Capitulo 12

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—¿Kan-Gor? —Bramó Harry—. ¿Me tomas por tonto, anciano?

El líder de la reserva de Mantus gruñó bajo en su garganta mientras se levantaba, sus músculos tensándose. Él y Harry se miraron a los ojos.

—He sido llamado muchas cosas en mi vida, pero mentiroso nunca ha estado entre ellas.

—Ese planeta no es nada más que una fábula —siseó Harry, sus palabras precisas.

—Dice la verdad, Lord Q'an Ri —dijo el Teniente Zaab detrás suyo. Se encogió de hombros cuando Harry se giró para mirarle—. O por lo menos en cuanto a lo que sabe.

Harry suspiró. Había confiado en el juicio de Zaab la pasada noche foro que habían estado viajando por la selva de las traicioneras tierras altas. El teniente había tomado sobre sí mismo el servicio de guía y guardaespaldas de su partida de viaje. Cuando al principio Zaab había hecho la oferta Harry se había sentido insultado, asumiendo que el teniente estaba tratando de difamar sus habilidades guerreras en presencia de su nee'ka.

Pero el soldado gorila le había asegurado que no era el caso y que solo quería ayudarle

Al final, Harry había estado de acuerdo, creyendo que era probablemente lo mejor tener a un macho familiarizado con la jungla entre sus miembros. Por lo menos, había sido correcto a la hora de contar que el accidentado terreno de las tierras altas estaba lleno de depredadores de los que ninguno de los guerreros había oído hablar jamás. Zaab se había demostrado inapreciable. Por no mencionar de confianza.

Se pellizcó el puente de la nariz, por un momento indeciso, luego se giró hacia el

General Kwall.

—Esos Brekkons que capturaste —dijo con un suspiro—. ¿Declararon haber visto a dos muchachas reales?

—No.

Harry frunció la frente.

—Entonces...

—Declararon haber visto una muchacha real, acompañada por una mujer de bajo rango. —El general se volvió a sentar y una esclava desnuda reanudó el masaje de sus hombros—. Una muchacha de piel de ónice con los ojos de tu linaje...

Harry se inmovilizó.

—... acompañada por una muchacha con el pelo de fuego. —Ondeó una mano desdeñosa—. Los ojos de la muchacha de pelo llameante no señalaban linaje real.

—¿Mencionaron los Brekkons a una muchacha real con cuerpo y cabello dorado? — preguntó Zaab al general mientras paseaba hasta pararse ante él, haciendo la pregunta sabía que algo le sugeriría al anciano.

El general Kwall se rascó el mentón mientras pensaba en ello durante un momento.

—No. Solo un macho.

Harry suspiró. Era mejor si Gio no era informado de la esperanza de que el guerrero que llevaban hubiera sido quitado de la presencia de Dari.

—¿Y estos Brekkons pudieron convencer a mi prima de la existencia de Khan-Gor? —

Suspiró y sacudió la cabeza—. Dari o está asustada de ser capturada o los Brekkons mienten sobre ella —murmuró a Zaab.

—General —entonó el teniente Zaab—, mi amigo aquí me asegura que la princesa no es una muchacha fácilmente engañable. ¿Qué pruebas le ofrecieron los Brekkons a ella?

¿Te lo contaron?

—No —el anciano soldado gorila suspiró mientras aceptaba el cáliz de infusión alucinógena de una esclava. Le acarició los grandes senos con la nariz, esperando que ella se riera tontamente antes de encararlos—. Si es importante para ti saberlo, entonces pregúntales tu mismo.

Harry asintió.

—Tienes mi gratitud. Los cazaré en Brekka y les haré hablar.

El general rió entre dientes.

—Eso no es necesario.

Cuando Harry levantó una ceja, él ondeó una mano hacia la puerta de la choza.

—Mis presos cuelgan todavía en la jaula, guerrero. Puedes interrogarles cuando gustes.

Harry no esperó a oír nada más. Giró el tacón de la bota y salió a zancadas de la choza,

Yar'at y Zaab cerrando la marcha.

—Ahora entonces —dijo el general Kwall mientras tiraba de la esclava para acercarla—. Mmm —gruñó—, que pezones más jóvenes y tiesos tienes, muchacha.

Usó su áspera lengua para lamerlos completamente

—Ahora —dijo arrogantemente—, pon mi gruesa polla de gorila dentro de tu pequeño y apretado coñito humano.

Brynda tragó nerviosamente mientras la partida avanzaba por la misteriosa selva de Dementia. Chilló cuando un bicho carnívoro aterrizó sobre el brazo de Harry y le mordió, alzó la mano para cubrirse la boca cuando su marido lo golpeó con tal fuerza que explotó, estallando como un globo lleno de sangre.

—Eso fue brutal —dijo entre dientes bajo la mano.

Él suspiró y le tomó la mano, entrelazando los dedos.

—Una noche fort más y estaremos camino a casa.

Los ojos de Brynda rastrearon el lento movimiento de una vid depredadora. Se curvó a sí misma alrededor de una rama baja, luego se relajó como si se preparara para dormir. O para mirar.

—Dos semanas no pueden pasar lo bastante pronto —murmuró.

Grogui por el sueño, la frente de Brynda se frunció por la confusión mientras despertaba en mitad de la noche con la sensación de ser amordazada.

Sus ojos se abrieron de repente. Su corazón empezó a palpitar rápidamente.

No hay nadie aquí, pensó, estupefacta. Estoy soñando o...

Una vid se enredó alrededor de una pierna, sobresaltándola. Otra enlazó sus brazos, atando sus muñecas juntas sobre su cabeza.

Un chillido histérico burbujeó por su garganta, desesperada por expulsarlo pero incapaz de hacerlo. La mordaza, se dio cuenta con horror, era parte de la misma enredadera. Su cuerpo tembló y su cabeza golpeó de un lado a otro mientras intentaba chillar, intentaba despertar a su marido que estaba dormido a su lado.

¡Por favor despierta, Harry! chilló mentalmente. ¡Por favor!

Giró la cabeza y sus ojos se ensancharon de golpe cuando, un momento después, una espina dentro de la vid se disparó a su muslo, inyectándola alguna clase de sustancia, luego se retrajo dentro de la planta tan rápido como había emergido.

Estoy siendo drogada, pensó histéricamente. O Dios estoy...

Brynda sonrió soñadoramente, la necesidad de reírse tontamente abrumándola, como si las propiedades alucinógenas de la droga de la planta surtieran efecto. Cerró los ojos y durmió felizmente, sin enterarse cuando las enredaderas la sacaron de la tienda de cueros de animales y la metieron en el corazón de la selva.

Sin Miedo (H.S) 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora