Capitulo 15

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Harry frunció el ceño.

—Con total certeza que no entiendo porque estás enfurruñada. —gruñó mientras estiraba una mano hacia ella, mirando desde la piedra-gel donde estaba repantigado mientras ella se peinaba el cabello en la cámara de la piscina—. Al menos, se ha acabado. Estás curada. Has estafado a la muerte. —Su mirada era perpleja—. ¿Por qué la tristeza?

Brynda suspiró mientras dejaba el peine.

—¿No lo sabes? ¿Realmente no lo sabes?

—No —dijo como si hablara con un lerdo—. No lo sé.

Ella vadeó hacia él en el agua tranquila. Cuando alcanzó la piedra-gel apoyó los codos y se sujetó el mentón con las manos.

—Yo tampoco. —Admitió.

Harry bufó.

—Ah, por lo menos tiene sentido lo que haces, nee'ka—. Inclinó el cuello y le besó la punta de la nariz.

Ella sonrió.

—Supongo que eso fue solo tan... tan...

—¿Tan que, Bryn?

—Tan... Decepcionante. —Suspiró—. He estado luchando contra esta enfermedad durante años y años. Estaba tan débil, de hecho, que hubiera muerto en unos meses si no hubieras aparecido y llevado lejos.

—Ah. —Asintió él—. Veo lo que quieres decir.

Ella gimió.

—¡Sé que estoy siendo ridícula! Quiero decir, el punto es que estoy viva y bien y preparada para vivir años y años, pero...

—... pero —acabó Harry por ella—, quizás querías un poco más de curación dramática que a Ari ondeando la mano sobre ti y anunciando que estaba hecho.

—¡Exacto! —Apretó los labios en una mueca—. Maldición, soy una imbécil.

Él rió entre dientes, doblando el cuello para besarle la punta de la nariz otra vez.

—Pero eres mi imbécil, Lady Q'ana Ri.

Ella le pegó juguetonamente en el pecho, sonriéndole.

—Caramba, gracias.

Le sujetó la mano contra su pecho, luego gruñó cuando sintió la otra mano envolviéndose alrededor de su erección.

—Estás jugando con fuego-gel, zorra.

Ella rió entre dientes mientras sus labios se encontraban, sonriendo mientras se entablaban en un duelo de lenguas. Apretó su mano contra su miembro hinchado, amándolo cuando siseó en respuesta.

—Por favor —le provocó—, párteme en pedazos pronto, gran chico.

Harry sonrió mientras levantaba la cabeza. Meneó las cejas.

—¿Es un malvadamente grande, verdad?

Ella puso los ojos en blanco.

—Vaya un ego. —Sonrió—. Pero si, lo es.

La sonrisa de Harry se desvaneció mientras su expresión se hacía seria.

—¿Sabes algo, Bryn?

—¿Hmm? —sonrió ella.

—Creo que te curaste —admitió—, antes incluso de que tuvieras la audiencia con Ari.

Ella frunció la frente.

—No entiendo...

—Si lo haces —murmuró él.

Pensó durante un momento.

—¿Porque me permití creer?

Harry asintió.

—La mente es un aliado bastante poderoso. Al menos, has visto lo que puedo hacer con la mía.

Ella inclinó la cabeza, concediéndole ese punto.

—Creo que puedes tener razón —dijo con una sonrisa.

—Era eso o... —sonrió Harry, la provocativa luz volviendo a sus ojos mientras agarraba a su virilidad por la base—. O era esta malvada gran polla.

Brynda rió, dándose cuenta que él estaba tratando de mantenerla animada. El pasado no importaba más. Las viejas batallas no importaban más. Solo el presente y el futuro eran importantes ahora.

—Por cierto, ¿qué pasa con todas esas empolladuras que me prometiste?

Harry la arrancó del agua, haciéndola gritar, luego la puso a horcajadas sobre sus caderas.

—He tenido la sensación de que tendrás a mis panis esta salida de la luna, mis corazones. —Meneó las cejas—. Mejor coge la grabadora, Bryn. Tengo la sensación de que es un momento holo-cámara.

Ella rió entre dientes mientras envolvía su polla dentro de ella, luego sonrió cuando la ondulación lenta de sus caderas hizo gruñir a Harry.

Y más tarde, cuando los revoloteos en su vientre empezaron, supo que había tenido razón.

Había sido un momento de holo-cámara.

Sin Miedo (H.S) 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora