Cuando llegaron al pasillo de arriba, comprobaron que en los pocos minutos que habían pasado en la Sala de los Menesteres la situación en el castillo había empeorado: las paredes y el techo retemblaban más que nunca, había mucho polvo suspendido en el aire y, a través de la ventana más cercana, Harry vio estallidos de luz verde y roja muy cerca de la planta baja del castillo, lo que indicaba que los mortífagos estaban a punto de entrar en el edificio. Miró entonces hacia abajo y vio pasar a Grawp, el gigante, quien bramaba enfurecido y blandía una gárgola de piedra desprendida del tejado.
—¡Espero que aplaste a bastantes mortífagos! —comentó Ron, y volvieron a resonar gritos cercanos.
—¡Mientras no sean de los nuestros! —dijo una voz. Harry se volvió y vio a Ginny y Tonks, ambas varitas en mano, apostadas en la ventana más próxima, a la que le faltaban varios cristales. Ginny lanzó un certero hechizo a un grupo de combatientes que intentaba entrar en el castillo.
—¡Bien hecho! —rugió una figura que corría hacia ellos a través de una nube de polvo, y Harry vio de nuevo a Aberforth, con el canoso cabello alborotado, guiando a un reducido grupo de alumnos—. ¡Parece que están abriendo una brecha en las almenas del ala norte! ¡Se han traído a sus gigantes!
—¿Has visto a Remus? —le preguntó Tonks.
—¡Estaba peleando con Dolohov! —gritó Aberforth—. ¡No lo he visto desde entonces!
—Seguro que está bien, Tonks —la tranquilizó Ginny—. Seguro que está bien...
Pero la bruja se había lanzado ya hacia la nube de polvo, detrás de Aberforth. Ginny, impotente, se volvió hacia Harry, Ron y Hermione.
—No les pasará nada —dijo Harry, aunque sabía que sólo eran palabras de consuelo—. Volverán enseguida, Ginny. Tú apártate y quédate en un lugar seguro.
—¿Gigantes? —cuestionó Destiny al cantinero, este asiente mientras la chica tomaba la gema—. ¡Zander! ¡Warrick! ¡Ir al ala norte! ¡Les alcanzare dentro de poco! ¡Vamos! —les dijo a sus tres amigos, y se fueron a toda velocidad hacia el trozo de pared detrás del cual la Sala de los Menesteres los esperaba para ofrecerles una nueva respuesta a sus necesidades.
«Necesito el sitio donde se esconde todo», le suplicó Harry mentalmente, y la puerta se materializó una vez que los chicos hubieron pasado tres veces por delante. El fragor de la batalla se apagó en cuanto traspusieron el umbral y cerraron la puerta detrás de ellos; todo quedó en silencio. Se hallaban en un recinto del tamaño de una catedral que encerraba una ciudad entera de altísimas torres formadas por objetos que miles de alumnos, ya muertos, habían escondido en aquel lugar.
—¿Y no se dio cuenta de que cualquiera podía entrar aquí? —preguntó Ron, y su voz resonó en el silencio.
—Creyó que era el único capaz de hacerlo —repuso Harry—. Pero, desgraciadamente para él, yo también necesité esconder una cosa en mi época de... Por aquí —indicó—. Me parece que está ahí abajo.
Pasó por delante del trol disecado y el armario evanescente que Draco había reparado el año anterior con tan desastrosas consecuencias, pero se desorientó ante tantos callejones flanqueados por muros de chatarra; no recordaba por dónde tenía que ir...
—¡Accio diadema! —gritó Hermione a la desesperada, pero la diadema no apareció volando. Al parecer, aquella sala, como la cámara de Gringotts, no iba a entregarles sus objetos ocultos tan fácilmente.
—Separémonos —propuso Harry—. Buscad un busto de piedra de un anciano con peluca y diadema. Lo puse encima de un armario, no puede estar muy lejos de aquí...
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Destiny y las Reliquias de la Muerte [DEH#7]
أدب الهواةHa llegado la hora final, el momento de tomar las decisiones más difíciles. Destiny esta segura de lo que tiene que hacer, consciente en que muchas vidas están en juego, emprende la búsqueda de los misteriosos Horrocruxes, al igual que localizar a m...