Una mafiosa italiana quien aparenta tener una vida normal, cambía radicalmente cuando recibe una inesperada noticia que la hace viajar dejando su vida llena de tranquilidad en el olvido, encontrando en el camino viejos y nuevos enemigos a quienes no...
El olor a tierra mojada en los días lluviosos, era de las cosas mas relajantes que podían existir según Regina.
Un buen libro, su té de jazmín, la lluvia de fondo y aquel cómodo sofá cerca de la ventana donde tenia un gran panorama sobre la sala de su casa, parecían ser el conjunto perfecto para tener uno de los días mas tranquilos y cómodos en su agitada vida.
Un suspiro relajado salio de sus labios cuando le dio un sorbo a su taza y después no pudo evitar soltar una risilla al ver como Susan forma un puchero cuando aquel gato blanquito que habían adoptado hace poco, se alejaba de ella con algo de miedo pero la niña seguía insistiendo en darle cariño a este.
Días como estos en donde la paz abundaba mantenían cuerda a Regina, quien vivía ahogada de trabajo ilegal.
Pero había algo que a pesar del día tranquilo que llevaba la mantenía preocupada, y pensaba ¿Cuando es que volvería el idiota que dijo que solo se iría 6 meses y terminaron convirtiéndose en 2 años?.
Pues que se vaya al diablo, nada podía arruinar su día... o tal vez si.
El telefono de la casa sonó con insistencia asustando al pequeño gato quien en un intento de huir derramo el cereal de Susan al saltar sobre la mesa. Regina dejo su taza en la pequeña mesita que tenia a su izquierda y fue corriendo a alzar en brazos a la niña para evitar que se cortaran con los pedazos de porcelana.
Regina observo el desastre y suspiro. Harta de que el telefono sonara lo tomo y lo dejo sobre la mesa, puso el altavoz mientras dejaba a la pequeña y al gatito en el sofá para después se apresurarse a recoger. —"¿Diga?"
—Mi señora? Me alegro mucho de que contestara.
—Lucca? Hola, ¿Sucede algo?.—
A Regina le pareció extraño que llamara.
—Mamí, ¿Quieres que te ayude a limpiar?
—Vincenzo esta inconsciente en un Hospital de Corea.
—Espera ¿Que?, no te escuche puedes repetirlo.
—Perdi en contacto con Vincenzo hace unos dias, e intente buscarlo y me entere que esta inconciente en un hospital de Corea.
Aquel anuncio fue el inicio de un viaje que lo significaria todo.
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