Estaba súper nerviosa, no sabía cómo reaccionaría al verlo, así que tome aire y sonreí. Aunque quizás lo único que conseguí fue una mueca.
Mis ojos se fijaron en un hombre de traje gris, llevaba unos zapatos tan bien lustrados que quizás se observara su propio reflejo. La corbata negra contrastaba con el traje y le daba un toque misterioso, no, dominante, poderoso.
Seguí subiendo hasta que llegué a su rostro. Mi corazón comenzó a latir desbocadamente, pero supe controlarlo. Su mirada seguía siendo dura, incluso parecía más dura que la última vez que lo vi. No estaba segura. Sus ojos grises me miraron con ironía y algo de asombro a la vez.
Me entró el pánico, creyendo que me había reconocido. Por lo que aclaré mi garganta y le hablé.
-Mucho gusto sr Stewart, es un verdadero placer conocerlo en persona -traté de sonreír sutilmente, dejando atrás a la ironía que ronroneaba en mi interior.
-igualmente, Srta. Gonzales - su voz me hacía temblar, pero me mantuve firme.
Sonrió mirándome con algo de sorpresa y, ¿era miedo lo que detectaba en sus ojos?
<<Talvez ya no te recuerda>> me susurró una voz en mi cabeza.
<<Quizás aún lo hace y tiene miedo>> respondí.
Sonreí
Si era miedo lo que sentía, era bueno que empiece desde ahora, poco a poco.
-Me han comentado que quiere aprender sobre mi empresa, todo cuanto sea posible, ¿me equivoco? - Estaba alardeando, eso era obvio.
Como si él fuera el dueño.
Fue mi padre el que luchó para sacar esta empresa a flote, fue él quien tuvo que pasar por tantos obstáculos para conseguir el prestigio que poseía ahora. Mi padre, no lo que tenía al frente, porque no podía llamar persona a eso. Él no era más que un pedazo de piel sin sentimientos.
-Por supuesto, todo cuanto me sea posible, admiro mucho su trabajo, como llegó tan lejos gracias a su esfuerzo- traté de que mis palabras no sonaran como en realidad quería que lo hicieran, pero era casi imposible. Mi diosa interior estaba a punto de explotar mientras más lo observaba.
-es verdad, me costó mucho llegar a tener lo que tengo- ya lo creo, pensé.
Matar a mi madre debió ser muy fácil sobre todo hacer creer a todo el mundo que había sido una niña la que lo hizo y que él era la única víctima de todo esto.
Irónico.
Pero no podía decir nada, no aún. Necesitaría pruebas y meterlo a la cárcel no era lo que quería. Pero no, por apuesto que necesitaba pruebas, aunque para otros motivos como recuperar mi empresa, porque lo que haría con él, sería mucho más doloroso que encerrarlo en una mugrienta cárcel.
Carlos decía que mi corazón estaba lleno de rencor, pero que más podía sentir si no era eso. Toda mi infancia me la pasé dentro de habitaciones blancas, doctores y medicamentos. Si no hubiera sido por Carlos quizás no supiera las cosas del mundo que se ahora.
Sacudí mi cabeza para alejar esos pensamientos. Que importaba el corazón, o los sentimientos, cuando se podía hacer pagar a las personad responsables de ellos.
En ese momento la puerta se abrió y entró la secretaria, junto con una señora.
Jeremy frunció el ceño.
-Disculpe que le interrumpa señor, pero su esposa pidió verlo- la secretaria se veía un poco nerviosa. Y era obvio porque. Si alguien me miraba de esa forma yo también estaría nerviosa, incluso al borde de la histeria.
-Necesitaba hablar contigo-dijo la mujer en tono indiferente.
Llevaba un vestido pastel ceñido al cuerpo y en su cuello una argolla de diamantes.
Lo que hace mi dinero pensé.
De repente se dio cuenta de que él no estaba solo, y me miro. AL principio lo hizo con indiferencia, pero luego vi algo de pánico en sus ojos.
-cómo te llamas- me preguntó con nerviosismo.
-Mi nombre es Alisson -dije con una sonrisa.
Ella recobró la compostura y me sonrió, aunque lo que consiguió fue una sonrisa tensa.
Estaba nerviosa y creo que Jeremy también lo notó, porque fijó su mirada en mí.
-Bueno creo que eso es todo, mi secretaria te mostrará lo que necesitas saber para empezar-exclamó.
-muchas gracias-sonreí y salí junto con la secretaria.
¿La mujer me había reconocido?
Eso no podía ser posible, pero en sus ojos pude ver pánico cuando me miró.
Mierda.
En ese momento el teléfono sonó y la secretaria me pidió que esperara un momento.
¿Cómo no lo vi?
Era la esposa de Jeremy, Emma, pero porque me había mirado de esa forma, sabía que era ella, la esposa de Jeremy, de eso no había duda, pero ella no me conoció, o más bien no lo recuerdo. Pero la forma en la que me miró, con pánico, fue como si me reconociera.
De pronto escuche murmullos tras la puerta.
-Es ella, Jeremy- escuché como Emma hablaba con él.
-Ella no puede estar aquí recuerda que está en el manicomio, jamás saldrá de allí, yo me encargué de eso-Jeremy se escuchaba un poco exasperado.
Claro que se encargó de eso, pero no lo que vio era lo que podía pasar cuando creciera.
Me acerque más a la puerta para poder escuchar mejor.
-Pero es que, es tan parecida-dijo casi en un susurro.
-Pero no es ella, ya deja de obsesionarte con eso quieres-Jeremy estaba empezando a enfadarse, su voz lo dejaba claro.
-Está bien, pero no quiero ver por aquí a Jackson- Estaba histérica.
¿Jackson?
No podía ser...
No, eso sería imposible.
-y eso que tiene que ver Emma.-Jeremy estaba al borde del colapso.
-Pues que no quiero que lo conozca, ni que se entere de que es nuestro hijo, y me vale si dices que no es ella-Emma estaba muy molesta ahora también.
-Está bien, no te preocupes ya veremos-exclamó Jeremy como restándole importancia.
-Señorita Gonzales, acompáñeme por favor.
Salte un poco.
La secretaria me había asustado y estaba segura de que se había dado cuenta de que estaba husmeando, pero no dijo nada al respecto.
Lo cual agradecí, no estaba muy segura de cómo reaccionar.
No es que pensaba que todo me iba a salir de maravilla, pero no conté con Emma.
Recuerdo que era algo tonta, por así decirlo.
La había visto llegar a la casa, cuando mi madre pensaba que dormía. Me senté en las escaleras y la vi. Una mujer materialista, eso es lo que era y sigue siendo por supuesto.
Jackson.
No podían ser la misma persona, aunque pensándolo bien, tiene un aire de Jeremy, pero no sería posible... ¿o sí?
Porque si eran la misma persona, podría sacar gran provecho de todo esto. Ya lo creo que sí.
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¿Amor o venganza?
RomansaLucy tuvo que presenciar la muerte de su madre a muy corta edad por culpa de su padrastro Jeremy quien aparte de asesinarla, envió a Lucy a un manicomio. Al ser una adolescente ya, Lucy sale de ese lugar jurando vengarse de su padrastro por todo lo...