despertó de entre tulipanes, anémonas, y otras plantas vivaces, en un área natural similar a un bosque. El lugar transmitía un aura tan mágica y atrayente que el chico se sentía en completo relajo. Se encontraba un poco cansado, y no recordaba cómo había terminado durmiendo ahí. Hace unos días había decidido visitar tierras humanas, pues le encantaban los paisajes del lugar, pero ahora parecía haber olvidado completamente las palabras y los movimientos que debía recitar para volver a su tierra natal. Ahora estaba en un gran aprieto y no tenía ninguna forma de comunicarse con sus conocidos.
Él provenía de Galleggianta, una tierra flotante en el cielo que se ubicaba entre Italia y Grecia. En Galleggianta había una población muy limitada, pero todos eran seres poderosos y casi místicos que ejercían alguna función en la naturaleza de la tierra. Sus habitantes eran llamados Sopraggios. El joven adonis era uno de ellos, junto con su madre.
El Sopraggio decidió levantarse, acomodó su himatión, y se puso a explorar el lugar. No tenía a dónde ir, por lo que empezó a buscar algunas frutas y cosas que le ayudaran a pasar la noche. Caminó y caminó, tomando algunos higos de árboles que encontraba y comiéndose unos pocos.
Aunque le gustaría sentarse a observar lo lindo y acogedor que era el lugar, debía encontrar una fuente de agua, que en su raza tenía una gran peculiaridad: Los mantenía frescos y coloridos. Podían sobrevivir un total de 15 días sin ella, luego del límite, un Sopraggio sin agua se arrugaba, perdía el color, y finalmente fallecía.
Al paso de unas pocas horas había encontrado un claro río de un color verdoso y azulado, que tenía pequeñas piedras destellantes al fondo, las cuales parecían esmeraldas. En ese momento se acordó de su amigo Kakyoin, quien ejercía el poder de modificar y controlar los minerales preciosos en la tierra, sobre todo las esmeraldas; él seguro era el responsable de la belleza de aquel río.
Se inclinó a tomar un poco de agua, bajando sus manos y luego llevándolas con cuidado a su boca para refrescarse. Al terminar, empezó a buscar algo cómodo que pudiera ayudarlo a dormir más tarde y un refugio temporal, pero se detuvo abruptamente, pues sentía una presencia humana cerca de él, que cada vez se hacía más fuerte.
Su raza no tenía problema con los humanos, ellos mismos modificaban y manejaban el mundo para que las especies continuaran su ciclo en el lugar, pero su madre siempre le advertía que no todos los humanos eran buenos, y muchos eran tan «inferiores e inmundos» por sus malos sentimientos que «no podían ni llegarles al talón a ellos». Al parecer la mujer había tenido una mala experiencia con un humano, y nunca quiso hablar mucho de eso, parecía afectarle incluso en la actualidad.
Pasó unos pocos segundos volteando a todos lados en busca del humano, y finalmente lo encontró. Era un hombre grande y con músculos que estaban muy bien desarrollados, era muy alto y se le veía joven; contaba con una potente presencia que lo hacía estremecerse. Su cabello era negro y tenía unos pocos mechones ondulados cerca de su frente, pero al bajar un poco más su vista se topó con sus ojos, eran demasiado profundos y especiales; había algo en ellos, entre esos colores turquesas y verdes como aquel río, que reflejaban calma y fuerza a la vez.
Sin dudas le parecía un hombre hermoso, demasiado para ser un simple humano, pero todos esos pensamientos se borraron instantáneamente al notar que éste sujeto llevaba un arco consigo y parecía preparado para alzarse y disparar.
Que ese hombre fuera portador de una deslumbrante y masculina belleza no significaba de era de confiar. Él era un joven fuerte a pesar de su delicada apariencia, era poderoso incluso no siendo robusto o músculo en exceso, pero los Sopraggios eran seres pacíficos y no quería tener que atacar. Si ese sujeto decidía dispararle, podría terminar herido, inmovilizado, y totalmente a su disposición. Ellos también podían tener largas vidas, casi inmortales con los cuidados necesarios, pero bajo el ataque de alguien, el dolor seguía sintiéndose.
Sin dudarlo, salió corriendo por entre los árboles, dejando todas las frutas que había tomado y tratando de alejarse lo más posible.
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『 Il Giovane con le ℭorna 』 🌒 (JotaJosu)
Fiksi PenggemarEn un día de cacería por los bosques mediterráneos de Creta, la isla natal de muchas deidades, Jotaro tiene un inesperado y casi místico encuentro con un misterioso adonis que jamás había visto antes. ¿Qué era él? ¿De dónde provenía? • Jotaro Kujo x...