El adonis despertó, con su cabello despeinado y sus ojos cristalinos por las típicas lágrimas mañaneras luego de bostezar. Sus tiernas pestañas empapadas se ondearon con suavidad al parpadear en un intento de acostumbrarse a la luz del sol.
Se sentó en la cama y talló sus ojos. Adormilado cayó a la realidad, todo lo que pasó ayer, todo lo que sintió, era real. Qué calidez sintió en su rostro.
«Jotaro...»
Se lanzó a su cama tomando su pecho, sintiendo que en algún momento el movimiento de su corazón sería tan rápido como para matarlo. Sonrió tontamente mientras su mejilla se apoyaba en su manta, y no pudo evitar dar algunas vueltitas en la cama como una chica joven enamorada.
Queriendo terminar con lo que hacía, avergonzado de sí mismo, se levantó para bajar con Jotaro, primero pasando por el baño para cepillarse y lavar su cara.
En la entrada de la casa lo encontró, apunto de irse. Rápidamente fue a detenerlo, tomándolo por el brazo.
—Jotaro, ¿a dónde vas?
—Voy a comprar pan, ya vuelvo.
—Hmm... No, hoy no saldrás, te quedarás conmigo—Ordenó abrazando su brazo, reteniéndolo.
—Pero-
—Todavía queda pan, Jotaro.
El hombre quedó en silencio, secretamente enternecido por la insistencia de Josuke. Dejó su bolsa con pertenencias en la encimera de la cocina, siendo seguido por el chico.
Sintió su mano tomar su muñeca, haciéndolo voltear. En ese momento, Josuke le arrebató un corto beso, para luego sonreír brillantemente.
—¿Qué tal si hoy horneamos algo?
—Claro, ¿qué quieres hacer? —preguntó sintiéndose todavía desacostumbrado a esos constantes besos.
—Galletas —respondió emocionado, tomando su muñeca para llevarlo a la cocina para hacer la masa.
•
•
•Josuke estaba amasando la masa mientras Jotaro iba a preparar el horno del exterior. Pronto volvió y lo acompañó a darle forma a cada galletita, haciendo algunas con diferentes formas, como de corazón. El estar en aquella cocina, preparando algo juntos, los hacía sentir muy cercanos, como si se conocieran de hace muchos años.
Luego de que todas las galletas estuvieron listas, fueron juntos al horno y las pusieron, asegurándose de que el fuego no fueran tan potente. Se sentaron en las sillas que tenían ahí, y esperaron pacientemente, mientras observaban el precioso paisaje.
Josuke acercó un poco más su silla quedando junto a Jotaro, y entrelazó sus dedos en silencio, posando su cabeza en su hombro.
—Jotaro, ¿te gustaría conocer Galleggianta? —preguntó, hace poco empezó a cuestionarse muy bien, «si estoy junto a él, ¿a dónde iremos? ¿Qué haremos? ¿Viviré aquí hasta que él perezca y yo tenga que subir? ¿O él subirá conmigo?».
—Me encantaría, ya te he hablado de mis deseos de estudiar y entender tus cuernos; conocer tu cultura y un mundo tan surrealista sería fascinante —respondió calmado, tomando más su mano.
—Quisiera que vinieras algún día conmigo, cuando deba volver.
—¿Cuando lo harás? —Jotaro sintió leve temor ante esas palabras, temía no volver a verlo si él subía.
—Debo ser sincero, puedo hacerlo cuando yo desee, pero... deseaba quedarme junto a ti por un tiempo más.
—Y yo debo ser egoísta, pero quédate un tiempo más —Pidió mirándole de una forma tan dulce que Josuke ya no necesitaría las galletas.
—Eso haré —respondió, alzando su cabeza para dar un beso en su mejilla.
Minutos después las galletitas estuvieron listas, así que optaron por comerlas juntos sobre el típico kline de Jotaro.
Josuke tomó una de corazón y la acercó a la boca de Jotaro, quien permitió que lo alimentaran, dándole un mordisco. Una delicia, crujiente por fuera y suave por dentro, la exacta cantidad de azúcar.
El adonis tomó una para él mismo y la probó, quedando igual de fascinado que la primera vez en que lo hizo. Rápidamente la acabó y agarró otra. Jotaro se quedaba embelesado observando al chico comer tan entusiasmado, viendo como sus ojos brillaban por algo tan simple. ¿Era posible estar más enamorado? Al parecer, sí.
Comió otra, y para cuando tomó su tercera ya se habían acabado. Josuke se comió cuatro, su estómago parecía ser un "pequeño" pozo sin fondo.
—Estaban deliciosas, gracias –Sonrió.
Jotaro lo observó unos segundos, y empezó a acercarse lentamente. Pudo notar como su sonrisa se desvanecía remplazando su expresión por otra que lucía un poco avergonzada, pero ansiosa por lo que sucedería.
Josuke se acercó más y se dieron un corto beso, que hizo al joven explotar de felicidad y nervios; ayer se besaron sin parar por horas, pero todo era tan nuevo e irrealista que no podía evitar sentir cómo su interior se alteraba.
Puso su cabeza cerca de su corazón y se recostó sobre él.
—Te quiero, Jotaro.
• 🌗 •
He olvidado publicar este capítulo, no sirvo. 😔
Si alguien lee esto luego de tanto tiempo, muchas gracias por esperar, últimamente me han puesto más tarea de lo normal y no he podido tomarme el tiempo de escribir y publicar capítulos. :(
Pero bueno, espero que se encuentren bien uwu💕, creo que cuando pueda publicaré una historia corta de Diavolo x Doppio, por si les interesa, sólo me faltan algunos capítulos para finalizarla.
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『 Il Giovane con le ℭorna 』 🌒 (JotaJosu)
FanfictionEn un día de cacería por los bosques mediterráneos de Creta, la isla natal de muchas deidades, Jotaro tiene un inesperado y casi místico encuentro con un misterioso adonis que jamás había visto antes. ¿Qué era él? ¿De dónde provenía? • Jotaro Kujo x...