Harry se impulsó desde la alta cama donde había estado mirando a su dormida nee'ka y siguió al guerrero de la guardia hasta la sala de control, sellando la cámara desde donde su piloto pilotaba el crucero gastroluz. Al entrar en la cabina notó inmediatamente que el humor dentro del centro de comando era tenso. Harry había ordenado que no le molestaran con asuntos triviales mientras estaba atendiendo a su Compañera Sagrada así que sabía sin preguntar que alguna clase de problema estaba en marcha.
Levantó una ceja.
—¿Qué pasa aquí, Yar'at?
El piloto giró en su silla de cristal tallado y comenzó a hablar. Harry esperó pacientemente su informe, no queriendo que el gigante de voz suave se sintiera como si pensara que era un guerrero menor a causa de sus problemas de habla. Efectivamente,
Harry sabía que clase de nombres eran cuchicheados acerca de Yar'at a su espalda como si fuera una gran broma idiota, lento, burro, él los había oído todos y había reprendido severamente a cualquiera que pensara en burlarse de su gigantesco amigo.
La mirada de Yar'at chocó con la de Harry.
—N..nosotros... —Respiró hondo y lo expulsó, entonces pronunció lentamente las palabras para que no tropezaran unas con otras—. Hemos recibido una holo-llamada del Rey de Morak, mi señor.
Harry asintió.
—¿Y?
—Y —continuó suavemente—, él desea que partamos para la tercera dimensión a toda prisa.
Los ojos de Harry se estrecharon mientras consideraba la orden del rey. La tercera dimensión no era un lugar seguro para su nee'ka. No era un lugar seguro para nadie, mucho menos para dejar sola a una esposa no entrenada en las artes opuestas.
Protegería a su Compañera Sagrada con su vida, al igual que sus hombres, pero la necesidad de eso les obstaculizaría sin duda alguna, lo cual le haría creer que su partida de caza era impropia para un viaje como este.
— ¿Le dijiste a mi primo lo de mi Compañera Sagrada? —preguntó, sorprendido de que
Kil le pidiera ir sabiendo que una nee'ka estaba entre sus miembros. Los guerreros nunca jugaban con la vida de la muchacha que era biológicamente capaz de criar a los de su clase, ni siquiera una vez.
—No —admitió Yar'at—. La c... conexión se cortó.
—Por seguridad tratamos de contactar con el rey. —Un guerrero cazador llamado Kaz le apoyó. Kaz era otro de los favoritos de Harry entre los guerreros. Era más joven que Yar'at y no tan mortal como el gigante, aunque el joven se había probado a sí mismo como un cazador digno en estos pasados tres años Yessat—. Es más, no sabemos si nuestra holo-llamada fue recibida.
Harry suspiró mientras se pasaba una mano sobre la mandíbula. Era posible que sus pequeñas primas estuvieran en problemas en la tercera dimensión, todavía era una certeza que no tenía deseos de llevar a su nee'ka a un universo plagado de depredadores, traficantes de esclavos, ladrones y poco más.
— ¿Ha restringido el rey nuestra búsqueda a un planeta específico o...?
Yar'at asintió.
—Sí. Es a los tres p... planetas aislados adónde tenemos de ir.
Por supuesto, pensó Harry malhumoradamente, serían los tres planetas a los que menos deseaba aventurarse a los que había sido ordenado ir de caza.
Su mandíbula se apretó tensamente, dándose cuenta mientras lo hacía de que no se le había dado otra opción que la de llevar a cabo la tarea. Sin una afirmación verbal de Kil que lo liberara del deber, era traición simple y sencillamente no hacer nada excepto adherirse a la orden de su primo. Si rompía su juramento de lealtad y se negaba a aventurarse en la tercera dimensión, sería sentenciado automáticamente por la Ley Santa a la muerte en los hoyos de barranco, Alto Señor o no.
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Sin Miedo (H.S) 5
Science FictionEl siguiente material incluye contenido sexual gráfico para lectores adultos. Esta historia ha sido calificada como una obra de contenido E por un mínimo de tres críticos independientes. Ellora's Cave Publishing ofrece tres niveles de lectura Romant...