Capítulo 7: Terapia

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Una casa con patio interno y reja negra apareció ante los ojos de Joaquín, haciéndolo observar maravillado la estructura del lugar, la cual era semejante a una de esas pequeñas mansiones de la época de la revolución mexicana, donde las plantas adornan los amplios corredores y las calles empedradas complementan perfectamente bien el paisaje.

- bonito ¿verdad? - preguntó Emilio en el momento que abrió la puerta de Joaco y le extendió una mano para invitarlo a salir.

- totalmente ¿Qué es?

- bueno... un consultorio- sobra describir la expresión total de duda que puso el menor al momento de oír esto.

Con una ceja enarcada tomó la mano del cantante y bajó de la camioneta observando más a fondo el edificio, sólo entonces notó una placa dorada donde se leía:

Artemisa

Psicólogos y Terapeutas

- ok, oficialmente me perdí ¿vamos a ver a un psicólogo? - El mayor rió ante el tono incrédulo del modelo.

- sí y no, es psicóloga- respondió ofreciéndole su brazo a Joaco, éste lo tomó y una vez que Emilio colocó seguro a la camioneta, comenzaron a andar hacia la reja negra- Un amigo me propuso que tomáramos terapia de pareja, le hice caso porque creo que más que un maestro de actuación, esto nos podría servir- Joaco asintió en comprensión.

La idea poseía cierta lógica en ella.

- Buenas tardes- saludaron al unísono en cuanto el guardia les abrió la reja.

- Buenas tardes- respondió el hombre de cabello cano y sonrisa amable- ¿tienen cita?

- sí- contestó Emilio- está programada para las 3, tenemos cita con...- Joaquín a su lado observó atento la interacción entre ambos caballeros, encontrando reconfortante la actitud del guardia, pues éste en ningún momento cuestionó su relación o puso en duda que la terapia fuera para ellos.

Mirando más a fondo el edificio, a Joaco le pareció encantador, pues enseguida descubrió que se trataba de un consultorio al parecer abierto a toda clase de parejas.

- perfecto, los anunciaré, por favor dígame a qué nombre agendó la cita- repentinamente el modelo sintió a "su pareja" encogerse. Con curiosidad observó el rostro del mayor, pero éste enseguida desvió la mirada.

- umj... e-está a nombre de los señores Emilio y Joaquín M-Marcos- las mejillas de Joaco enrojecieron e inconscientemente se escondió un poco tras Emilio dando una apariencia tímida y adorable.

El guardia los observó con una sonrisa disimulada, había visto cientos de parejas -de todo tipo- pero nunca ninguna que embonara tan bien como esos dos jóvenes, de hecho, le pareció extraño que estuvieran ahí, pues desde su punto de vista parecían un par de tortolos recién enamorados.

Con un suspiro que dijo: cada quien sabe lo que carga, levantó la bocina del intercomunicador y anunció a la secretaria su llegada, recibiendo enseguida la instrucción de guiarlos a la sala de la planta baja, cabe decir, una sala especial debido a su confidencialidad.

Pero ya que Joaco no sabía esto, encontró muy raro ver por un pasillo a varias parejas sentadas, mientras que ellos se desviaron hacia uno parcialmente desierto.

- oye Emilio

- ¿Mn?

- ¿Por qué nos separamos de los demás?

- oh, eso. Ayer que hablé con la doctora, bueno, la psicóloga, le expliqué un poco de nuestra situación. Quiero que la prensa nos conozca porque nos vamos a casar, no porque tenemos problemas- al pensarlo Joaquín soltó la risa, sería la cosa más mala y boba que les pudiera pasar- además nos conoce a ambos, esa fue otra razón por la que elegí este lugar.

La propuesta (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora