Capitulo 5

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Brynda se despertó sintiéndose mejor de lo que se había sentido en años. No sentía ningún dolor, ningún embotamiento en su cabeza, incluso su piel se sentía joven y con una sensación de hormigueo. Y, pensó mientras sus párpados se abrían lentamente, tenía la sensación de que la razón de que tuviera tan buena salud hoy tenía algo que ver con el gigante alíen con ojos azules brillantes que estaba tumbado sobre un codo a su lado.

Tembló mientras una de sus grandes manos recorría lentamente arriba y abajo por todo su cuerpo, todo el tiempo mirándola como si ella fuera una diosa. Se preguntó sospechosamente si su hermoso y pecaminoso exterior era una treta y realmente había un lagarto debajo de su piel... justo como en esa nueva serie de televisión V.

V, pensó cautelosamente. La V mayúscula significaba Visitantes. Grandes aliens visitantes con sexy exteriores humanoides quienes eran realmente viciosos lagartos verdes con una inclinación a comer carne humana. Sus ojos se estrecharon mientras lo estudiaba sospechosamente, esperando que en cualquier momento una lengua bífida saliera como una flecha de entre sus labios.

—Mmmm, nee'ka —rugió, su voz justo como un sonido digitalizado de los Visitantes.

Ella tragó—. Tu piel se siente tan maravillosa bajo mis dedos.

Presionó su erección contra su cadera para que supiera que estaba allí.

—Frotamiento —chilló, sintiéndose un poco histérica. Cerró los ojos, sintiéndose más segura así—. La incapacidad de parar de acariciarse a sí mismo contra otras personas.

Capítulo siete, pagina... oh querido. —Sus ojos se abrieron de repente mientras él le rozaba los pezones con la palma de la mano.

—¿De que estás hablando, muchacha? —Sonrió y meneó las cejas—. Es verdad que no puedo parar de frotarte.

—Yo... uh... —Se humedeció los labios y miró nerviosamente a lo lejos mientras su mano reasumía la exploración de su cuerpo. Consideró ociosamente la posibilidad de que él estaba tratando de encontrar la parte más rellenita de su carne para engullirla primero, pero encontró para su sorpresa que simplemente no podía verlo dañándola solo para hacer una comida de ella. De hecho, silenciosamente admitió, sus pensamientos confusos, cuanto más la tocaba, mas se sentía como si le conociera. Raro, muy, muy raro.

—¿Qué estás haciendo? —tartamudeó, su voz chirriante. Sus ojos azules lobunos se ensancharon—. Yo, um... no te he dado permiso para tocarme —dijo rápidamente.

¡Que cosa más estúpida para decir, Brynda! ¡Aparentemente, no le preocupa si tiene tu permiso, o no te habría raptado para empezar!

Su gran mano quieta, la palma cubriendo uno de sus senos.

—Pensaba que encontrabas mi semblante agradable a la vista —su voz retumbó—.

¿Me mentiste entonces o ahora, ty'ka?

Su mano continuó con la lenta exploración de su seno, excitando suavemente al pezón hasta que apuntó hacia arriba contra la palma, haciéndola olvidar totalmente el tren de sus pensamientos. Aspiró el aliento, insegura de que hacer.

Él sonrió, sintiéndose más alegre de lo que lo había estado en años.

—Te he hecho una pregunta, mis corazones —dijo firme y suavemente—. Es mejor que respondas.

Le miró boquiabierta. Nadie la había llamado nunca por el nombre de una mascota favorita así que no estaba del todo segura como debería responder. Tom nunca había usado nombres de mascotas... había sido mucho más reservado, que en paz descanse su alma, en cosas de esa naturaleza.

Sin Miedo (H.S) 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora