Los calabozos de la Asociación eran oscuros y húmedos, haciendo solo más evidente la atmósfera opresiva del lugar. Cada piedra con la que habían levantado tan funesto sitio exudaba hostilidad y desesperación.
Mikasa que solo había conocido de estos dos sentimientos desde su exilio en el reino del hombre pareció no darle importancia.
Sin duda alguna, el estar "presa" era su culpa. Se había descuidado absorta en los pensamientos dirigidos al portador de la sangre de ángel, y aún más importante, al menos para ella, el nuevo dueño del alma que amaba.
Gracias a ese tremendo descuido, un rubio alto, de gran porte y de lo que parecía una mente llena de la convicción para vencer al infierno, que en ese momento estaba encarnado por ella, se había acercado de manera inadvertida, aprovechando el momento para hacerla su prisionera.
Hubiese sido sumamente fácil asesinarlo y escapar, pero al sondear las auras de los acólitos presentes, pudo notar que el tal Erwin Smith, era muy importante para ellos, para todos.
Levi Ackerman, emitía un respeto desmedido al sujeto que la había amenazado con una espada pegada al cuello. Acción totalmente absurda, pues Mikasa no era una demonio cualquiera, aunque el rubio le cortara la yugular y toda la sangre de su cuerpo se vaciara, ella no moriría. Pero el ojiazul no lo sabía, lo cual ayudó a que la súcubo sintiera algo de admiración por su captor. Si bien había presenciado lo que era capaz de hacer, el tal Smith, no dudó ni un segundo en ir contra ella. El Diácono tenía bastante valor.
Fue así como sin más opción, Mikasa tuvo que dejar que Erwin Smith la sometiera para después, sin ceremonia alguna, la arrojara a ese frío calabozo.
Ubicado en los pasadizos subterráneos del edificio de la Asociación Ackerman, el lugar estaba claramente diseñado para frustrar cualquier intento de fuga, aun antes de siquiera de poder pensarlo. O al menos así debió ser para los humanos que habian pisado ese lugar. De nuevo el absurdo, ¿De verdad creían que un demonio de primer nivel, como ella sería detenido por un obstáculo tan parco?
En fin, todo hubiera sido relativamente sencillo, de no haber sido por la maldita aura del lugar. Para Mikasa, el sitio se había vuelto lo más parecido a estar siendo torturada lentamente.
Hombres vírgenes deambulaban por los corredores encima del calabozo donde la habian lanzado; si bien no estaba ni siquiera un poco asustada por lo tétrico y poco acogedor de su situación en general, la cercanía de tanto alimento de tan buena calidad estaba volviéndola loca.
Tentándola como un fruto prohibido, fruto que ella misma se había negado desde hacía mucho tiempo, negando así también, su propia naturaleza.
Tanto se había esforzado para no romper su juramento y ahora el destino, que se deleitaba con su desdicha, la arrojaba de lleno a una situación potencialmente catastrófica, si dejaba que su instinto la dominara, aunque fuera por pocos segundos. Su pensamiento siempre calculador y precavido, se había vuelto nebuloso, abstraído por completo en la energía que emanaban los cuerpos jóvenes, entusiasmados, febriles e inexpertos, de los acólitos que habitaban el lugar.
En tal caso, y pensando con la más fría lógica, el calabozo en lugar de comprimirla y asustarla, se había vuelto un refugio de lo que era. Una póliza de garantía para los que, sin saberlo, caminaban tranquilamente por encima de su encierro, desconociendo el peligro al que su propio Diácono los había expuesto.
Una bomba, Erwin Smith, sin saberlo había ingresado con una bomba de tiempo en el edificio de la Asociación. Una, que hacía uso de toda su voluntad para no estallar y llevarse con ello a muchos infortunados al infierno, literalmente.
Ese juramento, hecho tiempo atrás la mantenía quieta. Irónicamente, reencarnado en otro cuerpo, el ser al que le había hecho esa promesa se encontraba, quizás también deambulando por el edificio donde la mantenían cautiva.
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El infierno del amor
FanficUn ser nacido en las sombras, creado con el único fin de alimentarse de la energía humana, a través de la lujuria propia de la especie. Mikasa, súcubo de primer nivel, condenada a vagar por la eternidad. Ella conoció el verdadero infierno el día que...