Con un rol de canela en la mano, un café en la otra y un beso en su frente, Joaquín se quedó sentado en la cama, observando a Emilio ponerse un pans para salir por la puerta sin decir absolutamente nada más.
Hace un momento, cuando le pidió que no deshiciera el compromiso arreglado, el cantante lo miró profundamente durante varios segundos mas no le dio una respuesta, simplemente se puso de pie y ayudó a servir el desayuno, preparándole un rico café.
Joaco quiso decir algo más, sin embargo no encontró las palabras. En este momento lo que ambos necesitaban era un poco de espacio para organizar sus pensamientos.
Mientras él se hundía en la suavidad y el dulce sabor del rol de canela, su pareja ya había salido de la casa, buscando algo en qué entretenerse, lamentablemente no sabía dónde estaban las hachas o bien hubiese convertido la canoa en una tabla de surf.
Estaba pensando en ir a sentarse a las orillas del puente, cuando vio una bicicleta recargada sobre unos troncos. No lo pensó mucho al momento que se acercó para tomarla, es más, ni siquiera le importó que fuera rosa con una canastilla de flores, simplemente se subió y empezó su travesía por el bosque.
Terminar perdido en él era mil veces mejor a estar perdido en el laberinto de sus pensamientos.
Avanzando de manera irregular por el pedregoso camino de tierra, el cantante movía los labios sin dejar de murmurar para sí mismo.
- A ver Emilio, tienes que pensar bien ¿Qué es lo que realmente quieres? Sí, sí, a Joaquín, pero... ¿¡Cómo rayos lo vas a tener sino paras de cometer burradas?! ¡agh! Es que se supone que esto era un negocio... no, no nos engañemos, desde que lo viste dejó de serlo
En lo que él seguía con sus desvaríos, la bicicleta se fue por un empinado sendero lleno de hojas secas que le ayudaron a tomar velocidad.
- ¿¡qué rayos?! - una vez que el cantante lo notó y quiso detenerla se dio cuenta que... ¡No tenía frenos!
Su corazón dio un vuelco cuando una rama se le estrelló directo en la cara, otro poco y sale volando de la bici.
- ¿Por qué no se detiene? ¡ah! Alto, alto, alto- aprovechando un pequeño plano de hojas, giró el manubrio haciendo que la bicicleta se curvara de forma brusca, apenas y logró detenerla- ach, ¡alto! - azotándola como si la pobre bici tuviera la culpa, Emilio se echó los rizos hacia atrás lleno de furia.
Hoy no era su día, en verdad.
Justo cuando se estaba componiendo del susto, el sonido de un tambor a lo lejos lo hizo brincar.
- ¿y ahora qué? ¿qué es eso? - ya no supo si reír o llorar, mejor se fue a buscar el sonido haciendo honor a su gran sentido de la curiosidad.
Le costó un poco llegar, más porque de nuevo se encontró con algunos senderos empinados, pero después del susto que pasó ya ni loco se subía a la bicicleta.
Entre ramas, árboles y con una fogata al centro, Emilio encontró a una mujer entonando un cántico extraño, no la alcanzó a reconocer, pues aparte que estaba de espaldas a él, ésta traía un gran manto rojo junto a un penacho de plumas.
Estaba pensando si retirarse sería apropiado, cuando la señora lo llamó en un grito:
- ¡ven, Emilio de México! - un segundo después se dio la vuelta regalándole una linda sonrisa- soy yo, la abuela Beatriz
- ohhh, abue- la saludó conteniendo la risa. Comprobado, los Gress son raros.
- ven aquí cariño, ¿Qué sucede? Pareces confundido- lo miró con ojos maternales- hay algo que te está dando vueltas en la cabeza ¿cierto?
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La propuesta (Emiliaco)
Humor⚠️No se permiten adaptaciones ⚠️ por favor 😞 Emilio Marcos, un famoso e influyente cantante y compositor mexicano, descubre que su hermana tiene un amor prohibido con otra mujer. Con tal de hacerle frente a su padre y evitar que la dañe, declara qu...