Contra toda probabilidad

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-Elegidos para ser los nuevos Acólitos de primera jerarquía de la Asociación Ackerman, han optado por consagrar su vida a conseguir la victoria de la humanidad sobre el infierno. Creo en ustedes, y desde hoy seré su compañero en armas. Cuidare su vida como si fuera la mía y buscaré acabar con esos malditos demonios con cada aliento en mí cuerpo. Respondan a la fe de la humanidad y venzan al enemigo junto a nosotros. Esta es nuestra primera misión...–

Levi Ackerman se había detenido escasos metros antes de llegar a la puerta principal, donde el demonio que los había desafiado aguardaba pacientemente al otro lado. Al hablar, miraba directamente a los ojos de sus nuevos compañeros. Su voz era grave y trataba de sonar firme al expresar su sentir. La realidad era que, al ver las miradas inexpertas de los cuatro acólitos nuevos, su alma temblaba por el miedo. No deseaba perder a nadie a manos de los sirvientes del infierno. No de nuevo. Sin embargo, la situación dictaba que del otro lado de la puerta esperaba un ser de enorme poder, uno tan temible que se daba el lujo de la desfachatez y el cinismo. – ...Por favor, no mueran. -

Los acólitos, uno al lado de otro, dieron la orden de abrir la inmensa puerta, que empezó lentamente a separarse del umbral. Poco a poco el cielo azul apareció frente a sus ojos, el verde valle que rodeaba el edificio de la Asociación, y la silueta de una mujer que, sentada en una roca jugueteaba con las flores que estaban a su alrededor. Todo parecía configurado como uno de esos sueños, donde por breves instantes se te muestra el paraíso para luego con crueldad sumergirte en una pesadilla. Una antesala al infierno.

Mikasa estaba realmente aburrida y molesta. Odiaba las misiones que involucraban a la Asociación Ackerman y a sus perros de ataque. Había aprendido a través de los años, que la gran mayoría de los objetivos pertenecientes o relacionados a ella, eran esencialmente buenos y ninguno merecía el infierno. Su curso de acción desde ese descubrimiento cambió, evitando seducirlos como a sus presas habituales, optaba por asesinarlos de manera rápida, para que tuvieran la posibilidad de acceder al paraíso o en su defecto, reencarnar.

Todo en aquella misión le irritaba en sobremanera. Afortunadamente se pudo deshacer de la sueño. Su presencia, por mucho, era lo que más le molestaba de la misión. La invaluable ventaja que la ayudó a alejarse de la insufrible Mina fue su velocidad. Como cualquier demonio relacionado con la pereza era sumamente "lenta" para trasladarse, y más si se la comparaba con la velocidad que ella tenía, similar a la de una Furia.

Mikasa casi sonríe al recordar como Mina trató inútilmente de seguirla, y como en menos de diez minutos la había dejado atrás, por kilómetros. Era mejor así, ella mataría a los acólitos rápidamente, sin tortúralos como planeaba hacer Mina Carolina. Finiquitando el engorroso asunto lo más pronto posible o al menos eso creyó al principio.

Los humanos se tomaban su tiempo para salir de su fortaleza. Una situación más que desesperante, la ojigris buscaba que murieran sin dolor antes de que la sueño llegase y frustrara sus planes, pero como si ellos buscaran lo contrario, la hacían esperar innecesariamente. Si no fuera por toda las almas vírgenes que podía sentir dentro del edificio, hubiera hace mucho, desecho la puerta y entrado por la fuerza. Sin embargo, seguía siendo un súcubo y aunque contará con la experiencia para controlar sus instintos primarios, la cantidad de hombres sin haber conocido el amor físico que se alojaba dentro de la Asociación era imposible de ignorar. Con solo pensarlo, sin querer, Mikasa empezaba a salivar. Y su cuerpo construido para dar y recibir placer, reaccionaba sin que ella pudiera evitarlo.

Tratando de alejar las sensaciones placenteras involuntarias de la anticipación, que empezaban a recorrer su espina dorsal, la ojigris busco la manera de distraerse. Hallándola en las flores que crecían alrededor del imponente edificio. Tulipanes amarillos y rojos, se hallaban esparcidos por doquier, dando al enorme espacio un aroma y vista muy bella.

El infierno del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora