capitulo 11

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Sacudí mi cabeza, porque de la nada su sonrisa lleno mi mente. 

Y es que él era lindo y jodidamente sexy. 

No podía gustarme. 

No podía gustarme.

A la mierda, eso no sería un obstáculo, no tiene nada que ver, además, toda una vida encerrada tiene sus desventajas, como que no había besado jamás a un chico y que obviamente aún era virgen.

Había leído unos cuantos libros sobre eso, pero los libros eran una cosa y la realidad era otra. 

Además, podría sacar provecho de esto, si es que él era hijo de ese bastardo. 

Seguí a la secretaria y me dio un itinerario.

Empezaría desde mañana. 

Tome la carpeta y me dirigí a la salida de la empresa. Hoy no tenía muchas ganas de recorrer toda la empresa, ya lo haría mañana. 

Recordé el parque que había visto ayer y camine hacia la derecha.

Aunque la verdad es que no recordaba muy bien donde estaba. Creo que estaba lejos de la empresa, pero quería caminar así que me encogí de hombros y seguí.

Lo único que veía eran edificios y edificios. Vehículos y gente apurada. Ningún parque a la vista. 

Genial.

Ahora, ¿dónde demonios estaba yo ahora?

Mire hacia ambas direcciones, parada en la acera, pero no estaba segura de cómo había llegado a parar ahí.

Suspire.

-te dije que te encontraría-Me susurraron cerca de mi cuello. Di un salto. 

-Tome mi cartera y me di la vuelta dispuesta a atacar.

Pero me congelé al encontrarme con unos ojos divertidos y una sonrisa sexy.

Jackson.

Que pequeño es el mundo. 

Lo observé con más atención, solo llevaba una camiseta negra, que le ceñía el cuerpo y unos jeans, y estaba endiabladamente sexy.

Me puse nerviosa.

¿Porque diablos estaba nerviosa?

Me quede observándolo sin decir una palabra.

Hasta que alzó las cejas como diciendo "Y bien"

Oh. 

Estaba en posición de ataque. Agarrando mi cartera tan fuerte que mis nudillos estaban blancos.

Afloje el agarre y solté mi cartera, dejándola caer a un costado de mi cuerpo.

Rio. Observando todos mis movimientos. Oh Dios su risa, fue como campanas celestiales.

Sacudí mi cabeza.

-Oh, siento asustarte -Alzó una ceja y me hablo a modo pregunta, pero con un toque irónico en su voz.

-Pues, más vale que lo pienses la segunda vez, por si no quieres salir lastimado-exclamé con una sonrisa irónica. 

Soltó una carcajada.

-Pues -repitió con el mismo tono que use yo- Pareces perdida, y pensé...soy un buen ciudadano, porque no la ayudamos- Movió sus pestañas rápidamente, y quiso parecer tierno, y maldita la hora en la que le salió.

-Estaba admirando la ciudad, nada más-porque estaba tan nerviosa.

-No mientas, estas perdida, ¿a dónde quieres ir?-Esta vez su sonrisa fue sincera y verdadera.

-A un parque-Pregunte tímidamente ladeando la cabeza.

Me miro desconcertado. 

¿Que había dicho?

Que tenían de malo los parques.

Sacudí mi mano frente a su rostro, porque se había quedado en blanco.

Se aclaró la garganta, mientras sacudía la cabeza y pestañeo varias veces, como para alejar un pensamiento.

-¿No te gustan los parques?-pregunte decepcionada. Yo amaba los parques, quizás porque toda mi vida me los privaron. 

-No, no es eso es...quieres ir a uno ahora-pregunto aun con algo distraído por sus pensamientos.

-estas bien

-Sí, si-me sonrió, esta vez verdaderamente. 

-Discúlpame, es que tú, tú…-Suspiro-Vamos, hay uno cerca.

Coloco su mano en mi espalda y sentí una descarga eléctrica. Parece que el también la sintió porque me miró frunciendo el ceño, aunque no quito la mano. Se limitó a mirar al cielo, ya que pequeñas gotas de agua habían empezado a caer. Se quitó la chaqueta y me la puso en los hombros.

-hace frio-me sonrió un poco.

Aun había algo que le molestaba, y estaba empezando a molestarme también a mí.

Me pare en seco.

-me vas a decir que es lo que pasa, o me voy sola al parque.

Me miro desconcertado por segunda vez.

-¡QUE PASA!- grite.

De la nada lo tenía en frente a mí, a centímetros de mi rostro, mirando directamente a mis ojos. Lo mire tratando de entender que era lo que pasaba. Sus ojos estaban vacíos, huecos. 

En un acto impulsivo coloque mi mano en su mejilla. Sus ojos se suavizaron un poco y giro su cabeza hacia mi mano. Ahora me miraba con algo de admiración y...eso era ¿desesperación? ¿Pero desesperación de qué?

Cerró sus ojos disfrutando de mi caricia y soltó un leve suspiro tembloroso.

Dios, que era lo que pasaba.

-te eh esperado tanto tiempo- susurro aun si abrir los ojos. Había sufrimiento en su voz, y hubiera dado todo lo que poseía y lo que no, para desaparecer su dolor. 

Pero no sabía que decir. Que se supone que respondes cuando alguien te dice de la nada que te esperaba. En los libros, ella sonreía y le decía que ya no tenía que esperar, pero ¿y en la realidad? que se supone que digo. 

Me limite a colocar mi otra mano en su mejilla. Así, tenía su rostro en mis manos y el seguía sin abrir los ojos. Simplemente coloco su frente en la mía. Y aspiro, como queriendo guardar mi esencia. 

Estábamos en medio de la acera, las personas pasaban, algunas moletas, otras sonreían. Pero ya no me importaba. 

Carlos me advirtió, es decir, él me dijo que cambiaría algo, pero...yo no sentía nada por él. Porque iba a hacerlo si tan solo lo conocía de unas horas.

Lentamente empezó a abrir los ojos. Primero los poso en los míos y después en mis labios.

Oh no, oh no, oh no.

De repente se dio cuenta de lo que iba a hacer y se separó algo confundido.

-te llevare al parque, es muy bonito y podrás dibujar-Volvió a su sonrisa coqueta.

¡Cómo iba  a aguantar sus cambios de humor!

Lo seguí en silencio, no había dicho nada en medio de su confesión, pero a él no pareció importarle, o si lo hizo, no lo demostró.

¿Amor o venganza?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora