La propuesta (Emiliaco)

Capítulo 20: Malentendido

Emilio colgó el teléfono dejándolo sobre el buró al lado de la cama.

— Eli dice que duermas bien— susurró al joven en la cama que yacía hasta suspirando.

En cuanto llegaron al hotel para registrarse en sus respectivos cuartos, Eduardo y Emilio se despidieron a las afueras de las habitaciones. Todavía el cantante escuchó a Barquín suspirar desesperado por las excesivas risas de Niko, éste se había despertado a mitad de camino y al parecer no tenía planes de ir a dormir.

Contrario a Lalo, el cantante estuvo mucho más tranquilo, pues Joaco seguía durmiendo profundamente; Cuando lo dejó en la cama, simplemente se colocó de lado, acurrucándose en sus manos.

Por un momento Emilio sintió que en ese gesto faltaba él, pues si analizaba las veces que habían dormido juntos, siempre estaría detrás de Joaco abrazándolo por la cintura o en todo caso éste se hundiría en su pecho.

Una sonrisa de satisfacción cruzó su rostro a la par que deseó irse ya a dormir, claro que antes de eso, como buen yerno bien portado le llamó a su suegrita para informarle la situación.

Así que al final helos aquí, el rizado mirando como enamorado a su pequeño modelo, mientras que éste suspira entre sueños haciéndolo sonreír.

Parece que a estas alturas ya no tiene remedio.

Pasó algunos minutos viendo a su sol, hasta que decidió que ya se estaba viendo muy stalker por lo que fue al baño para lavarse la cara y despejarse un poco.

Justo cuando salió y casi matándolo de un susto, Joaquín se reincorporó completamente confundido, miró unos segundos la pared frente a él y luego se volvió a acostar, es sólo que en vez de cerrar los ojos se quedó completamente quieto mirando el techo.

Esto, hasta que un guapo rostro entró en su campo de visión. Emilio se asomó totalmente curioso.

— ¿Joaco? — La luz naranja de las lámparas iluminó parcialmente esa encantadora cara haciendo que los ojos de Joaquín se entrecerraran y una lindísima sonrisa apareciera en sus labios— ¿Qué sucede? — preguntó entre divertido y contrariado Emilio al escucharlo reír.

— es que… estoy viendo cosas ¡eres Emilio Marcos! — y con esto Mailo soltó la carcajada

— jajaja, estás peor de lo que pensé— rodó los ojos divertido

— ¿eh? Entonces ¿no eres Emilio? — sabiendo que con un borracho no se puede lidiar, el mayor acarició su mejilla y asintió.

— Lo soy

— ¿¡De verdad?! — los ojos de Joaco brillaron cual estrellas. Se llevó una mano al rostro sólo para acunar aquella que lo estaba acariciando y hundirse en la misma sin dejar de sonreír— ¡soy tu super fan! ¡siempre quise conocerte!

— jajaja es un placer que tú, solecito me digas eso

— oh por favor— renegó arrastrando las palabras— eso no importa, importas tú… importa que de la nada me quisiste conocer y casi me haces sufrir un infarto— el mayor lo miró fijamente esperando que terminara, pero Joaco guardó silencio y sólo le sonrió.

En estos momentos Emilio sabía que cualquier cosa que preguntara sería injusta, pues al no estar en sus 5 sentidos Joaquín hablaría sin rechistar diciendo cosas que quizá no quiere decir, aun así…