Epílogo

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Antes que el apogeo de sus carreras, así como de su vida juntos, llegara para Emilio y Joaquín, pasó algo interesante.

Esto sucedió unos días después que regresaran de Sitka.

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En el centro de la ciudad de México existen zonas residenciales al más puro estilo de la revolución. Sus calles empedradas y sus hermosas casas destacan de mil formas, siempre conservando ese encanto tan único de nuestro México antiguo.

Sin embargo, existe una casa en especial donde ese estilo está particularmente impregnado con el toque único de un rebelde músico y un joven diseñador.

Una casa de dos pisos, amplio jardín y una hermosa entrada llena de flores, se alzaba lindísima entre varias casas, resaltando por su impecable color blanco y los amplios ventanales que dejaban entrar la luz, dándole un toque cálido a la primera planta.

Si tuviéramos que examinarla a fondo, de cierta forma era gracioso, porque la planta baja constaba de cocina, comedor, sala y un enorme estudio, los cuales, sin importar a qué hora, siempre estaban llenos de una perfecta iluminación, más aún porque cierto sol pasaba la mayor parte de su tiempo en esos lugares.

Ahora bien, la segunda planta, debido a que un gran árbol yacía a un costado de la casa, su sombra hacía que el piso superior siempre pareciera un tanto tenue. La gran recamara principal tenía una pared pintada de un azul oscuro, dando la impresión de una noche sin estrellas, mientras tanto, el estudio de música yacía aislado para una mejor insonorización, en él la luna componía sus melodías sin parar.

En resumen, en el primer piso siempre era de día, mientras que en el segundo la noche era anfitriona. Todo perfectamente armónico, al igual que las dos personas que residían en tan lindo hogar.

Los ladridos animados de un pequeño bigotón sonaron especialmente fuertes, haciendo eco en la estancia. Emilio se paró en uno de los ventanales de la recámara y observó divertido cómo Whisky saltaba juguetón alrededor de Samay, la cual reposaba somnolienta en el suave césped. Los años la habían hecho mucho más tranquila, por lo que ni el torbellino a su lado era suficiente para hacerla levantarse.

Al ver que su compañera de juegos no le haría caso, el pequeño bigotón se dejó caer de sentón en el suelo y movió su corta colita en espera de una reacción, pero no pasó nada; Al final, una mariposita blanca pasó ganando su atención.

Ni tarde ni perezoso corrió tras ella, brincando para intentar alcanzarla. Una vez que la mariposa llegó a la reja principal, se volvió a sentar mirando decepcionado cómo ésta se alejaba. Justo cuando creyó que se iría, la mariposita dio vuelta y regresó a la casa.

Con el ánimo restaurado, Whisky corrió tras ella, pasando por el jardín y aplastando a Samay en el proceso. La gran cachorra sólo lo miró con fastidio, se dio la vuelta y volvió a acostarse.

- jajajaja- el cantante soltó la risa haciendo que su pequeño esposo tras él moviera la cabeza como diciendo: este niño.

- deja de estar perdiendo el tiempo y ayúdame- regañó suavemente Joaco, observando los montones de ropa, peluches, calzado y demás en torno a él.

Ni un día después que regresaron de Alaska, Emilio le puso precio a su departamento y junto a Diego fue a recorrer montones de agencias inmobiliarias, así como varias zonas residenciales; Fue así que sólo 3 días después llegó a la casa de Joaco con un sobre tamaño oficio el cual portaba un moño como si de un regalo se tratase.

La propuesta (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora