Capítulo 10: Expuestos

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Fue curioso cómo aquella aventura que Emilio y Joaquín estaban construyendo, poco a poco comenzó a tornarse realidad.

Dejemos un poco de lado los sentimientos en este momento, porque vaya que entrarán en conflicto un poco más adelante, pero ahora hablemos de aquellas pequeñas mentiras que se volvieron realidad, ejemplo de ello su limitado tiempo y lo poco que se veían.

Después de la última cita con la psicóloga ambos se enfrascaron por completo en sus trabajos. Emilio estaba por terminar su álbum por lo que se dedicó una semana entera a terminar de grabar para tener todo listo, además, después de eso viajaría a Los Ángeles para hacer una aparición especial en un programa.

Por su parte, Joaquín también terminó con las sesiones de fotos y comenzó a inmiscuirse en el trabajo editorial, pues no sólo se trata de salir en una revista, sino de promocionar sus nuevos atuendos así como la pasarela que llevaría a cabo a inicios del año venidero.

Gracias a esto ambos pasaron casi una semana separados, suspendieron las sesiones con la psicóloga y se alejaron del otro dejando una sensación de vacío, de la cual no fueron conscientes hasta que Emilio se paró una tarde frente al estudio de Joaco y no dudó en subir corriendo para al menos poder compartir un almuerzo con él.

Ambos se enlazaron en un feliz abrazo antes de sentarse cómodamente sobre la alfombra del estudio y jalar una mesita donde el músico puso la gran caja de pizza. Sí, sí, no es que fuera algo para comer en un almuerzo, pero tener una pizza familiar mitad tres quesos, mitad pepperoni era más que suficiente para que la saliva se les hiciera agua.

Y ya como extra, Emilio sonrió encantado cuando vio los ojos de Joaco iluminarse de un momento a otro. La felicidad llenó de golpe su pecho haciéndole contener un suspiro, estaba comenzando a descubrir que aparte de la música, esta persona frente a él llenaba de la forma más bonita los momentos de soledad que a veces lo asfixiaban.

— entonces ¿te vas? — preguntó el solecito limpiando la cátsup restante de sus labios. Emilio asintió aun comiendo— ¿Cuándo regresas?

— Mm— el cantante pasó la comida y le dio un trago a su refresco antes de responder— no es por mucho tiempo, quizá en una semana.

Una mueca de insatisfacción se apoderó de los labios de Joaco. Eso sí que es mucho tiempo, más aún porque hoy apenas lograron verse un rato.

No iba a mentir, extrañó más a Emilio de lo que le hubiese gustado, más aún porque cuando le contó a su padre por un momento sintió que esto era real, que lo estaba enfrentando porque quería a esta persona junto a él por el resto de su vida, es sólo que... la realidad estaba muy alejada de ser eso.

— ¿Joaco? ¿Estás bien?

— ¿eh? — regresando en sí encontró aquellos hermosos ojos cafés mirándolo fijamente con un deje de preocupación— ¡ah, sí! Jajaja perdona, eh... me quedé pensando, es todo jaja

— ¿seguro? Te fuiste por un momento

— no, amm... estaba pensando en tu viaje, tendremos que volver a posponer las citas con la psicóloga— totalmente incómodo, Joaco rió torpemente arrancándole una sonrisa a Emilio.

Este niño es realmente bonito.

— lo sé, pero — sonrió ladino— ¿no crees que le agrade saber que mi prometido fue a despedirme al aeropuerto? — alzando las cejas sugestivamente el cantante lo miró expectante a lo que el menor negó divertido.

—Emilio no puedo hacer eso, sabes que a los fans les encanta ir a despedirte

— ¿por favor? — juntó sus manos poniendo ojitos de cachorro

La propuesta (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora