Capítulo 18: Papá

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Después de lo ocurrido durante su pequeña fiesta de recepción, Emilio y Joaco no tuvieron tiempo para asimilar lo que pasó, pues anduvieron de un lado a otro atendiendo a sus invitados -por parte del modelo- y terminando de conocer a la familia -por el lado del cantante-.

Fue así, que ya hasta medio entrada la noche Eli los llevó a la que bien podría ser la habitación de un hotel de cinco estrellas. Cuando Emilio entró, hasta los ojitos le brillaron.

— vaya, es hermosa— sin dudarlo corrió hacia los ventanales, observando maravillado la impactante vista del lago en todo su esplendor— wow, es genial

Por supuesto que Joaco sonrió al verlo así, pero también su mamá y abuela dejaron escapar una tierna sonrisa. Emilio era simplemente un amor.

Una vez que la emoción pasó, más por educación -porque ni quería- preguntó:

— entonces ¿Dónde dormiré?

— ay, no nos hacemos ilusiones que no duerman en la misma cama— respondió Eli pícara haciendo a su hijo enrojecer y a él reír mientras celebraba por dentro—así es que... dormirán juntos.

— jaja qué bien, porque nos acurrucamos ¿verdad, solecito? — con trabajo el menor asintió.

Por algún motivo sentía que después de besarlo, Emilio se había vuelto más atrevido, claro, era encantador, pero por otro lado, quizá terminaría con un infarto a este paso.

— más bien tú me asfixias, amor— el cantante soltó la risa, recordando la vez que fingía dormir.

— ¡wof, wof! — repentinamente, un pequeño snoozer salió corriendo de la nada directo a Emilio.

— ¡mira esta cosa! — sonrió divertido al ver al pequeño bigotón que brincoteaba frente a él, pidiendo por ser alzado, cosa que no dudó en hacer— ay qué lindo ¿De quién es?

— es mío— respondió Joaco— se llama whisky

— jajaja, mira esa adicción

— ¡ey! mi papá le puso así jajaja... él me lo dio— Emilio sonrió ante el tono dulce de su pequeño.

— es muy bonito

— lo es— afirmó Bety— pero no lo dejen afuera o las águilas lo atraparán— el cantante enarcó una ceja ¿será?

Al ver al mayor pensando seriamente en el asunto, Joaquín se empezó a reír.

— no le hagas caso, sólo está bromeando, así es abue— por alguna razón, Beatriz sonrió como diciendo: allá ustedes, pero ya no dijo nada.

— por cierto— llamó Eli caminando hacia un ropero— aquí hay toallas y todo extra por si lo necesitan

— y si les da frío esta noche— interrumpió abue Gress, acercándose para sacar un especie de gran zarape, lleno de patrones rojos— usen esta, tiene poderes especiales.

Emilio bajó al cachorro para tomar la cobija. La examinó un momento intentando encontrarle algo especial, pero nada, por lo que se la pasó a Joaco quien, curioso, preguntó:

— ¿Cuáles poderes especiales, abue?

— es la fábrica de bebés— como si de pronto la cobija se hubiese convertido en fuego, Joaco se la lanzó a Emilio, pero luego, al verlo sostenerla con total incredulidad, imaginó "algo" y se la quitó lanzándola a la cama.

— ¡abuela! n-nosotros no... eso es, ay— mejor se tapó la cara haciendo reír a los otros tres.

—  no me digas que no pueden tener bebés, eso no es pretexto porque vaya que pueden hacer-

La propuesta (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora